martes, 20 de diciembre de 2011

Pensar y después correr: se agiganta la leyenda de Abu Dhabi

Iban 0-0 y ya parecía partido liquidado. ¿Qué quiso hacer el Santos? Aparentemente, como siempre acorde a la idiosincrasia del país carioca, la intención fue jugar con las fortalezas propias y no escondiendo las debilidades ni buscando dificultades ajenas. El equipo de Neymar (porque en definitiva no pasaron de ser ese título para el marketing y para el juego, y poco más) se paró, presuntamente, de contra. Aspiró a complicarle la vida a los centrales culés con el picante del joven Neymar y Borges. No hubo demasiado del equipo lujoso y avasallante de la Libertadores, un buen campeón que en realidad tampoco jugó tan bien y gozó un poco de la suerte en los cruces.
El plan de contra era lógico, y para los analistas era el punto donde se podría abrir una grieta en la casi segura victoria del Barcelona, no porque el Santos no fuera con su chapa, sino porque el equipo de Guardiola es sencillamente intratable, sobre todo en finales. El problema del plan residió en que el equipo blanco jamás planificó como recuperar la pelota: sin jugadores de marca naturales, hizo sombra al toqueteo culé que parece siempre inofensivo y termina siendo siempre vertical, profundo y vertiginoso en los metros finales, que es donde cuenta. Basicamente, el Santos dejó jugar al equipo que mejor juega. Nunca lo molestó, nunca lo presionó, esperó su contra mágica y nunca la tuvo. Iban 20 y, ahora sí, el pleito ya estaba liquidado también en el resultado: 2-0 con dos goles producto coherente de los caminos al gol intentados hasta el momento. Los tantos no fueron raptos de inspiración individual sino meras demostraciones, como dijo Neymar (de gran humildad antes y también en la derrota), de cómo se juega a la pelota.

Es terrible, es aburrido, pero es así. El fin del fútbol llegó. Una final intercontinental termina con un resultado tan claro como en casi todas las competiciones que jugáron los muchachos de La Masía. Recientemente analizamos el error de Mou al haber cambiado al gran Inter de los marginados por este Real marquetinero. Pero a la luz de lo que pasó hoy, también se hacen enormes sus méritos: es el único que ha sabido jugarle al Barsa, con el Real y también, claro, con el Inter. El único, salvo por la bandita querida del Pelado, Pachorra, el Chapu y los demás.

¡Qué grandeza esos pibes, por favor! Tuvieron de rodillas al gigante de la historia del fútbol, y si bien algunos disconformes insisten en algunos errores puntuales que impidieron alcanzar la victoria, ni siquiera vale la pena entrar en ellos. El panorama grande se hace más claro cada vez que pasa el tiempo: el planteo y su ejecución fueron perfectos.

La perfección no se alcanza juntando once, o teniendo un as, como han demostrado Barcelona y Santos. Sabella pensó obsesivamente el modo en que un plantel como el de Estudiantes podía vencer a los reyes del mundo del fútbol. En su febril maquinación se dio cuenta de que en voluntad, Estudiantes no podía perder. Se jugó un pleno. Preparó durante todo el Apertura 2009 al equipo para defenderse sin pelota, arrinconado. Estudiantes hacía la diferencia con un par de goles tempraneros y luego se dedicaba a pararse a metros del arco. Cuando aquello ocurría, arreciaban las críticas de propios y extraños, que todavía (y en su mayoría, nunca) no entendían el sentido. La alquimia sabelliana creó un equipo inexpugnable en las peores condiciones. Fantaseaba incluso con que aquel escenario se diera solamente durante pasajes del juego, fantaseaba con quitarle durante algunos momentos la pelota al Barcelona. El equipo sacrificó aquel torneo de cara a la cita más importante del club en 4 décadas.

Y llegó a Abu Dhabi y borró al Barcelona durante el primer tiempo. Fue el primero en ejectuar la famosa presión alta de Mourinho, asfixiando el natural fluir del juego barcelonés. El equipo culé no pateó al arco. Estudiantes tuvo una y no la desaprovechó. Salió al segundo tiempo sabiendo que tenía que ejecutar el plan ensayado, sabiendo que contra estas bestias no había lugar para el error. Arrinconado y todo, nunca pudo el Barcelona crearle esas situaciones claras de gol a partir de paredes, tacos y desmarques. Llegó, claro, pero a los fulbazos, indignos para muchos. Mandó a Piqué de 9. No encontró nunca el camino. Empató porque el destino así lo quiso: una salida desatinada de Cellay, una peinada deficiente de Verón y una defensa que quedó descolocada, saliendo. Albil fue algo timorato y Pedro consiguió el empate. El resto fue puro coraje para un equipo que había quemado sus piernas, y dispuso de una chance final para empatar el cotejo, que se fue apenas ancha.

Justo estamos en una época donde sale una película con Brad Pitt donde se cuenta la hazaña de un equipo que ni siquiera accedió a la “final del mundo” o World Series (el mundo es a su egocéntrico entender su país, y la final del mundo enfrenta al ganador de la Liga Americana con el ganador de la Liga Nacional), sino que perdió en la final de su liga, y es una historia que merece ser contada porque el presupuesto del equipo de Pitt (los Oakland Athletics) era el más bajo, por lejos, de la liga, ¿qué película merece la bravuconada de Abu Dhabi? Estudiantes le hizo frente a los mejores del mundo, un plantel ultramillonario, con un equipo que no vale ni la mitad del pase de Messi. Jugó con Enzo Pérez arriba, porque no tenía delanteros, e ingresó Marcos Rojo porque el banco no tenía profundidad. Y esos pibes se le pararon adelante como ninguno pudo nunca después, y lo tuvo a 120 segundos de la debacle total, a puro coraje y también a pura sesera: “hay que pensar primero, y correr después”, explica Profesor Pachorra a sus dirigidos en la arenga previa, mientras el Flaco Alayes afirmaba que, de ninguna manera, podían los muchachos del Barcelona querer aquel título, tener más hambre que la banda albirroja.

Fue aquel un momento de tristeza infinita. Pero cada vez que uno ve jugar al Barcelona, dominar a gusto rivales de enorme jerarquía y planteles millonarios, pasearse por la cancha con una tranquilidad pasmosa, no puede dejar de golpearse el pecho, orgulloso, y recordar los durísimos aprietos en que se puso al superpoderoso combinado de amigos de La Masía. Aquel partido fue Estudiantes puro: fue ese Estudiantes, corajudo y pensante, el que rompió todos los pronósticos allá en octubre del 68, en Inglaterra. Ese legado fue honrado por los Leones de Abu Dhabi, y ojalá, a medida que pase el tiempo, no se lo recuerde como una derrota sino como una enseñanza, y sirva también de legado para que honren las nuevas generaciones pincharratas.

sábado, 17 de diciembre de 2011

El secreto de Havelange

Por Ezequiel Fernández Moores

João Havelange salió airoso del hotel Hilton, de Buenos Aires. Sobrevivió primero al Comité Ejecutivo de la FIFA, que durante seis horas de pura tensión interrogó al presidente Joseph Blatter por la quiebra de ISL. La Asamblea del día siguiente, 7 de julio de 2001, fue un paseo. Con Europa en minoría, el micrófono fue acaparado por los presidentes de las Federaciones de Rumania, Haití, Jamaica, Libia, México, Cuba, Perú, Sudán, Congo y Bulgaria. Blatter recibió una alabanza tras otra. Apenas se levantó la maratónica sesión, los delegados corrieron al baño. A sus 85 años, el más anciano de todos, caminaba tranquilo por el salón. Havelange había cedido el trono de la FIFA a Blatter en 1998, después de 24 años. Pero caminaba con el mismo aire "intimidatorio" de siempre, que lo hacía "devastador en el cara a cara", como lo describió una vez el dirigente escocés David Will. Aproveché para preguntarle si no sentía responsabilidad por la quiebra de ISL, una creación suya y de Horst Dassler, el fundador de Adidas. "Recibí la FIFA en 1974 con 20 dólares en la tesorería y la dejé con 4000 millones. Allí están los contratos de TV y marketing que ahora vuelven a la FIFA", me respondió. Observó que a su lado todos seguían buscando desesperados el baño. "Mi próstata -le dijo en voz baja a Julio Grondona, que estaba a su lado- funciona como si tuviera 20 años".

Una hora después, Blatter ofreció una conferencia de prensa caliente, que incluyó nuevas preguntas sobre ISL, el brazo comercial de la FIFA. Había rumores de supuestos pagos en cuentas secretas y de que Blatter, presionado por el Comité Ejecutivo, entregaría algunos nombres. Havelange saltó de su asiento cuando Blatter entró en el salón. Lo sorprendió con un beso y se sentó en la primera fila. Volvió a aguantar hasta el final. Hasta que escuchó la última respuesta de Blatter y se aseguró de que todo seguiría igual. Comprendí que su próstata adolescente permitía a Havelange cuidar un secreto aún más importante. Es el mismo secreto que la FIFA volverá a cuidar cuando el Comité Ejecutivo se reúna este sábado en Japón. Blatter había prometido hace unas semanas que esta vez sí daría los nombres. Lamentablemente, dice ahora, los tribunales suizos no lo autorizan a exhibir el acuerdo extrajudicial de 2010 que permitió el archivo del expediente ISL. En pleno Mundial de Sudáfrica, la FIFA, según el periodista Andrew Jennings, pagó 4,9 millones de dólares al tribunal suizo. En 2004, Peter Nobel, ex abogado de Blatter, había pagado otros 3 millones. El pago, una devolución de coimas al síndico de la quiebra, cerró la causa sin que trascendieran oficialmente los nombres de los supuestos implicados. Jennings los conoce desde que en 2006 publicó su ya célebre libro Tarjeta Roja . Todo comenzó, dice allí Jennings, a las 7 de la mañana de un día de invierno de 1998, cuando llegó a una oficina equivocada de la FIFA un sobre de ISL con un cheque de un millón de francos suizos. Blatter, entonces secretario general de la FIFA, ordenó al director de Finanzas, Erwin Schmid, que el cheque debía ser entregado a su destinatario real: el presidente João Havelange.

Blatter, que también incumplió en estos días un acuerdo anticorrupción que había establecido con Trasparencia Internacional (TI), quedó expuesto por la postura diversa que adoptó el Comité Olímpico Internacional (COI). Más duro desde que en 2001 el belga Jacques Rogge reemplazó al español Juan Antonio Samaranch, la Comisión Ética del COI apercibió la semana pasada a dos de sus miembros. La sanción para el camerunés Issa Hayatou (integrante también del Comité Ejecutivo de la FIFA) y el senegalés Lamine Diack no fue mayor porque no eran miembros del COI cuando aceptaron el dinero de ISL. Sí lo era el tercer investigado: Havelange, dirigente decano del movimiento olímpico, negoció su renuncia por razones de salud a cambio del silencio. Nadador en los Juegos de Berlín '36, el joven João de 20 años se declaró maravillado por la organización nazi, la Filarmónica de Berlín y el descuento del 75 por ciento en el precio del boleto que le permitió conocer 25 ciudades de Alemania. En los Juegos de Melbourne 56 ganó medalla de bronce con la selección brasileña de waterpolo. Siete años después, en 1963, entró al COI como dirigente. En 1980, ya poderoso presidente de la FIFA, cocinó en su habitación del hotel Moskwa, junto con Dassler, la designación de Samaranch como nuevo patrón olímpico. En 1998, tras aspirar sin éxito al Premio Nobel de la Paz, impuso a su delfín Blatter en la FIFA. Al año siguiente, el COI lo distinguió como uno de los tres mayores "Dirigentes del Siglo", junto con Samaranch y el barón de Coubertin. En 2009 conmovió a muchos cuando pidió la sede olímpica para Río 2016 y dijo que esperaba a todos para celebrar juntos ese año sus 100 años de vida. Jamás se imaginó que el mundo se le vendría abajo a los 95. Que en diciembre de 2011, como escribió Juca Kfouri, debería "entregar los anillos olímpicos para no perder los dedos".

