lunes, 23 de enero de 2012

Un arquero con huevos


Pueden los arqueros tener huevo? Parados allí en la línea, intentando detener lo inevitable, su labor de bombero lo convierte casi siempre en un jugador capaz de soportar la presión como pocos. A veces, incluso, ese juego al límite lo lleva a la locura: es notoria la cantidad de arqueros que se pasan de vivos, un método para soportar los gajes del oficio sin dudas.

Pero como no pueden barrerse, correr setenta metros a un tipo, trabar con la cabeza, inevitablemente quedan fuera de la lista de los jugadores adorados por la hinchada. Olvidados han quedado arqueros con grandes personalidad, arqueros campeones, de esos que llegan y cierran el arco, de esos que se agrandan en las finales, que atajan las tres pelotas que le tiran en la final, aunque una vaya al ángulo.

Pero cuántos de éstos arqueros han atajado penales en clásicos, y sus respectivos remates-fusilamiento? Y por Copa Libertadores? Cuántos han brillado en la mística Copa como si jugaran en el patio de su casa, cerrando el arco durante toda una competición en los partidos de local, atajando bochas imposibles y arengando hacia la victoria? Cuántos se han parado frente a frente ante los más pequeños y los más grandes, casi con arrogancia, para luego poner el cuerpo detrás de las palabras altaneras?

Andújar, señores. Un arquero con huevos. Un arquero capaz de cambiarle la cara al equipo entero. Y Pincha hasta las pelotas. Inolvidables tus duelos con los vecinos. Inolvidables tus actuaciones por la Copa. Naciste místico. Bienvenido a tu casa.

martes, 17 de enero de 2012

Flores para Don Osvaldo

Para SolosContraTodos.com.ar

Entran los jugadores a la cancha, con flores en la mano. Las entregan al público para hacer las paces con la opinión sostenida por todos: aquel equipo juega sucio y feo. Ellos llevan flores, como un signo de paz y también como un modo de reírse de todo ese circo montado por los medios para tirarle la gente en contra a un equipo chico que amenazaba seriamente a los poderosos de siempre.

La cancha no es Old Trafford, el equipo no es Estudiantes. Es Atlanta, el Atlanta de las flores, dirigido por un joven Osvaldo Zubeldía. Ya por entonces, por los albores de la década del 60, mientras Don Osvaldo conducía al equipo bohemio a su mejor campaña, tenía que soportar las puteadas de los ignorantes y los negadores. Algunos, con intereses escondidos, otros sencillamente repitiendo la sarta de pavadas que se han convertido en un discurso muy agradable al oído pero puro chamuyo en la cancha. “Trabajar, trabajar, trabajar”, repetía en todos lados el juninense, y en aquellos días de preparación física nula, de preparación táctica inexistente y de entrenamientos muy livianitos, lo que proponía el Zorro era para muchos matar al fútbol, robotizarlo. Los mismos que sostenían y sostienen esas absurdas ideas aún hoy, los mismos que defienden ese fútbol del pasado mágico, el fútbol de la improvisación donde el equipo con mejores individualidades gana y donde todo está librado al azar, ellos, que defienden ese fútbol individualista, de gestos y no de cohesión, se enrojecen las manos aplaudiendo al Barcelona de Guardiola hoy. Lo hacen convenientemente propio, exitistas ellos, olvidando de donde proviene el circular constante de la pelota y de los jugadores, la ausencia de un nueve de área, el adelantamiento de la defensa: el gen del Barcelona es el del fútbol holandés, del fútbol total, que llegó a través de Cruyff, quien lo mamó de Rinus Michels en el Mundial 74. ¿Sabe usted lo que dijo Michels? Que el fútbol total lo inventó un tal Osvaldo Zubeldía en Estudiantes de La Plata.

