jueves, 14 de julio de 2011

Torneos malos

A colacion de lo planteado en un articulo reciente, el futbol que se juega en Argentina dista en general de ser brillante (y el descenso de River atestigua como es afectado el fútbol por el virus argentino de la desidia, la corrupcion y la inoperancia, en el caso de los Millonarios, tan grandes como para hundir durante tres temporadas consecutivas a un club con ingresos televisivos altisimos, ventas de jugadores con pocos partidos en altos precios gracias a la vidriera mediatica y, en definitiva, una capacidad infernal para generar platita), pero eso no signfica que se trate del futbol mediocre que algunos pintan: ya la paridad le otorga interes, un interes que la Liga de las Estrellas no tiene (como tampoco buen juego en general o creatividad desde la direccion tecnica). El juego, es cierto, suele ser muy irregular en Argentina, lo cual marca la falta de plan de muchos equipos. Sin embargo, la tendencia a ningunear la liga local va sin dudas de la mano del detrimento vivido por los equipos capitalinos: cuando ellos ganaban, se epopiyazaban aquellos torneos y se elevaba a sus jugadores a la categoria de heroes. Ahora, el flamante campeon pierde la tapa del diario ante la retirada de un jugador (gigante, titanico, pero de todos modos un acontecimiento mas anecdotico que otra cosa).

Un torneo malo no es entonces un torneo en el que los equipos inflados desde los medios y sus jugadores tambien inflados no cumplen con los pronosticos y juegan mal, algo que sucede muy a menudo ultimamente: las plantillas, de la mano de la economia, de los clubes capitalinos han empeorado notablemente, y aunque se pretenda convertir a jugadores mediopelos en cracks emblematicos, es dificil creerse la mentira si uno mira los partidos (a contramano, los clubes chicos han pulido estrategias y mañas para cuidar la cantera, reforzarse bien y dar pelea). Un torneo malo, decíamos, es aquel en que no solo los equipos “grandes” decepcionan, sino que nadie surge con conviccion para ocupar ese espacio. No es el caso del torneo argentino (en general, porque han habido torneos malos en los últimos años), donde desplazados los capitalinos aparecieron Estudiantes y Velez, y tambien Lanus, Godoy Cruz, Argentinos y Banfield, siempre sumando buenos puntos y metiendose en las copas hace rato ya.

Si nos guiamos por la cobertura de los diarios, sí pareciera ser el caso de esta Copa America, donde terminada la primera fase se caen los candidatos y no se vislumbra quien puede llegar a ser campeon. Pero hemos visto alguna cosita interesante de Colombia y Chile (más ráfagas picantes que otra cosa), un Venezuela ordenadito y paciente y con mucha garra, un Perú serio… y después, es cierto, todo ha sido puro empate de bajo voltaje (salvando el tremendo match entre Venezuela y Paraguay), con pocos tiros al arco por partido: los equipos chicos se ordenan, la pelean y se animan, desde las pelotas paradas, el contraataque o alguna jugada de su solitaria figura, mientras los grandes Argentina y Brasil se rascan la cabeza, aún en deuda, pensando que cómo, si antes alcanzaba con las individualidades y la chapa.

Entonces, la unica esperanza que resta para la organización y los diarios, que no es en absoluto fanática de que Venezuela haya llegado a cuartos, por ejemplo, es la explosion en la segunda ronda de alguna figurita para poner en la tapa de los diarios: lo colectivo se resuelve con laburo y se labura con tiempo, que ninguna selección tiene a esta altura. Todo indica que se vera mas de lo mismo: partidos sin ritmo, varios goles productos de errores, del azar o del aprovechamiento de alguna leve primaverita que te de el tramite del encuentro y un campeon que no deslumbrara por su vértigo y sí por su solidez, por su sabiduria, por su seriedad y, claro, por ser el que mejor aproveche las minimas chances que tenga en estos tres partidos que le quedan (o en su defecto al que se le despierte alguna estrellita y le solucione con magias parciales un par de partidos). No es una gran copa, en absoluto, pero es saludable el despertar rebelde de los equipos chicos, evidencia del crecimiento que el sudor y la inteligencia permiten: no todo es genética, no todo es talento, ni mucho menos. De paso, vuelve a poner sobre el tapete los problemas del exilio temprano de los jugadores (no se genera compromiso, identidad en comun y mucho menos un patron de juego desde las ligas), la desidia y la soberbia de los grandes de America. Ante este panorama, es de suma importancia resaltar la necesidad de parte de Argentina (así gane la Copa, lo cual parece dificilísimo si uno no cae en la sugestión por tres goles a un equipo semiamateur) de volver a la humildad y al laburo, a las metas cortas y a los proyectos largos, si no se pretende que el nivel argentino, pero siendo Argentina, junto a Brasil y Uruguay, los países de mayor potencial en el continente, también el nivel americano, siga en este espiral de mediocridad que lo aleja cada vez mas de podios mundialistas y protagonismo serio. Mientras tanto Europa, dueño de ocho de los nueve lugares en los podios de los mundiales de esta decada, sigue nacionalizando, expatriando y colonizando el futbol con inteligencia y con petrodolares.

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