Ultimo patrón de la pelota (Blatter es apenas un empleado, Dassler pagó sus primeros sueldos en la FIFA), Havelange siempre supo que el deporte abría puertas para los negocios y la política. Los contactos que hizo cuando nadaba en el club de élite Esperia le permitieron abrir en 1947 su primer gran negocio, una empresa de trasportes de nombre profético: Cometa. En su primer Mundial como presidente de la FIFA, Havelange fue condecorado por el dictador Jorge Videla. Argentina 78 fue también el debut de la sociedad comercial con Dassler, que creció con los patrocinios de Adidas, Coca-Cola y McDonald's e hizo nacer a ISL, luego afortunada dueña de los derechos de televisación de los Mundiales. Havelange designó vicepresidente FIFA al almirante Carlos Lacoste. Llegó a declarar ante un juez que él le había prestado 90.000 dólares cuando la justicia argentina, ya en democracia, abrió una causa porque el patrimonio de Lacoste se había incrementado en un 500 por ciento. Dijo que el Mundial había permitido a la Argentina mostrar su "verdadero rostro". Por lo bajo, pidió a Videla por Paulo Paranaguá, nieto de un ex presidente de Fluminense que había sido desaparecido por la dictadura. En la Copa de 1986, las cámaras de Televisa, la cadena de su amigo Guillermo Cañedo, no bloquearon a tiempo y un periodista alemán alcanzó a preguntarle por qué la FIFA había invitado a Lacoste a México. La conferencia terminó un minuto después.

La misma furia invadió a Havelange diez días atrás. "Déjenme en paz", respondió a un periodista que le preguntó por ISL. En sus tiempos de "Rey Sol", como lo apodó David Yallop en el libro "Cómo nos robaron el juego", Havelange ordenaba al periodista que se pusiera una corbata si quería entrevistarlo. En 1994, el periodista Roberto Pereira perdió su trabajo en Jornal da Tarde y sufrió amenazas. Finalmente, Playboy publicó su investigación sobre el reverenciado "doutor João". Procesos por fraude fiscal y lavado de dinero, denuncias de corrupción cuando comandó la Confederación Brasileña de Deportes (CBD) y ventas de armas de la fábrica que heredó de su padre belga a la dictadura boliviana del general Hugo Banzer y a la Sudáfrica del apartheid. La cara menos amable del dirigente que rompió el elitismo inglés y expandió el fútbol por los cinco continentes, como aún hoy se le reconoce. El diario O Globo, de la cadena de TV que siempre lo protegió, lo distinguió en marzo de 2010. Clubes, un estadio que lleva su nombre, políticos y otras organizaciones en Brasil seguían homenajeándolo hasta unos meses atrás. Hoy, pese a las protecciones de la FIFA, hasta su ex yerno, Ricardo Teixeira está en peligro. Presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) desde 1989 y del Comité Organizador (COL) del Mundial 2014, Teixeira también está acusado de haber devuelto dinero a la quiebra de ISL a cambio de silencio. En Privataria Tucana, libro reciente, Amaury Ribeiro Jr. muestra la ruta del dinero de las supuestas coimas que le adjudican a Teixeira. El mismo día que el COI anunció la renuncia de Havelange, el deporte brasileño lloró la muerte de Sócrates. Al ex crack le preguntaron una vez sobre los dirigentes de fútbol de su país. "Es repugnante -respondió el fundador de la Democracia Corinthiana- ser representado por esta gente".

viernes, 16 de diciembre de 2011

La descontrolada cajita feliz

Por Cristian Grosso

Nadie se imaginaba que ya estaba sellado otro escenario entre el fútbol y la TV. Menos, que la AFA y el Gobierno serían socios. Por entonces, a fines de julio de 2009, Julio Grondona, de visita en La Nacion, asumía un defecto suyo: "Fui demasiado bondadoso. He dado dinero, mejor dicho la AFA, y les dio la oportunidad de gastar más". Se refería a los clubes y sus economías desvencijadas, a los números dibujados en tantas tesorerías, a esas arcas desvalidas por algunos dirigentes sospechados o, sencillamente, incapaces. Grondona aceptaba que había subvencionado a malos administradores. Y describirse como alguien compasivo y caritativo no lo ponía a resguardo.

El nuevo vínculo televisivo que estalló prácticamente de un día para el otro hace algo más de dos años les inyectó a los clubes un caudaloso envión económico. Esos fabulosos nuevos fondos volvieron a ser regenteados por los mismos hombres que hasta entonces no habían evitado que sus finanzas arrastrasen $ 700 millones de pasivo. ¿Por qué había que creer en ellos entonces? Cumplieron los pronósticos, respetaron sus antecedentes de malos gestores: de acuerdo con los balance de la temporada 2009/10, los pasivos de las instituciones ya habían trepado hasta $ 1121 millones. Y a semanas de cerrar el actual ejercicio, las especulaciones filtran que la cifra rondará prácticamente el mismo volumen. O algo más.

Se acaba de certificar que otra partida de $ 225 millones del Gobierno llegarán al rescate? de buques ya hundidos. Si el contrato establece este incremento, al menos para honrarlo -y no burlarse en la cara de la sociedad en tiempos particularmente sensibles- todos tendrían que esmerarse por pulir los resortes de control. ¿Quién fiscalizará esta vez a los clubes, si Grondona y su generosidad ya aceptaron sus culpas? La AFA no tiene credibilidad, más allá de algunos mecanismos que se han anunciado -bajo el supuesto barniz de la inflexibilidad- como comprometerse a hacer cumplir las reglas que transparenten la utilización de la plata. "Habrá límites y sanciones, hasta la pérdida de la categoría. Será un tema de política no negociable", aseveran desde la AFA. Convendrá desconfiar de este soleado pronóstico meteorológico y salir con piloto.

¿Y el Gobierno? Por supuesto que debería colocarse al frente del destino y la utilización de este capital. Pero más allá de alguna declamación efectista, se desentiende porque tiene cautivo lo único que le importa: el colosal espacio propagandístico de la pantalla futbolística. Como se despreocupa de vigilar la ruta del dinero, es cómplice de los desmanejos posteriores. Parecerá cándido pensarlo, pero a alguien le tendría que pesar en su conciencia. Tal vez los clubes ahora vuelvan a sentirse aliviados frente a la renovada carretilla de dinero. Al menos algo de compromiso y un poco de vergüenza hablaría mejor de ellos.

Una decisión sensata

Para Solos Contra Todos


La continuidad de Azconzabal ha sido motivo de debate en los asaditos de fin de año que se multiplican por estos días. En realidad, son pocas las posturas firmes, a favor o en contra, en parte por la gran incógnita que representa el Vasco, con su corta carrera y su falta de credenciales. De allí se agarran quienes no compran esta notable mejoría (10 puntos en 4 fechas, equivalente a lo conseguido por Miguel Angel Russo en 14): el juninense, es cierto, no tiene trayectoria para dirigir a un equipo con aspiraciones.

Pero Estudiantes es conocido en esto de innovar con Dts: Simeone, pedido hoy a gritos por los detractores de la experimentación, tenía en su momento un puñado de partidos en el lomo. Sabella, ni siquiera. Incluso Bilardo y Zubeldía entrenaron sin mucho currículum y lo llevaron a lo más alto. Al argumento histórico se suma una especie de anti-argumento: si no es el Vasco, ¿quién? Por estas horas pareciera un hecho que Simeone continuará en Racing. Candidatos obvios, entonces, no hay ninguno. Y es entonces donde la decisión de Lombardi y su comisión comienza a verse absolutamente sensata, coherente con lo prodigado desde la plataforma política.

Por empezar, Estudiantes debe acomodarse a una nueva etapa más austera no sólo desde lo económico sino también, necesariamente, desde lo deportivo. Alejado del frente internacional, necesitará disminuir su plantel armado para la doble competencia y traer algún refuerzo nomás. Cuando las lesiones traigan dolores de cabeza, pareciera ser la sana prerrogativa de esta comisión que se eche mano a las inferiores. Y el Vasco ha dado muestras de conocer a los pibes, que en estos 4 partidos han tenido coherente espacio: acompañados por los experimentados, ganando minutos a medida que se los requiera. En este famoso campeonato económico que también es un rumbo institucional saludable, contratar a un técinco como Azconzabal tiene mucho más sentido que traer a un DT de cartel que cobre millonadas. En definitiva, el plan de los nombres rutilantes, quedó demostrado con el DT y los jugadores contratados este semestre, no garantizan nada. El rumbo institucional debe priorizarse y en este panorama austero, el hincha deberá comprender entonces que Estudiantes tendrá equipo para pelear, pero su agenda debe pasar por otro lado: comenzar una transición que sanee la economía y devuelva al Pincha a su sana costumbre de promover lo que se produce en casa. No hay manera de competir, económicamente, con los popes del fútbol argentino. Siempre fue otra la fortaleza de Estudiantes.

Y si el éxito deportivo es importante pero no la única prioridad, tiene entonces más sentido aún la continuidad del Vasco.Continuar con la política de grandes contrataciones que dejó la comisión anterior antes de su desbande no garantiza nada más que una despatrimonialización progresiva, de la cual debe escapar Estudiantes con urgencia. Pero claro que, más allá de que a Lombardi lo de Azconzabal le cierre por todos lados, el hincha duda. El juninense no tiene experiencia y hasta el hincha con los pies más aferrados a la tierra tiene la esperanza de pelear el campeonato que viene, con la Brujita de despedida, la convicción de sus compañeros y la aparente certeza de haber aprendido de los errores institucionales y deportivos. Entonces, el hincha duda. El Vasco es querido por todos, ¿pero cuánto tiene para aportar? ¿Es idóneo? Hoy es un verdadero misterio. A su favor, mientras tanto, Juan Manuel se sumó algunos porotitos que vale la pena apuntar: además de devolverle la confianza al plantel y entablar una relación mucho más cálida que la que aparentemente tenían los jugadores con Russo (algo que, cuando queman las papas, hace que los jugadores dejen más que lo que tienen), ha ordenado al equipo: desde lo defensivo primero, más allá de que la forma física de algunos jugadores les provoca seguir errando y de que aún queda mucho para trabajar en un aspecto muy devaluado en este año; y luego en la idea futbolística, desdibujada hasta el desvirtúe en las eras Berizzo-Russo. Azconzábal devolvió la sencillez al juego de Estudiantes, primero conformando un equipo base (entre Russo y Berizzo se habían alternado como titulares una infinidad de jugadores en una infinidad de roles) a partir de un sistema táctico claro (el de Sabella, que más allá de ser el que más cómodo le queda a la mayoría de los jugadores, algo que ellos habrán agradecido internamente, es también un esquema dinámico, con mucha versatilidad y muy equilibrado); luego a partir de un retorno a las bases del juego de Estudiantes en este ciclo: posesión, rotación, toque. Estudiantes, desde un par de consignas de emergencia y apresuradas, ya sabe a qué intenta jugar. En estos últimos encuentros, a veces salió y a veces no, pero ya no se vivió esa sensación de confusión y de consecuente falta de energía que fue protagonista en gran parte del año. Todo ello es mériro del Vasco. Ahora, si le alcanza para conducir a un equipo a la gloria, es cosa del futuro, del destino. El rumbo elegido es, al menos, beneficioso para la institución y plantea una continuidad en un ciclo que sufrió demasiadas interrupciones, y una coherencia en un rumbo institucional que sufrió demasiados vaivenes. Sin los resultados, una decisión acertada.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La Liga Argentina, mi propuesta para reformular a fondo el fútbol local

Por Juan Pablo Varsky

Era una locura la kermesse de 38. Ascender a 18 equipos de golpe sin considerar méritos deportivos descalificaba automáticamente ese proyecto. Sin embargo, por más torpe y oportunista que fuera la intención, el actual contexto del fútbol argentino obliga a una reformulación de sus campeonatos. La demanda no sólo apunta a formatos, calendarios, promedios y promociones, sino también a un necesario federalismo. Hace falta un torneo largo que consagre un solo campeón, el regreso al calendario febrero-diciembre y la eliminación de un sistema injusto para definir descensos. Fomentar el largo plazo, la paciencia y la identificación de los futbolistas con su camiseta. Estimular la tolerancia ante malos resultados. Reducir la histeria y la urgencia, ingredientes esenciales de la violencia. Pero vale la pena ampliar la mirada. ¿Tiene sentido un fútbol básicamente metropolitano, donde la concentración de equipos en una región muy reducida del país es insostenible por razones deportivas, económicas y de seguridad? Si hoy mismo dejara de regir la prohibición del público visitante en las categorías menores, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires tendría serias dificultades para prestar servicio en todos los partidos del ascenso. La Copa Argentina no alcanza para salir de este centralismo. Se juega a partido único y con sedes elegidas arbitrariamente. Vale como competición complementaria pero no resuelve el tema. Debe promoverse una reparación histórica y democrática.