Pero aquel equipo fue recordado no por su revolución sino por los arrebatos violentos que le endilgaban, haciendo la vista gorda cuando los pisotones y las piñas ocurrían en Capital o en Avellaneda. Aquel equipo cambió un fútbol improvisado para siempre, acercó las brechas en un fútbol dominado por la billetera de los grandes, que compraba promesas y arreglaba partidos. Se la bancó contra todo lo que le dijeran, y se consagró en la mismísima Inglaterra. Y nada, che. Siguen hasta hoy diciendo que aquel equipo era una manga de sucios que ganaron con técnicas desleales. Mientras tanto, aplican lo inventado por el Vasco: tiran el offside, preparan los tiros libres, marcan a presión…

Han pasado ya 30 años desde que murió quien cambió la historia del fútbol. Pasó su vida intentando que lo escuchen, que lo entiendan, que no simplifiquen su mensaje en consignas cesgadas por el interés económico que siempre ha dominado el deporte profesional. Pasó la vida entregando flores a los demás, con esa decencia tan suya, con esa humildad de los grandes, escuchando todas las posiciones, pensando, siempre. Ya va siendo hora de que sea Don Osvaldo quien recibe las flores, las que merece su memoria, las que honren su legado. Flores que serán rojas y blancas, pero también amarillas y azules, blaugranas, flores que llegarán también desde Colombia. Porque donde fue, dejó una huella, fundó una escuela. Una escuela no de violencia sino de trabajo, de honestidad intelectual, de decencia. Una escuela contra los pillos que poetizan su vida parásita. Una escuela contracultural, revolucionaria, mucho más rupturalista que el fútbol lírico que pregonan los pobres engañados y que permite el triunfo de los ricos. Una escuela donde se enseña que la gloria florece regada por el sudor del trabajo y la inteligencia.

sábado, 14 de enero de 2012

Boca no hace trampa: cambia las reglas

Santiago Silva ya está en Boca. No podrá jugar el torneo local, pero hay que bancarse que los tipos traigan un tipo por afuera de la reglamentación y que, lejos de ser penalizados o inhabilitado el jugador, se modifiquen las reglas del juego. Son varios los equipos que han sufrido la reglamentación por las incorporaciones, entre ellas Estudiantes de cara a Abu Dhabi, cuando no pudo contar con José Sosa por decisión de FIFA, cuando el jugador llegó meses antes de la competición con todo en regla. El pase de Silva, en cambio, fue un complejo ir y venir con varios participantes perjudicados (puntualmente Vélez, que se bajó de las negociaciones por el mismo inconveniente que Boca pudo destrabar).

Boca opera como un matón. Te llama al jugador por teléfono antes de hablar con vos, le llena la cabeza con promesas, te lo pone en rebeldía y lo tenés que dejar ir porque sino se enchincha. Todos los mercados de pases ocurre lo mismo, y ya desde este espacio habíamos repasado esa situación de absoluto abuso de poder. Esto, sin embargo, es un extremo nunca visto que pone en dimensión lo que es el poder que Boca ostenta a nivel mundial. FIFA no permitía que un jugador participe en tres equipos en una sola temporada, pero decidió cambiar la regla tras el lobby del Xeneize y no le importó quedar en offside. Tampoco, los perjudicados por esta legislación nueva.

Vale decir que es de hecho una legislación bastante saludable, más allá del provecho que le puedan sacar los baldoseros de nuestro fútbol, para evitar los famosos “cuelgues” de un mes tan comunes cuando se hace una venta y el jugador no consigue adaptarse a su nuevo destino. También sucede a menudo con las compras caprichosas de los nuevos barones del fútbol, que adquieren jugadores sin concimientos de su potencial, por un par de DVDs o un par de titulares de los diarios, y a la llegada el DT del equipo se encuentra con que el jugador es medio croto. Pasa. Y los jugadores desperdician seis meses de su corta carrera.

Pero que la ley sea buena no implica que el cambio se tenga que dar de esta manera, por pedido expreso de un club. Si FIFA se hubiera reunido y hubiese decidido cambiar la legislación antes del mercado de pases, hubiera sido justo. Así solo demuestra que, mientras uno tenga peso en AFA, FIFA o lo que sea, puede meter presión y las reglas se distorsionarán acorde a sus deseos.