Hoy, en primera división apenas 5 de 23 provincias están representadas (apenas 21,7 %). Si sumamos la B Nacional, llegamos a 10, menos de la mitad. La Argentina es el octavo país más grande del mundo. Si tomamos en cuenta la relación entre su extensión y su pasión futbolera, sólo puede compararse con Brasil, que ya cuenta con sus torneos estaduales y estudia ampliar la cantidad de equipos para su campeonato nacional. Nuestro país limita su campo de influencia a un área muy pequeña. El fútbol argentino debe mirarse en el espejo de Valentín Suárez. Este dirigente visionario creó a fines de los sesenta el viejo y querido torneo Nacional, que aportó al desarrollo de clubes y jugadores de todo el país. Por ejemplo, en la selección campeona mundial de 1978 estuvieron Kempes y Ardiles, formados en Instituto, el santiagueño Luis Galván, de Talleres, y Daniel Valencia, surgido en el Lobo jujeño. Todos aparecieron en el Nacional. Sin semejante iniciativa, quizá nunca habrían jugado no sólo en primera sino tampoco en la B, reservados para los clubes de Capital, Buenos Aires, Rosario y Santa Fe. Recién en 1981, a partir de la resolución 1309, los equipos cordobeses pudieron competir en el Metropolitano. Talleres había sido finalista del Nacional 77 y Racing de Córdoba en 1980. Sólo fueron aceptados después de sus notables méritos.

De no ser por la reforma de Suárez, cordobeses, tucumanos, salteños, correntinos, jamás hubiesen jugado por los puntos contra los grandes nacionales. También en esta época, descubrimos muchos efectos favorables. Con una auténtica impronta federal, los chicos tendrán la opción de quedarse en su lugar de origen o mudarse al equipo fuerte de su provincia. No verán alterada de manera tan brusca su infancia y no deberán tomar decisiones de adulto a los 14 años. Se moverá el transporte, la hotelería, el turismo interno, el consumo en todas sus expresiones. Los clubes estarán en condiciones de pedir mejores ingresos por indumentaria y patrocinios, respaldados en una mejor situación deportiva. Habrá más interés de las provincias en televisar desde sus propias señales los partidos de sus equipos. Hoy, Talleres de Córdoba, San Martín de Tucumán, Central Córdoba de Santiago del Estero y los salteños de Juventud Antoniana y Central Norte movilizan más gente que la mayoría de los equipos de primera. Defensores de Villa Ramallo, sensación del Argentino, tiene un sistema lumínico apto para encuentros de elite. Si bien es eliminatoria a partido único, la Copa Argentina demuestra que la paridad existe. Entre otros batacazos, Atlético Policial de Catamarca del Argentino B goleó a un alternativo Instituto, líder de la B Nacional. Dato: la Argentina ganó su primera Copa del Mundo en pleno auge de los nacionales y su segundo título a la salida del sistema. Desde que se instalaron los torneos cortos, no pasa de los cuartos de final.

El contexto estrictamente futbolístico también invita a la reestructuración. Se terminó la hegemonía de los grandes. Al igual que en la década del 80 con Argentinos, Ferro, Estudiantes, Central y Newells, si miramos las tablas acumuladas de los últimos años, Vélez, Lanús y Banfield podrían haber festejado un título de 38 fechas. También se redujo drásticamente la brecha entre la primera y la B Nacional. No sólo por el descenso de campeones como Ríver, Central, Huracán, Ferro, Quilmes y Chacarita, sino también por el muy bajo nivel de la máxima categoría, donde los resultados más repetidos son 1 a 0 y 0 a 0. Hoy, la oferta televisiva los presenta nivelados para abajo. Por primera vez en la historia de los torneos cortos, los cuatro equipos ascendidos desde la B Nacional superaron los 25 puntos en su primer torneo. Todos conservan su exitoso núcleo de futbolistas de la B Nacional.

Presentados estos argumentos, lanzamos desde aquí el proyecto de la Liga Argentina. Comenzaría en febrero de 2013, con 36 equipos. ¿Le parece demasiados? Además de los fundamentos ya expuestos, piense en el deporte como herramienta de desarrollo e integración. No se apure. Déjeme explicarlo. Quédese tranquilo: no habrá ascensos por decreto. Se respetará la búsqueda de la excelencia y regirá el mérito deportivo. Los 36 equipos estarán agrupados en dos zonas de 18, con sorteo televisado para despejar suspicacias. Sistema de todos contra todos a dos ruedas y con dos interzonales para los clásicos. El ganador de cada zona se clasifica para la final, que puede ser a doble partido o a único juego en cancha neutral. Los dos últimos de cada zona descienden de categoría sin promedios ni promociones. Los equipos directamente afiliados a la AFA bajan a la Primera Metropolitana; los indirectamente afiliados, a la Primera Nacional. Los torneos de ascenso tendrían el mismo formato y la misma estructura que la Liga. Ya nos referiremos a ese tema.

La denominación de los torneos no es antojadiza. Se adecua a las leyes del marketing y tiene otro impacto a la hora de vender el producto. Procura atenuar la susceptibilidad. No es lo mismo decir "se fue a la B" que "descendió a Primera Nacional". Obviamente, el cambio cultural no se dará de un día para el otro. Pero algún día hay que empezar. Serían 18 partidos por fecha. No se alarme. Hoy, la TV abierta transmite 15 de los 20 que suman las actuales primera y B Nacional. No parece complicado generar la señal de todos los juegos. Podrían jugarse dos encuentros por cada franja horaria. La mediocridad de los partidos no invita a concentrarse en un solo match. Bienvenida entonces una opción en otro canal. Sugerencias: viernes a las 19 y a las 21, sábados a las 17, 19 y a las 21, domingos a las 11, 17, 19 y a las 21. De todas maneras, el nuevo campeonato debería estar acompañado por una mayor oferta de canales abiertos a partir de la TV digital. El nuevo escenario con más equipos demandaría redefinir el convenio entre Fútbol para Todos y la AFA y generar otro acuerdo entre la AFA y los clubes para el reparto. Pero nosotros no hablamos de dinero... Volvamos al formato.

¿Cómo se clasifica para las copas? Proponemos que sean equipos distintos en la Libertadores y en la Sudamericana, como ocurre en Brasil. Ayuda a la democratización. Esta separación, sumada al calendario febrero-diciembre, facilitaría el desarrollo de una selección local. ¿Quiénes serían los cinco equipos argentinos en la Copa Libertadores? Los dos mejores de cada zona entrarían directamente. La quinta plaza se definiría en un cuadrangular entre los terceros y los cuartos. Cruzados, a partido único. El ganador se llevaría la última vacante. ¿Quiénes competirían en la Sudamericana? La Argentina tiene 6 cupos. Los tres perdedores del cuadrangular pre Libertadores se garantizarían su lugar. El campeón de la Copa Argentina sería el cuarto. Por las dos plazas restantes competirían del quinto al octavo de cada zona. El 5 contra el 8 y el 6 contra el 7, también cruzados. Los ganadores de estos cuatro duelos definen los dos últimos cupos en otra instancia de mano a mano. Como yapa, podríamos tener la Supercopa Argentina entre el campeón de la Liga y el de la Copa. Todos los equipos pelean por un objetivo: título, copas y permanencia.

¿Cómo llegamos a los 36 equipos? Reafirmamos que no habrá ascensos por decreto. El proyecto está blindado contra especulaciones oportunistas. Trasciende la actual situación de River y de San Lorenzo, que deberían ganarse su lugar en la cancha. De los 36, 20 garantizarán su participación durante la temporada 11-12: los 16 de primera que conserven su lugar en la categoría, los 2 ganadores de la Promoción y los 2 ascendidos desde la B Nacional. ¿Qué hacen durante el segundo semestre de 2012, el anterior al comienzo de la Liga? Juegan el último torneo corto de la historia, válido además para la clasificación a las copas de 2013. Es decir, un Apertura sin promedios de descenso. Los otros 16 integrantes de la Liga deberán ganarse su vacante durante ese segundo semestre de 2012. Por mérito deportivo.

Ésta es la parte más compleja del proyecto y al mismo tiempo la que le da sentido al concepto del federalismo. Competirán 72 equipos, agrupados en ocho zonas de nueve, todos contra todos y a dos ruedas. Los dos mejores de cada zona se clasificarán a la Liga. No se asuste por la cantidad. Es la misma que tenemos todos los fines de semana en las diferentes categorías del fútbol argentino. No aumenta el número de partidos, se modifica la estructura de jerarquías. ¿Por qué 72? Por una cuestión estrictamente deportiva. Los 2 descendidos de Primera División, los 2 perdedores de las promociones, los 16 de la B Nacional que no lograron ascender a primera, los 21 de la B Metropolitana, los 25 del Torneo Argentino A, el campeón de la primera C, el campeón del Torneo Argentino B, el club de la C que disputó la promoción por la B Metro y los del Argentino B que jugaron la promoción por el Argentino A. La confección de las zonas sería por sorteo, con los 72 equipos agrupados en nueve copones según su clasificación al finalizar la temporada 2011-2012.

Le repito: no inventamos ni equipos ni partidos. No difiere la cantidad respecto de cada fin de semana. Las cinco categorías del ascenso (B Nacional, B Metro, C, Argentino A y Argentino B) tienen su justa representación, por mérito deportivo. Cada equipo deberá jugar 16 partidos en el semestre para definir su lugar en la temporada 2013. ¿Qué pasa con los 56 que no se clasifican para la Liga? Participarán de los torneos de ascenso, de idéntico formato a la competición mayor. La Primera Nacional incluiría a todos los clubes indirectamente afiliados a la AFA que hubieran participado de los torneos por los ascensos a la Liga. Si resultaren menos de 32, el número establecido de participantes, ascenderán por mérito deportivo clubes del Argentino B hasta completar el cupo. Dos zonas de 16 clubes, todos contra todos a dos ruedas. El ganador de cada zona juega la final. El campeón asciende directamente a la Liga Premier. El segundo ascenso se definiría en una liguilla con el perdedor de la final esperando rival que surgiría de los cruces entre el segundo y el tercero de cada zona. El último de cada zona descendería a Segunda Nacional. La Primera Metropolitana incluiría a todos los clubes directamente afiliados a la AFA que hubieren participado de los torneos por ascensos a la Liga Premier. Si resultaren menos de 32, ascenderán por mérito deportivo equipos de la primera C. El sistema de competencia sería exactamente el mismo que el de la Primera Nacional, con interzonales clásicos. En ambos casos, se disputaría un torneo adecuación para definir lugares durante el segundo semestre de 2012.

Atención: la Primera Nacional y la Primera Metropolitana tendrían la misma jerarquía. Cada una generaría dos ascensos por temporada a la Liga. La diferenciación es solamente geográfica y produce una reparación histórica con los indirectamente afiliados a la AFA, a los que todo les ha costado mucho más. Más abajo, el formato se reproduce con la Segunda Nacional (Torneo Argentino B y Torneo del Interior) y la Segunda Metropolitana (primera C y primera D). El nuevo escenario ofrece la misma cantidad de equipos, pero en tres categorías. Hoy, la Argentina tiene siete, un despropósito en este fútbol para el que el descenso es una tragedia griega. Esta distribución estimula el deseo de llegar a la elite. No es lo mismo subir cinco pisos que apenas dos.

La carpeta con el proyecto está a disposición de la AFA, dirigentes de los clubes y funcionarios del Gobierno. Tiene respaldo de los directivos de clubes de ascenso que ya lo han leído. Admite correcciones, por supuesto. Generará resistencia por desconocido y novedoso. Para acompañar, harán falta medidas complementarias como hacerse cargo de la violencia con voluntad política, fiscalizar realmente las cuentas de los clubes, obligarlos a cancelar deudas con plantel y cuerpo técnico so pena de descenso, adecuar y regularizar el mercado de pases, potenciar las divisiones juveniles con un piso de futbolistas surgidos de la cantera en la lista de buena fe (12 de 30, por ejemplo) y evitar el carrusel de entrenadores para que no dirijan siempre los mismos. Le pido por favor que no me diga "no se puede" sin haberlo analizado en profundidad. Así como está, el fútbol argentino no se sostiene más. Hace falta una revolución. Una verdadera locura...
Hace falta un torneo largo que consagre un solo campeón, el regreso al calendario febrero-diciembre y la eliminación de un sistema injusto para definir descensos.

LOS PUNTOS FUNDAMENTALES DEL PROYECTO

SISTEMA DE COMPETENCIA

1) 36 equipos. Dos zonas de 18 equipos

2) Dos ruedas. Todos contra todos.

3) Dos interzonales clásicos.

4) Los ganadores de cada zona juegan la final a doble partido.

QUIÉNES COMPITEN

1) Los 16 equipos de Primera que no hayan pasado ni por la promoción ni por el descenso en la 11-12

2) Los 2 ganadores de las promociones

3) Los 2 ascendidos de la Primera B Nacional.

4) 16 clasificados por mérito deportivo

MÉRITO DEPORTIVO

Se definen en el segundo semestre de 2012

Participan 72 equipos de cinco categorías, agrupados en ocho zonas de 9.

Todos contra todos a dos ruedas.

El primero y el segundo de cada zona se clasifican a la Liga.

DESCENSOS

Los dos últimos de cada zona. Sin promoción y sin promedios.

Ascienden dos de Primera Nacional y Primera Metropolitana, torneos de idéntico formato al de la Liga.

CLASIFICACIÓN a COPAS

Del segundo al séptimo de cada zona pelearán por entrar a una competición continental.

martes, 13 de diciembre de 2011

La semilla de la fe: a cinco años de la épica arremetida del 2006


¿Cuando empezamos a creer de Nuevo? ¿Fue después de aquel 4-3 a Sporting Cristal? ¿Fue con los goles bajo la lluvia para clasificar agónicamente a la segunda fase de aquella Copa, fue con el gol del Flaco en cancha de Quilmes a San Pablo?
Para algunos, quizás más ingenuos, fue antes, cuando Merlo comandaba a los pibitos y emocionaba a un hincha acostumbrado a batallas por no descender. Para muchos fue cuando regresó la Brujita, un jugador de categoría interplanetaria que coronaba un plantel con mucho sentimiento por la camiseta, experiencia y una cantera a punto de explotar. Cuando el Pelado le dijo al equipo en la manga que para salir campeones esos eran los partidos que había que ganar, y el equipo le propinaba una histórica paliza al vecino, ya la mayoría se había entregado a la fe ciega en aquel equipo. Se olía que se gestaba algo, y era difícil resistirse al lujoso vértigo de aquel equipo  absolutamente cararrota, que iba para adelante sin que importase nada.
Lo que ocurre es que el hincha de Estudiantes, hoy dulce, estaba en aquel momento malacostumbrado, y quizás hasta cómodo, en la mediocridad o, peor aún, en la lucha por no descender. Muchos, mayoría de jóvenes, nos entusiasmamos fácil ante el ciclo previo a la Brujita, con las luchas por la punta, con las heroicas noches coperas, con Sosita, con Pavone. Pero otros ya habían desarrollado anticuerpos para no encender una ilusión que después no se apaga hasta la victoria o la desilusión. Algunos de ellos, aún después de aquel 15 de octubre, se resistían a caer en la tentación de creer: había que perseguir, después de todo, a la maquinita xeneize, bicampeón y armado hasta los dientes con figuras estelares. Y en aquellos días al hincha de Estudiantes, por más creyente que fuera, se le hacía difícil imaginar a su equipo campeón, se hacía casi inconcebible tras años de derrotas, tras temporadas de triunfos de siempre los mismos equipos. Entonces muchos resistieron, aún tras el 7-0 o la seguidilla de triunfos, en una especie de cinismo que espera con ansias que le demostrasen estar equivocados. Pero contra aquel equipo joven, seductor, valiente, no había resistencia posible.
Estudiantes se encontraba en la fecha 16 visitando a Newell’s. Venía de ganar ocho al hilo pero le tocó jugar, por orden de AFA para todos los equipos, sin público, en un clima rarísimo para un final de torneo. El Pincha jugó para los escépticos, deambuló por la complicada cancha rosarina, le dio un penal a Tacuara Cardozo y parecía que los sueños se caían a pedazos. El reloj parecía apresurado por terminar el pleito, corría y corría y todos dudamos. El partido había terminado: iban 90 y los de Simeone iban abajo 1-0. Entonces ocurrió el milagro.
Todo Estudiantes atacando, incluso los centrales. Newell´s resistiendo com si fuera una final. La gente pidiendo enfervorizada la hora. Sosa abre para Alvarez, que centra. Calderón, como si nada: el tipo la baja de pecho, y le pega con la de palo, al lado del palo. Como si fueran 3 minutos en la primera fecha. ¡Van 91 en la fecha 16! Una locura, los que creemos nos abrazamos en el living de casa, pedimos uno más (porque si no es imposible: Boca juega mañana y se iría a 6) y los escépticos no pueden evitar una muequita, pero niegan que sirva de algo el gol de Caldera.
Terminator se lleva la pelota rapidito a mitad de cancha. Estudiantes, que ha jugado mal, vuelve a ser una tromba, pura presión, pura arremetida. No queda nada. Es la última, y pasan cosas raras: ¡Ortiz engancha! ¡En el borde del área rival! Después del bizarro evento, con todo el living de pie estrujando objetos, el Tano abre para Pavone, que centra inmediatamente. El tiempo se detiene, la pelota flota. ¡Salta Piatti! Un metro sesenta elevado como a tres metros del piso. El enano les gana a todos y mete un cabezazo de centrodelantero natural, palermiano, al ángulo.
Entonces el estallido de todos. No creo que nadie recuerde bien que suecedió en aquel momento de euforia. Hasta los menos creyentes bajaron su guardia. Por supuesto, al día siguiente Boca ganaba en Jujuy y uno puteaba, porque tanta épica parecía otra vez haber sido en vano. Ambos contendientes siguieron su batalla ganando sus compromisos en fecha 17, pero Estudiantes visitaba a quien se transformaría en la bestia negra del ciclo: Argentinos, en su caja de fósforos de La Paternal, es un rival complicadísimo cuando solo un equipo quiere ganar. El Pincha jugó un partidazo, pero se fue al descanso perdiendo. Con muchísimo carácter Estudiantes fue y fue. Pavone lo empató y cuando la Bruja, a falta de unos minutitos, puso el 2-1 y se arrodilló con el rostro mirando al cielo, mientras el Cholo metía uno de sus festejos, no hubo un alma que no creyera que aquello era el destino, que la historia cerraba demasiado bien, con el gol consagratorio de Sebastián y las noticias desde Córdoba que traían la derrota de Boca. Estudiantes estaba en ese momento a un puntito.
Pero el destino tenía preparada una historia diferente. En la última, un centro resignado termina en gol de Choy. Todos conocemos la historia: aquella fue una jornada de duelo para el pueblo pincha, que se había entusiasmado más allá de las imaginaciones púberes con el título, que creía que era realmente posible, no un sueño. Choy, justo Choy, parecía negar todo. Estudiantes quedaba a tres, con tres en juego. No recuerdo una vuelta de una cancha tan triste.
¿Habrá sido aquel, entonces, el momento en que todo Estudiantes creyó? Porque durante la semana sucedió un extraño suceso: todos creímos que la causa perdida era posible. Pasaban los días y crecía el entusiasmo en La Plata. Algunos odiaron a los triperos cuando entregaron plaqueta conmemorativa al uruguayo; otros sonreímos, como si se tratara de una señal más. Nadie lo decía, pero todos fuimos el domingo 10 de diciembre al Unico no con una esperanza finita o de compromiso, sino con genuina fe.
Por supuesto, la fe es algo frágil. Las noticias del gol de Palermo en La Boca trajeron dudas y ansiedad en la gente, mientras su equipo no podía doblegar a Arsenal. La historia del 2006 es una de las historias más increíbles que el deporte haya entregado. Cuando iban 30 del primer tiempo, Estudiantes estaba a cinco puntos de Boca. En el Ciudad de La Plata Estudiantes empujaba, cada vez más a ciegas. En La Bombonera Graf empataba. La gente se volvía loca. El equipo del Cholo no podía. Corrían los minutos y traían la noticia del gol de Leto. Boca perdía en su casa, había que ganar, como fuera, no se podía dejar escapar esta chance, después de tanto tiempo de pelear por poco y alegrarse por nada, de defender causas perdidas, de esperanzarse con equipos que no daban la talla. Un gol. Un gol pedíamos. Nada más.
Pero no llegaba, no quería llegar. Se lucían los arqueros del Arse. Erraba el Pincha, que tiraba centro tras centro. La gente saltaba, empujaba. ¿Se terminaba todo así? Iban XX minutos cuando Benitez centró pasado. La pelota superaba al arquero y le quedaba servida al Tanque para el gol, pero Orsellet, que había ingresado recién, se estiraba todo y arañaba la pelota al córner. La gente a esta altura maldecía. El Chino había quedado en la otra punta: entonces la Bruja, notablemente cansado, patearía el córner . Intentó apresurarse en su camino, pero se notaba que le dolía todo. La pelota viaja. El envenenado efecto hace parecer que será un centro demasiado largo, y entonces la pelota dobla. Orsellet queda descolocado por la parábola, salta pero no llega. Se eleva el Flaco de los milagros. Conecta, travesaño y grito. Grito hasta la disfonía: ya que estamos en una ciudad donde abundan las mediciones científicas cuestionables, dicen que dicen que aquel fue el gol más gritado en el planeta tierra. Y abrazos de esos que duelen y se disfrutan en la tribuna y en la cancha, llantos varios, como el de Alayes en la cancha, moqueando como un nene incluso varios minutos después de aquel gol. Y el Pelado arrodillado, los puños cerrados sobre el césped. Misión cumplida: Estudiantes definiría mano a mano el campeonato contra el ganador de finales, el gigante indomable, Boca Juniors. Nadie caía en esta historia que de tan épica, de tan agónica, parecía guionada por un obrero de Hollywood sin talento.
Los días hasta el miércoles fueron para la generación primeriza en esto de definiciones infernal. No se podía dormir, no se podía hacer nada que no fuera leer diarios, escuchar radios, charlar del tema obsesivamente, con esperanza y con terror. La cola para conseguir una entrada fue un calvario infernal que duró para la mayoría unas veinte horas de empujones, calor, suciedad, cansancio, palazos policiales. Una locura. Arranqué la cola el lunes a las diez de la noche y volví a mi casa el martes cerca de los ocho. Tenía los tobillos doloridos pero, ya aliviado con la entrada, pude dormir unas horas. En un punto, sin aquella cola de un día quizás hubiera muerto de estrés de tanta expectativa.


Todos conocen lo ocurrido el 13 de diciembre de 2006. Para entonces todos estábamos enamorados de aquel equipo, nadie dudaba, no importaba el rival ni el azar. Había algo en el aire, había algo en la personalidad de aquel equipo que había rendido hasta las voluntades menos propensas a entregarse y creer. El gol de Palermo molestó, pero todos esperábamos el segundo tiempo, ese lugar donde durante todo el 2006 se había sentido cómodo el Pincha. Y llegó el gol de Sosita, y la avivada del Tanque. Y el partidazo de todo el equipo, que anuló a Boca durante todo el segundo tiempo, que resistió los últimos embates como siempre en la historia pincha (todo es con sufrimiento, nunca con holgura). Y llegó el pitazo. La historia de película llegaba a su final feliz, el Pelado se abrazaba con el padre, el Flaco lloraba con el Chino, y desde ese momento, todos nosotros, en las tribunas, comenzamos a creer un poquito más en los imposibles.

lunes, 12 de diciembre de 2011

A un año del alquímico título del 2010: el triunfo del laboratorio de Sabella

Hoy festejamos que hace un año el Pinchita salía campeón del Apertura 2010. Parece lejano, claro que sí. Ha sido un año difícil. Pero de aquel trofeo vale la pena recordad cómo el equipo se sobrepuso a adversidades similares a las sufridas este año a pura inteligencia. Del lujoso subcampeón del Clausura 2010 se transformó por necesidad en un equipo inteligente y utilitario, que bancó como ninguno la embestida de un increíble rival y se quedó contra todo pronóstico con el campeonato.

Para repasar aquellos momentos, nada mejor que volver a compartir con ustedes la revistita del campeón que produjeramos en aquellos días felices.



Pertenencia


La noticia fue opacada por el anuncio del Pelado, que jugará seis meses más en busca de una transición más natural y exitosa hacia un nuevo ciclo. Pero el mismo día que la Brujita alegraba nuestros corazones, Enzo Pérez afirmaba desde Portugal que su deseo era volver a Estudiantes.

El Enzo anda marginado en tierra lusa y ya habló con su representante para iniciar un retorno que tiene mucho de deportivo (para recuperar continuidad y volver a la Selección) pero mucho más aún de cariño por la institución. Podría haber pedido River, el club del cual es hincha, o buscar que lo contrate algún grande, o intentar conseguir alguna ofertita en Europa, pero Enzo tiene claro que quiere regresar a este grupo de hombres con hambre, a este equipo que liderará Juan Sebastián Verón. El deseo de Enzo no puede sino llenarnos de orgullo: en un momento donde el equipo anda rascando puntos en el fondo de la tabla, un jugador de enrome categoría quiere volver a vestir la gloriosa albirroja.

Estudiantes algo tiene. Genera un sentimiento de pertenencia muy fuerte, se convierte para quienes pasan por allí como una escuela de fútbol, un segundo hogar donde los pibes se hacen hombres. Ya comentaba Quattrocchi que alguna vez se encontró en México con el Rusito y se estrecharon en un abrazo fraternal... y nunca habían compartido una cancha. Estudiantes hermana a los hombres.

Y si de hermandad hablamos, ¿que decir de la demostración de amor fraternal que tuvieron los compañeros de la Brujita hacia Verón? Primero encerrándolo en un cuarto, insistiendo hasta la inflación de huevos por su continuidad, luego en conferencia de prensa y finalmente, ayer, calzándose sin divismos, sin el egoísmo tan común en el fútbol, una camiseta en agradecimiento a Verón que más parecía ser de un hincha que de un colega. Los compañeros lo respetan, lo idolatran y lo necesitan: y esto, porque reconocen más allá del maravilloso pie derecho embrujado, la entrega incondicional, amateur, del Pelado indestructible. Es el líder, es la cabeza pero también el corazón, un ejemplo de abnegación y amor por los colores.

Y pobre Pelado, por qué sino por una compromiso total hacia sus hermanos y una total dedicación hacia el club seguirá jugando? No necesitaba Verón otra demostración de su entrega. Pero así siente los colores: encarará seis meses a pura renguera, una vez más con total abnegación por su bienestar físico, una vez más encarnando con el cuerpo, dolorido y golpeado pero orgulloso y valiente, su deseo de un Estudiantes mejor, grande. Un partido con sabor a homenaje terminó, con un hermoso telón de lluvia cayendo sobre un Verón sinceramente agradecido, teniendo una emotividad insospechada. Es que al hincha de Estudiantes se le infla el pecho ante estas demostraciones: justo en este momento magro, difícil, ver estas demostraciones de amor incondicional emocionarían a Bruce Willis. Ha sido un duro 2011, pero Estudiantes, que eternamente resurge de sus cenizas gracias a su historia y a su orgullo, ha dado aún en la derrota motivos para creer en un futuro mejor.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Mourinho lejos de casa

Parecería que Mourinho, como Brian Clough según el maravilloso film The Damned United, ha cruzado una frontera a causa del orgullo. En su cruzada por destruir al Barcelona ha caído en una especie de obsesión que lo llevó a desembarcar en el Real Madrid. El Madrid lo buscó justamente por su rivalidad con el equipo culé: harto de secundarlos renunciaron a su lirismo mentiroso (de esos que ensucian más que los rústicos, pero con la impunidad de los poderosos y el silencio de los medios; de esos que ganan con la billetera y roban canteras ajenas) y fueron a buscar a Mou en polémica decisión. Mou creyó que su llegada a Madrid constituía una especie de punto cúlmine, de clímax inevitable en su lucha personal contra los buenos.

Pero, ya lo hemos dicho, no lo decimos ahora con el diario del lunes, Mou se equivocó. Abandonó un equipo donde todos daban la vida por él, donde respiraban su fútbol, un equipo físico, eficaz, sólido y casi matón, hecho a su medida, con hombres que no venden humo sino que quieren ganar; y se fue a un equipo de jugadores de vidrieras, de lujitos sin sustancia, de superpoblacion de habilidosos por esa maldita necesidad de vender casacas que tiene el equipo merengue, que siempre privilegia la ganancia económica a la deportiva.

Mourinho comenzó a torcer el rumbo madridista desde su llegada, y son muchos los jugadores que reconocen que lejos está el entrenador de su perfil mediático puertas para adentro. Figura paternal de muchos, sabio para todos, el portugués le cambió la liviana manera de pensar que suelen tener los jugadores que son millonarios a los 20 años y encima tienen un enorme talento. Y sí, el Madrid se transformó paulatinamente hacia un saludable matonismo al que, por más que la jueguen de inocentones, se prenden los players blaugranas. Los duelos tomaron una temperatura bárbara, ideal para un partido en el que se enfrentan los dos mejores equipos del fútbol sin discusión y por bastante distancia. El Madrid, incluso, pudo finalmente sacarle varios partidos y hasta alguna final. Pero el Madrid nunca fue el Inter. Y lentamente, la convicción y la pertenencia de los jugadores culés le fueron dando una especie de dominio sicológico sobre el Real.

Y ojo, no es que haya jugado mal el Madrid. Se trata del equipo que más conoce y, más allá de percances ocasionales y los suicidos bielsistas, el equipo que mejor se le planta. Siempre lo pone en dificultades, pero da la sensación de que siempre el Barsa sale del aprieto: la calma proviene de una convicción en el triunfo que se agiganta a cada partido.

Recientemente opinó Simeone en una entrevista en la revista Animals! que “el Real Madrid tiene grandes jugadores y le cuesta salir campeón. En cambio el Barcelona tiene grandes jugadores y se ve que hay una comunión entre el entrenador y los jugadores. Lo que Guardiola hace, lo sienten igualmente los jugadores. Mourinho está lográndolo, pero con más trabajo porque los jugadores no son del mismo talante que el técnico. En el Inter Mourinho y los jugadores se reflejaban”. Y es así. No es que uno abandone a Mourinho por una derrota, justo cuando el equipo empieza a mostrar una fisonomía muy mourinhesca y un grado de compromiso inusitado en el superprofesionalismo europeo. La liga será muy pareja, también los derbis si se dan por copa, y más allá de la ventaja sicológica del Barsa, siempre hay un espacio para las motivadoras palabras del gran entrenador portugués. Sin embargo, y el DT debe tener la misma sensación, pareciera que todo le cuesta el doble a Mou en el Real. Que tiene que remar, continuamente, contra la corriente, forzar un espíritu de juego que no es propio del ADN de la mayoría de sus jugadores: a veces gana la corriente y a veces se impone uno. Lo que queda claro a esta altura es que a Jose está lejos de un hogar que había edificado con sus propias manos, y que lejos de casa todo cuesta. Mucho.

jueves, 8 de diciembre de 2011

El Pincha nunca supo cómo y frenó su levantada

Lo auspicioso se dio en los primeros minutos: un Estudiantes desveronizado toqueteaba en la tónica de los momentos brillantes del partido contra All Boys, intentaba llevarse por delante a Olimpo y se arrimaba con criterio al arco. Pero luego todo se empantanó. El objetivo de jugar simple que ha venido desarrollando el equipo desde la llegada del Vasco, quien ha intentado un saludable regreos a las bases, cayó en la trampa de Olimpo y su caja de fósforos, y todo se volvió bruma. Tampoco fue el mismo el color anímico del equipo, que se fue diluyendo en frustración hasta resignarse.

Bahía es una parada difícil, donde hay pocos espacios y tarde o temprano se impone la lógica del pelotazo. Estudiantes quiso imponer su propia lógica, la que venía esbozando en estos días vascos, la del toque, la gambeta y las paredes arriba, con la Gata y Mariano González más el orden y la claridad prístina del capitán. Pero faltó justamente Verón y el equipo perdió la brújula demasiado fácil. Benítez nunca se calzó el traje, intermitente y finalmente ausente, Galván mostró una cara indolente que preocupa, Boselli sigue perdido y así, Estudiantes no supo encontrar variantes. Fue al juego de Olimpo casi siempre, intentó algo distinto en algunos pasajes pero finalmente careció de profunidad y justeza.

Mientras tanto, en la cueva, Estudiantes sigue mostrando que, a pesar de una notable mejoría posicional comparando las macanas ingenuas del ciclo Russo con estas macanas, sigue siendo una defensa poco confiable. Iberbia no garantiza marca, mucho menos Galván, Modón es más volante que lateral y, cuando se lanzan con espacio contra Ré o Cellay, Estudiantes se las ve negras. Sobre todo en el caso del Samurai, que pareciera querer batir algún récord de bloopers. Sigue quedando pagando casi paródicamente, desparramado, resbalándose, saltando a destiempo, cruzando el aire. El Samurai es uno de los jugadores que requiere una brutal pretemporada, hecha a conciencia, si no quiere perder el puesto.

El empate, en este sentido, no debe dejar de ser valorado. La realidad indica que Estudiantes hoy pena en el fondo, más allá de haber hilvanado un par de triunfos y haber mejorado. La cancha de Bahía es difícil, el rival la conoce y es experto en aprovecharla. La defensa pincha, más allá de las fisuras y desconcentraciones, bancó bien la parada en un segundo tiempo bravo, y un partido que en otra época se hubiera perdido, quizás tontamente, hoy al menos es un empate. Es algo.

El resultado, además, le va bien al trámite. Olimpo encontró sus situaciones en el segundo tiempo, fruto de los errores de Cellay y Albil, del cansancio y de las variantes ofensivas de Asconzabal, que poco redituaron en la realidad, llevando incluso a Estudiantes a retrasarse y, finalmente, a quedar desbalanceado. Los pelotazos terminan generando alguna chance de peligro siempre en el potrero de Bahía, de rebote, de casualidad o por error, cuando la concentración no acompaña, y así tuvieron oportunidades al menos rescatables Pavlovich, Rolle y Furch. Estudiantes llegó con un poco más de toque, pero siempre terminó en el centro, salvo por aquella exquisita combinación entre Benítez y el felino, cuando el Pincha todavía ilusionaba con ratificar su levantada.

Entonces nadie hizo mucho para ganar. Olimpo hizo algo de negocio, a pesar de ser local, apostando al orden y al cero; Estudiantes, sencillamente, sin su líder, no pudo, no encontró la manera. Como si sus compañeros le enviasen a Juanse un nuevo mensaje: Pelado, te necesitamos.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El cuerpo detrás de las ideas

Para Solos Contra Todos


Con el alma cansada, con el cuerpo roto, camina el once por la cancha. Todos lo buscan, compañeros e hinchas. Es el líder natural, contagia, ordena, calma, pero su andar se nota rengo y también su espíritu, tocado la ingratitud de un puñado de desmemoriados. Sus compañeros lo necesitan, pero él ya no sabe si está para estas cosas…
Pero el equipo anda último y no hay que esconderse. La semana la supera a duras penas, con novedosos dolores nunca imaginados en aquellas épocas de indestructible juventud. Cuesta, pero es necesario. El tipo deja todo por la camiseta de sus amores, mucho más allá de lo que el lugar común sugiere: dejó una vida europea, dejó euros, oportunidades de carrera más tentadoras, para volver a La Plata en una demostración de amor contra todo que muchos han intentado imitar, pero nadie ha podido siquiera acercarse a igualar. Y también dejó su cuerpo, dio su físico por su causa, se rompió el lomo, los tobillos, las rodillas, la espalda jugando en los potreros argentinos. Sacrificó todo, y ahora una vez más la causa lo llamaba a aparecer. Y ahí está él, rengo, cansado, dolido, pero presente, el primero en tirar el carro destartalado para adelante.
Juan Sebastián Verón es un verdadero ejemplo. Los envidiosos, los que se creen el verso capitalino y las dicotomías baratas, lo acusan, lo odian, lo chiflan, lo inglesean. Pero quienes lo conocen lo admiran: sus compañeros, sus amigos, sus técnicos, nadie ha podido dejar nunca de elogiar su espíritu combativo sin concesiones, sin excusas. A la Brujita poco le interesa la corrección política, está en la cancha para competir, para ganar. Los románticos detestan esta expresión de la más pura  estudiantinidad: quieren un fútbol con ballet y amiguismo made in Fox Sports. Quienes juegan con él, en cambio, llegan incluso a modificar sus hábitos, su liviandad, y a comprometerse más con la causa, con el modo pincharrata de ser, que encarna puro en Verón: para espectáculos bonitos, al teatro. Y por eso, por ese compromiso que irradia y contagia el ilustre capitán, declaran en todos lados el deseo del pueblo, que es el de unos meses más. Por eso lo meten en un cuarto y lo chamuyan. “Quedate Bruja”, le dicen, y afuera lo gritamos nosotros en forma de cántico tribunero. Quedate.
No se trata ya, como antes, de la sensación de que el apocalipsis sobrevendrá cuando se retire el Pelado. Durante este semestre de retiro confirmado muchos cambiaron su posición: los verondependientes comprendieron que este día iba a llegar, y los veronresistentes empezaron ante la inminencia de su retiro a reconocer su increíble influencia en la historia de Estudiantes. Y todos coincidieron: el Pelado no se merecía este retiro, desgarrando con su último resto físico la tela de la tabla de posiciones para intentar escalar algunas mínimas posiciones.
Avisa ya que de quedarse andará por el verde césped con el alma cansada, con el cuerpo roto. Avisa que hay que ver si es lo mejor para el club. A la luz de sus últimas actuaciones, absolutamente rejuvenecidas, tirando juguetonas paredes con la Gata y Mariano González, metiendo los ya célebres cambios de frente que doblan por arte de brujería, conduciendo al equipo con firmeza por un camino prístino y finalmente victorioso, será sin dudas lo mejor para Estudiantes. Sus compañeros se lo han hecho saber, en una emotiva demostración de fidelidad hacia un líder que desde afuera todos cuestionan sin saber. Algo tendrá el Pelado, que sus soldados le son tan fieles y sus enemigos lo quieren matar tan rápido. Es un orgullo que exista no un jugador sino una persona así, irreducible en sus convicciones, contagioso, luminoso, capaz de hacer llorar al más cínico. Nuestro capitán: aunque el once camine por la cancha con el alma cansada, con el cuerpo roto, todos queremos buscarlo. Todos queremos abrazarlo.
Pero en el fondo, en todos , compañeros, hinchas, dirigentes, prevalece no la idea de que conviene que siga para las aspiraciones deportivas del club, sino un sentimiento: la Brujita merece otro final. Porque dejó todo, porque se rompió el alma por alcanzar la gloria, porque se murió de tristeza en cada derrota. No existe en la historia del deporte una historia de tanto sacrificio por una comunidad. Y en este mundo superprofesional de lazos fugaces más resalta la figura del Capitán Verón, que volvió al club contra toda racionalidad, que llevó al humilde Estudiantes a lo más alto contra todo pronóstico, que condujo a través de un mar bravo de insultos, patadas y envidias un pequeño barco de orgullosos marineros revoltosos que se alinearon detrás de su líder porque creyeron en él. Y él les respondió con su compromiso sin fisuras, con sus pinchazos para saltar a la cancha con un tobillo de melón, con el pecho adelante para bancar los naufragios. Imposible no creer en Brujas. Quedate.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Legítimo campeón

Seis goles en contra, dos en un partido jugado a tres días de la consagración, que se dio dos fechas antes del final. Un invicto que abarcó todo el torneo y más. Y hay que escuchar a gente, algunos agentes de aquellos que bajaron de categoría, otros que no tuvieron ni siquiera la gentileza de ofrecer un torneo parejo hasta el final, que claudicaron rápido fruto de su irregularidad, hay que escucharlos agredir directamente el fútbol del equipo de Falcioni. ¿De qué habla esa gente?

Como siempre, hablan de un fútbol que no es vistoso. En la tele, quienes osan defender el juego de Falcioni apenas pueden decir que es “efectivo”. Hasta ellos minimizan el logro que alcanzó Boca, olvidando que se trata nada menos que del primer título bostero en tres años. Pasaron mil técnicos con mil estilos con mil jugadores, y nadie armó un equipo como Julio César. Todos fueron Riquelme-dependientes y fracasaron por ello, entre otras cosas. Julio César armó su equipo, se peleó con todos y el tiempo le dio la razón. Un acierto de los dirigentes, que aguantaron al DT del invicto cuando caminó, increíblemente, por la cuerda floja.

Si este Boca tiene la mística y la jerarquía para pelear en América habrá que ver. Pareciera, por nombres, por funcionamiento y por convencimiento, que al menos presentará batalla, pero habrá que ver. Es cierto que la mediocridad del torneo no permite tomarlo demasiado como medida, aunque allí reside también otro gran mérito del Emperador: fue capaz de leer que en este fútbol volátil y sin individualidades descollantes, con regularidad se gana. La apuesta ofensiva solo produce quejas cuando se te meten atrás (siempre) porque ni por funcionamiento (quedan pocas luminarias como DT acá) ni por individualidades se consigue quebrar, usualmente, el cerco defensivo del humilde rival de turno. El guapo termina siendo un irregular que llora por los cachetazos recibidos de contra o de pelota parada. No hay inteligencia en esa actitud cuchillera.

martes, 22 de noviembre de 2011

Impotencia en el reino del terror

Para Solos contra todos


Todo mal. Uno sale del laburo, se toma un micrito para ir a ver al Pinchita, que va ultimo y juega con el ultimo un lunes a las siete de la tarde. Y uno llega a Quilmes y la policía lo hace volver hasta Berazategui, sin demasiados motivos para modificar la habitual uta mas que algun calculo mas realizado por los muchachos del operativo.

Llegas, te apretujas haciendo cola, pasas tres cacheos, te hace un gol del Rorro y esto acaba de empezar. Y entonces, para terminarla, te suspenden el partido porque hay 10 tarados que lo único que fueron a hacer fue suspender el partido para mostrar su poder. Quieren parte de la torta, quieren entradas, quieren que se levante el derecho de admisión. Se hacen pasar por hinchas, pero quedo demostrado ayer que les interesa mas lo propio que el club.


Toda la movida que hiciste para llegar a la cancha un lunes, y en 10 minutos ellos resuelven que te vayas. Encima, saltan y se te rien en la cara, regodeándose en lo hecho, vanagloriándose de su poder, burlándose de todo el estadio que se queda sin voz no por alentar sino por putearlos.

 Y que hace la policía? La policía en el futbol sigue estando del alambrado para afuera. Mirando. Aunque los cientos de efectivos nunca ven nada, como las miles de cámaras. Por supuesto, la policía, contratada para garantizar la seguridad, no puede garantizarla ante una actitud “sorpresiva” , muy novedosa, como que diez tipos quieran suspender un partido tirando bombas de estruendo. Para que están, entonces? Para que se pagan operativos absolutamente inflados, con una cantidad de efectivos fastuosa (que además, son efectivos que no están en otros lugares), si 750 efectivos no pueden sino mirar como 10 tipos tiran bombas y suspenden un partido? Para que existe ese organismo absurdo, denominado CoProSeDe, en teoría creado para organizar la seguridad en los espectáculos deportivos? Resulta ya irrisorio que exista este organismo, que no trabaja con inteligencia previa, que nunca previene ninguno de los choques que se ven venir o situaciones absolutamente premeditadas como la que ayer ocurrió en Quilmes. Se trata de un organismo absolutamente nominal, careta, creado por los dirigentes de nuestro futbol y nuestra política para dar la sensación de que se trabaja en seguridad.

Los operativos del CoProSeDe

Pero todo es una mentira. Los operativos del CoProSeDe son todos iguales: muchos efectivos controlando la nada misma, haciendo mil y un cacheos, empujando y toreando al hincha comun, familiero, que deja encendedores y paraguas en la puerta. Mientras, las policías regionales, y el propio organismo de seguridad deportiva (todos recordamos el balazo al uruguayo que conto con la complicidad de Ruben Perez, el director del CoProSeDe, quien ordeno que se abrieran las puertas para que la barra fuera a realizar el ataque), están en general entongados con las barras. Entonces, mientras el hincha comun sufre “el operativo”, que no es sino una fachada para la televisión, los barras pasan caminando, tranquilos, sin hacer cola, sin hacer cacheos. Con armas, con fuegos artificiales, palos, con lo que sea.

El CoProSeDe es una entidad absolutamente podrida, que vive de cobrar operativos innecesariamente caros y que nunca previene ninguna de las tragedias que, ahora, vienen ocurriendo cada vez con mas frecuencia. El nombre del juego es platita, y nadie quiere quedarse afuera, ni siquiera estos barras que han pactado con el organismo para controlarse y controlar a los demás. Los barras son como patovicas empleados por el CoProSeDe, que, como los patovicas, de vez en cuando piden permiso al jefe para empezar alguna tangana. Y entonces, la comisaria del lugar o directamente el CoProSeDe liberan la zona y se arma en serio. A Estudiantes le sucedió en un partido con All Boys del año pasado, y también en aquel partido mencionado con Nacional. Pero sucede todo el tiempo en el fútbol argentino. Los lazos entre barras, policía y CoProSeDe, y la complicidad de estos en numerosos hechos de violencia mafiosa, son irrefutables y muy íntimos. El CoProSeDe no hace su trabajo de garantizar la seguridad, aunque mediante la fachada de seguridad convierte a los clubes en rehenes de sus estrafalarios e inflexibles pedidos de guita. Y para colmo, el organismo de Perez, demasiado sospechado, agudiza esa sensación que tenemos cada vez más los hinchas, de ser rehenes de unos pocos que hacen lo que se les da la gana, impunemente.


La reacción 

Hace rato que está cansado el hincha de Estudiantes. Enorgullece su reacción, su indignación. También la de los jugadores, que pusieron la cara, que no se desentendieron, que incluso se pelearon con la mafia barra. La línea que camina el club es clara y muy loable, pero como dijo el presidente Lombardi, es imposible no pagar por la determinación de cortar los recursos a la barra si no hay resoluciones de fondo en el futbol. Porque el problema es mucho mayor, y viene de arrastre: a las barras las dejaron crecer, mirando para otro lado, sin lidiar nunca de frente con el tema, como ayer hiciera el corajudo Verón, a quien extrañaremos profundamente.

Y entonces cual es la solución? La solución verdadera no puede nunca provenir del club, dado que como hemos descripto las barras trabajan con la venia de la policía y el CoProSeDe, y hasta que no se termine esta sociedad nefasta nada podrá hacerse verdaderamente más que tomar medidas-parche. Pero algo se podría esbozar más allá de las saludables medidas de negar entradas y admisión a los barrabravas, como por ejemplo contratar seguridad privada que trabaje independientemente de la policía de los mil cacheos que nunca para al tipo que lleva el arma. No mucho más, en verdad. Mientras tanto, no quedará otra que retrasarse siempre que uno va a la cancha, mirando impotente la parodia de operativo policial que te lleva por el camino más largo, te para, te revisa el micro y después pasa lo que pasó ayer. No quedará otra que resistir la voluntad del CoProSeDe, siempre poniendo partidos en horarios absurdos, no quedará otra que resistir el manoseo, las colas, la violencia innecesaria contra el pobre tipo que deja todo para ver al Pincha. Y no quedará otra que seguir aguantando estoicamente a estos hijos de puta que, mientras tanto, pasan tranquilos con un arsenal bombas y te suspenden el partido porque no les dan sus entradas.

jueves, 17 de noviembre de 2011

La última de Pires

Para Solos Contra Todos


¿Qué esperábamos? La movida que muchos celebramos, también la supimos podrida. Y fue, nada más y nada menos, la movida que le dio poder a ese sujeto que se llama Miguel Pires, que nadie sabe bien que hace en el club.
Pires ha traído varios buenos jugadores al club, es innegable. También ha hecho lo suyo para que otros no lleguen, favoreciendo así a sus representados: bajó de lo Pillud por Mercado, trabó lo de Licht, y se le dan méritos por tantos negociados turbios que uno no quiere decir más para no meter la pata. En tanto la relación sea meramente comercial, estará en Estudiantes no caer en las tretas de un tipo que, lógicamente, quiere ganarse el mango.
Pero cuando hace un año trajo a la Gata al club sin que tuviéramos que poner un peso, nadie dijo demasiado. Era evidente que estamos participando de una movida rara. El deseo del jugador debe ser respetado, desde ya: la Gata la pasaba mal en México y quería pegar la vuelta, y la burocracia del fútbol no debería ofrecer tanta traba. Después de todo, hecha la ley, hecha la trampa: las legislaciones de FIFA obligan que tras una rescisión el jugador debe esperar hasta el mercado de pases siguiente para integrarse a un equipo, pero de la mano de Pires, la Gata lo hizo inmediatamente. Los dirigentes de Estudiantes, en lugar de entablar una conversación con sus pares de Tigres, palmearon en la espalda al turbio mercader. Le debían un gran favor, de esos que no se olvidan. Pires había metido el pie en la puerta.
Desde entonces, Pires se integró al equipo de decisiones de Estudiantes. Presionó más allá de lo que deberían haberlo dejado, pero con la venia de Verón (hoy, dicen, algo arrepentido) y tras la muestra de amistad mostrada en el caso de la Gata, probablemente se haya vuelto poderoso naturalmente. Su twitter refleja descaradamente esta situación, insultando a varios dirigentes que lo cuestionan, e insiste desde esa plataforma constantemente en remarcar la deuda que tiene el club con él, que, dice, trae negocios de primera, expeditivos, a la institución. Varios de estos negocios de primera han resultado verdaderas pesadillas: hoy, por ejemplo, Nelson Benítez, pagado en euros, está colgado y tiene contrato por dos años más. Un invendible. De los que llegaron este semestre, José Luis Fernández, también prestado con dinero europeo, está ya marginado. La mayoría de los once refuerzos de este semestre llevan su rúbrica como representante o intermediario, en un fabuloso negocio en el que algún alto dirigente, sabiéndose de salida, ha hecho también un gran negocio con porcentajes de venta y alguna coima.
Y de pronto, en medio de un presente desolador al que nos hemos acostumbrado, surge el temita de la Gata. Cuatro meses parado, más 600.000 dólares. Y no faltará un boludo que diga que lo pagamos barato. Es cierto, el valor de Fernández es mucho mayor (Tigres pedía 1.200.000), más allá de que el jugador se depreciará con su inactividad de cuatro meses. El tema pasa por otro lado: Estudiantes pagó la llegada de la Gata con un favor adeudado a Pires, quien exprimió el favor hasta las últimas consecuencias. Mientras tanto, el supuesto favor volvió como un muerto vivo para morder a Estudiantes en el culo. Pero ¿qué podía esperarse? ¿No era evidente que esto iba a pasar? ¿O por un momento imaginamos que éramos los más vivos de la cuadra? 

jueves, 10 de noviembre de 2011

Se enciende una alarma


Ha transcurrido un tiempo prudencial para que el amor (por un tipo del club, en el que uno depositaba sus esperanzas) y del fracaso (de su ciclo, al que no le cabe otro adjetivo) no distorsionen el necesario balance que debe hacerse de este fin de ciclo de Russo, que tiene olor a cierre de una era.
El ciclo culminó como uno desea, con claridad y caballerosidad de ambas partes, pero la sentencia de Russo en su despedida sonó fuerte y clara: Estudiantes necesita terminar con su ansiedad de conseguir resultados en el corto plazo. “Ansiedad” fue el término utilizado acertadamente por Miguel: Estudiantes perdió la memoria como institución, y lo que supo ser cantera y apuesta al largo plazo hoy es improvisación en todo sentido. ¿Cuál es la política de Estudiantes, de su comisión anterior y de ésta? ¿Gastar poco, porque el club no cuenta con recursos? ¿O contratar once tipos a préstamo, vaciando virtualmente al club de dinero y patrimonio? La decisión de contratar a Martino (hoy caída) parecía ir en esta vía contradictoria de bajar el billete que hiciera falta con tal de intentar campeonar, sobre todo tras las clarísimas declaraciones de Lombardi aludiendo a la situación económica y el necesario desacelere que precisan las arcas del club.
De todas maneras, el pronóstico de Russo suena un tanto hipócrita: su apuesta fue claramente cortoplacista, su deseo era ganar el torneo o la copa y fue él quien orquestó, con los dirigentes salientes y quizás algún empresario involucrado donde no debe, la extraordinaria erogación de dinero que realizó Estudiantes para contratar nada menos que once tipos (cuando Filipas y Russo habían acordado en seis). El balance de 2011, que se inició con el comando deslucido de Berizzo y contó con un momento de lucidez, aquel interinato de Suárez con los pibes preparándose para jugar el semestre siguiente, se adelanta entonces naturalmente: fue un año donde hubo una política horrible de incorporaciones, en el cual Estudiantes se pareció a San Lorenzo e Independiente, eternamente cambiando medio plantel, sin ningún tipo de plan a largo plazo y cada vez más vaciado por los “intermediarios” que hacen negocios a través del club. En otras palabras, a Estudiantes le ofrecieron negocios supuestamente maravillosos y mientras los intermediarios se llevaban su tajada, Estudiantes vaciaba sus arcas para traer tipos por seis meses, a veces lesionados, a veces sin fútbol, a veces gordos. Los ejemplos sobran.
No se trata de minimizar las causas futbolísticas detrás de la debacle del ciclo Russo: está claro que el equipo debería estar más arriba por nombres propios, más allá de quienes se lesionaron o no rindieron como prometieron. Pero Russo nunca encontró un equipo, cambió constantemente a los jugadores y desmoralizó con sus pruebas a medio plantel. Equivocó cambios, marginó jugadores importantes como la Gata o Benítez solo para dar lugar a quienes había traído él, y se suicidó siempre defensivamente a cambio de un premio ofensivo generalmente nulo.  Los jugadores, desconcentrados, probablemente sin demasiadas ganas de jugarse la vida para salvarle el pellejo (notable lo de Benítez en el último partido: pretender que un jugador sistemáticamente marginado de los once te salve las papas era ridículo desde la previa), se mandaron las mil y una y siempre hubo que remar contra la corriente. Son ídolos de la institución, pero con Verón alejado y un tanto cansado, se nota un vacío de liderazgo que alguien deberá asumir. Por otro lado, es común que en los finales de ciclo los jugadores grandes quieran ser más caudillos que líderes, quieran mandar antes que dar el ejemplo, y una coexistencia armónica y voraz como aquella del plantel del 2009 resulta prácticamente inconseguible. Pasan los años, para todos, desgastan, agotan.
Se termina un ciclo raro, corto, absolutamente descorazonador y que plantea muchas interrogantes profundas acerca de la actualidad de este plantel, de las políticas económicas de la comisión entrante y del proyecto a largo plazo. La única certeza que parece haber quedado, en esta maraña donde uno no sabe bien quien va a jugar el año que viene y, sobre todo, quien merece jugar, mucho menos quien va a dirigir, es que para estar últimos, Estudiantes podría haber comenzado ya la transición profunda necesaria como el agua. Que los pibes jueguen con Verón, que Desábato le marque el camino a Sarulyte, que Braña cague a pedos a Auzqui y Hoyos, que Boselli le enseñe algunos trucos a Carrillo. Y que finalmente Estudiantes recupere su cantera y, de la mano de los pibes, gaste menos y venda más. Un camino lógico, clarísimo, hacia una refundación que se impone.
A Estudiantes todo le cuesta doble. El éxito parece haberlo confundido, parece haberle hecho seguir pasos atolondrados en intentos vanos por conseguir éxitos rápidos, en lugar de apostar, como marca su historia, a procesos largos y coherentes. El 2011 es la alarma que necesitaba este Estudiantes menemista, al borde del vaciado institucional, para volver a cuidar esa línea tan pincharrata para alcanzar la gloria. Estudiantes necesita, de cara al 2012, un proyecto no sólo deportivo, como pedirá el hincha y el periodismo con su ansiedad desmemoriada, sino un proyecto integral, sostenido en el largo plazo más allá de los nombres propios. 

lunes, 7 de noviembre de 2011

Contraculturalidad

Fue agotador escuchar esta semana hablar de los dos entrenadores más políticamente correctos en el fútbol. Hablamos, claro, de Guardiola y Bielsa, quien se enfrentaban por primera vez al comando de sus respectivos equipos, el colectivo superhéroe del Barcelona y los orgullosos vascos del Athletic Bilbao. La prensa se hizo un festín elogiando a quienes contra la corriente del fútbol supuestamente moderno y aburrido defienden la pelota. Los DTs se encargaron de fogonear esta andanada de prensa bienpensante y elogiosa, al elogiarse mutuamente jugando en el límite entre la cortesía y la exageración. “Bielsa es un entrenador distinto a todos. Admiro su valentía para ir a ganar todos los partidos, entrene un equipo peor, más grande o más pequeño”, dijo Guardiola para que los babosos anotaran felices de oir las palabras que tanto querían oir. Bielsa, más locuaz y articulado a la hora de hablar, fue más allá: “Los medios y las herramientas que utiliza son contraculturales y revolucionarias dentro del fútbol contemporáneo. Este Barcelona es especial no por los resultados ni por su sistema táctico. En una época como la actual en la que los números son emblema, Barcelona emite mensajes de mayor consistencia que van a perdurar en la memoria de los que queremos al fútbol por la manera en que ha decidido atacar y defender”.


Está bien, le damos la derecha a Marcelo en un par de cuestiones. Barcelona es, efectivamente, un equipo que juega para la historia, que da la sensación de “fin del fútbol”. Su fútbol se lo han apropiado los liricistas, pero tiene mucho de sistemático y también una intensidad sin pelota que requiere de una preparación física superlativa. El tiempo de posesión le da aire a un equipo que, sin pelota, se parece bastante a los de Marcelo Bielsa, una tromba de presión hacia delante. Todo nace con Cruyff y la escuela del Ajax, dirán algunos, pero no hay que olvidar que la mezcla naranja mucho tiene de los esquemas de Helenio Herrera y el Estudiantes de Zubeldía, al que se acusaba de hacer trampa, simplemente, por marcar sin tregua. Sí, la presión en Argentina es marca registrada de los muchachos del antifútbol.


No entremos en terrenos pantanosos, porque está claro a esta altura de la existencia de este blog que no creemos en el discurso ficticio que divide al fútbol del antifútbol, a la defensa del ataque y no se cuantas otras mentiras. Tampoco lo creen Guardiola, sin dudas, y Bielsa, quien de tanto en tanto se confunde y cree que suicidarse en defensa para atacar es valiente. La historia de siempre: los periodistas compran, los espectadores también, y todos vitorean el partido de ida y vuelta que propuso el Bilbao de Bielsa. Eso, al parecer, es fútbol.


Comencemos por separar las aguas: si los muchachos de Bielsa no creyeran en él, no hubiesen corrido como corrieron. El sistema de Bielsa, que recuerda al sistema que Paul Westhead utilizara en básquet, no permite parar. La intensidad que transmiten sus jugadores, envalentonados, los convierte en un temible oponente. “Jugamos contra bestias”, dijo Guardiola tras el empate en 2 que protagonizaron en la Catedral ambos equipos. Sin jugar así, es probable que un equipo modesto como el Bilbao jamás hubiera llegado a estar cerca de ganarle al Barcelona.


Sin embargo, no puede soslayarse que en el minuto 79, a diez del final, el Athletic convirtió el tanto que debió ser el de la victoria. Pero ningún equipo de Bielsa comprenderá jamás que aguantar un resultado no es cobardía, como a menudo no es valentía, sino imprudencia, ir siempre para adelante. En efecto, algo olvidado por las entusiastas crónicas del día después, el Bilbao tenía todo para ganarlo y lo dejó escapar, por no amucharse atrás. Lo que hubiera sido una victoria increíble se convirtió en un empate numéricamente insignificante.


¿Y por qué entonces se fue tan contento Bielsa, y también los vascos? Naturalmente, en primera instancia, porque sacarle dos puntitos al Barsa, aunque sea en casa propia, es una verdadera proeza en este fútbol absolutamente polarizado donde todo se reduce a dos equipos. Pero, en segundo lugar, el sentimiento de bienestar se debe a las palmadas en la espalda recibidas por medios y por los propios rivales, quien no pararon de elogiar a los albirrojos. Entonces, el equipo vasco durmió tranquilo y feliz, reconfortado en la aprobación de los demás. “Bielsa también fue contracultural”, escribió Claudio Mauri en relación al planteo del Bilbao. En la nota, el periodista desarrolla brevemente un concepto interesante: efectivamente, el planteo de Bielsa no es el que acostumbra a resolver el Barcelona, que tuvo que traspirar. Pero esta inusualidad dista de ser contracultural: ya la han practicado, por caso, el Manchester o el Arsenal contra el Barcelona, cuando pudieron. Los resultados han sido idénticos o peores a los de Mourinho, a quien el autor de la nota muestra como un empedernido loser frente a los catalanes, cuando es en verdad el único contracultural en este lío, bancando las opiniones contrarias hasta de su propia prensa partidaria por sus planteos, que sin embargo son los que mejor han funcionado contra el invencible equipo blaugrana.


Y he aquí el quid del asunto: ¿por qué no aguantan atrás los equipos de Bielsa, cuando todo indica que deben hacerlo? La respuesta es, sencillamente, porque queda mal. El mundo ve con feos ojos el arte de la defensa, y Bielsa necesita que los medios le recuerden que el es un hombre de principios, que morirá con la suya.


Pero esta postura, que en otros ámbitos sería considerada necia e ingenua, es lo que convierte, finalmente, a Bielsa en un técnico que, a pesar de su probada capacidad y su conocimiento vasto, nunca alcanza el verdadero batacazo. Su sistema no propone real peligro al status quo, no es verdaderamente rupturalista, verdaderamente valiente, sino valiente para las cámaras de televisión. Es cierto que desde aquí es simple juzgar, pero siempre hemos tenido en claro que dar espectáculo no es un deber moral sino que es una imposición televisiva, que necesita goles y emociones para atraer inversores y justificar la plata gastada año tras año en los derechos. Creer en el deber moral de dar un espectáculo no se cansa de traicionar a Bielsa, que siempre termina cayendo de la misma manera, “con honor” pero con poca inteligencia para manejar el resultado. El valor espectáculo no es un valor deportivo, mucho menos moral; es un valor televisivo, económico, impuesto por quienes ponen la plata y entonces intentan distorsionar los discursos y las acciones del fútbol para atraer televidentes y anunciantes. Los mismos que quisieron agrandar los arcos y que, mundial tras mundial, imponen pelotas más ingobernables para que haya más goles.

Contra el "que se vayan todos"


¡Que se vaya Berizzo!, gritamos a los cuatro vientos. El contraste entre el funcionamiento pre-Toto y pos-Toto era demasiado evidente, y aunque la chapa y la inercia consiguieron cosechar una aceptable cantidad de puntos, mas alla de que el por entonces dulce paladar del hincha no aceptara esos 25 puntitos hace no tanto deseados como el oxígeno.

Y se fue Berizzo, que hoy reaparece en los programas de TV y radiales, convocado por un sector del periodismo que algo de malintencionado tiene: llamarlo hoy que Estudiantes está último en la tabla constituye una especie de mojada de oreja a la decisión de echar al Toto, de considerarlo único culpable, cáncer necesitado de extirpación para volver a la salud.

Y algo de cierto hay en este juego periodístico, puesto que Estudiantes cortó a un entrenador en definitiva sustancialmente opuesto a aquello considerado con ambigüedad la escuela pincharrata, y más puntualmente al estilo que había fijado en sus alumnos Don Alejandro Sabella. Hoy Toto habla por tevé resaltando que según su modo de ver las cosas, el equipo debe adaptarse a las necesidades del DT y no al revés, defendiendo por elevación su intento de cambiar la fisonomía de un equipo funcional, con todas las quejas y choques que aquello provocó.




Y en su lugar realizó Estudiantes una apuesta fuerte desde lo económico, pero absolutamente coherente desde lo futbolístico: trajo a Miguel Angel Russo, un hombre absolutamente probado, ganador, inteligente, de sangre albirroja pura y varias páginas de gloria en la historia pincha. Pero Estudiantes sigue penando, y anda ahora peor que con aquel timorato, vueltero comando de Berizzo, que nunca terminó de decidir un rumbo. Quizás le faltó tiempo, pero el fútbol, como cualquier trabajo remunerado como el deporte profesional y con tanto en juego, depende lógicamente de los resultados.

Lo que se vuelve indisimulable en este enroque es sin dudas que no es sólo la cabeza del equipo la culpable de este 2011 nefasto. El análisis siguiente que realiza el gritón de radio es que los jugadores no ponen huevo, son crotos, etc. Este análisis, equivalente al famoso “que se vayan todos” que se corea en las tribunas y se llegó a corear en ámbitos políticos, no sirve en absoluto. Ningunear a los campeones de esta generación es no sólo una falta de respeto; además carece absolutamente de realidad. Lo cierto es que hay jugadores clave, de esos que uno espera que tripulen en la tormenta, con niveles bajos, rendimientos verdaderamente sorprendentes, a los que se suman los nuevos, que desconcertados por una realidad distinta a la que imaginaban y faltos de fútbol, no han mostrado demasiado. Y tampoco negaremos que por momentos, desde afuera, ha dado la sensación de que liderazgo se ha confundido con caudillismo, un hecho que sucede con todo ciclo glorioso a medida que se aproxima a su fin: los grandes que exigen respeto, los nuevos y su frescura irrespetuosa, los técnicos atrapados entre imponer su plan y sus jugadores, y el plan y los jugadores de los líderes…

Si Berizzo por momentos permitió que le armen el equipo, de Russo no puede decirse lo mismo: mandó al banco a la Gata, un preferido del público y de los referentes, por varios partidos, y hoy juega pero sale siempre; tampoco tuvo problemas en darle banco a un histórico como Boselli en el partido contra Racing, donde, contrario al pensamiento generalizado, considero que se hizo un planteo correcto con un hombre menos y que el cambio de Boselli tenía sentido por el gran recorrido que le da al equipo el Rayo Fernández, vs. un Mauro notablemente mufado y desgastado. Algo de lo que pretende Russo comienza lentamente, muy lentamente, a verse en la cancha, aunque también es evidente que no termina de haber feeling con el plantel, y que en definitiva eso marca la diferencia entre un equipo que juega convencido y uno que hace el trabajo que le indican.

Uno imaginaba un par de victorias que ayudaran a convencer, pero ya nos encontramos en la fecha catorce, últimos, y las probabilidades indican que, salvo una seguidilla de victorias improbables, el DT dejará su cargo en diciembre, dejando un legado de unos diez jugadores a préstamo traídos por él, varios inutilizables, una economía que no permite realizar incorporaciones para suplantar las incorporaciones fallidas y una nula promoción de juveniles. Hoy el plantel de Estudiantes tiene poco material propio, por lo cual la situación pos-junio es todavía más alarmante: sin Verón, sin Boselli, sin Cellay, sin Coria, y con otros probables éxodos, Estudiantes se enfrentará con un vacío en su plantel impensado hace un año atrás. Jugará con un equipo que mezclará los últimos partidos de los históricos que sobrevivan, con las primeras armas de los chiquitos que han sobrevivido este año y medio a pura incorporación, a puro tapón a los jugadores de inferiores. Algo, algo más profundo que un técnico o que un grupo de jugadores, se hizo mal.

En el medio de los ciclos de Berizzo y Russo hubo un momento de lucidez: el interinato de Luis Suárez permitió que algunos pibes demuestren que son igual o más que muchos refuerzos que se acercaban al club tras un esfuerzo económico que terminó colocando al club en una situación de desacelere forzado, y no estratégico. Porque en aquel entonces parecía el plan más sensato: dedicar el último año en cancha de Verón a la formación de los líderes del futuro, que son también apuestas económicas. Sin embargo, aquel plan se desvaneció en el medio de un mercado de pases demasiado osado para una comisión que salía: contratar un DT del calibre de Russo y traer los once refuerzos que llegaron a apenas un par de meses del fin de su mandato es sin lugar a dudas una locura, desde la coherencia de los proyectos pero sobre todo desde lo económico. Esta comisión pasará buena parte de su mandato tapando los agujeros dejados por un mes de caprichos dirigenciales, caprichos que le negaron al DT campeón de América tantas veces que dio el portazo que hoy se lamenta más que nunca.

Hoy, entonces, Estudiantes se ve forzado a desacelerar su rumbo. El mercado de pases de verano verá partir a muchos y llegar a pocos. Sin Verón y quizás con nuevo técnico, el tema del liderazgo en un momento tan caliente resulta una interrogante mayúscula. Hay que tomar conciencia de estas realidad y bancar el inicio de un nuevo ciclo. Pero sobre todo hay que aprender: Estudiantes necesita un proyecto de fondo, un proyecto institucional antes que deportivo. El espasmódico y menemista modo de contratar, a puro préstamo, que ha caracterizado a la institución en este último tiempo, es propia de equipos como San Lorenzo, que campeonato tras campeonato pretenden romper el mercado gastando euros en traer jugadores por unos meses, siempre en mal estado y sin compromiso, para terminar endeudándose ante la falta de éxitos y convertirse, en definitiva, en clubes encubiertamente manejados por capitales privados.