miércoles, 31 de agosto de 2011

El atleta

Por Ezequiel Fernández Moores

Alarmados por el detector de metales, los agentes de seguridad de Schiphol, el aeropuerto de Amsterdam, frenaron en 2006 a Oscar Pistorius. Encontraron sustancias de explosivos en sus piernas. Sus padres decidieron amputárselas por debajo de las rodillas cuando tenía 11 meses porque Oscar había nacido sin peronés. Los guardias, entonces, le dijeron que querían revisar sus prótesis. Lo esposaron y lo metieron dentro de una celda. Todo comenzó a solucionarse cuando Pistorius recordó que horas antes había estado disparando al blanco con un amigo. Los guardias lo habían confundido con un terrorista. Aún hoy se confunden muchos. Les cuesta definir a Oscar Pistorius como lo que eligió ser: un atleta.

Hay una escena formidable en la Web. Sucedió el 19 de julio pasado en la pista de Lignano, Italia, en un torneo llamado Sport Solidaridad. La carrera, en rigor, fue igual que otras desde que Pistorius fue autorizado a competir con atletas convencionales. Último en los primeros 150 metros. Arrollador en los 100 finales. El tiempo de 45s07 para los 400m lo convirtió en el primer atleta sin piernas clasificado para un Mundial. Al zimbabuense Talkmore Nyongani, uno de los mejores velocistas africanos, no le importó su derrota. Comparte la emoción del público por el triunfo de Pistorius. Un bellísimo gesto deportivo. Abre sus brazos enormes para abrazar al sudafricano. Es tan efusivo que lo tira al piso. Las cuchillas en forma de J que ayudaron a Pistorius a ganar desnudan cierta fragilidad para mantenerlo de pie. Pesan algo más de 2 kilos y cuestan unos 35.000 dólares. La fábrica islandesa Ossur les puso el nombre de Cheetah (guepardo). El animal terrestre más rápido del planeta corre a unos 110 kilómetros por hora, casi tres veces más veloz que Usain Bolt. A diferencia del león, que desperdicia energías, el guepardo se lanza como un muelle. "Es evidente que las prótesis le han dado una ventaja a Pistorius", dice el comentarista de la TV italiana. No todos los rivales son como Nyongani. Algunos dicen que las prótesis deberían llamarse "Cheater" (Tramposo). Sí, ironizó Carlos Arribas hace unos días en El País, es mejor tener fibra de carbono en las piernas en lugar de carne y huesos. Tornillos en lugar de tobillos.

Pistorius representa un símbolo del deporte como ejemplo de superación y de esfuerzo. Pero también el debate sobre si las piernas humanas compiten en igualdad de condiciones contra las cuchillas de fibra de carbono. "Ambas partes tienen razón", me dice Martín Scharples, quien ha llegado a cruzar la meta en alguna carrera con la prótesis en la mano, destrozada. "Si miramos el reglamento, Pistorius no debería correr porque tiene elementos que impulsan. Pero es un atleta extraordinario y compite con convencionales porque quiere demostrar la integración." Coincide Carlos "Beto" Rodríguez, nueve veces campeón de la San Silvestre en su silla de ruedas: "Es supervalorable que Oscar le muestre al mundo convencional lo que puede hacer un deportista paralímpico, pero es cierto que cuando a los 200 metros los demás sienten fatiga muscular Oscar hace prevalecer el elemento mecánico". Así lo estableció, en rigor, la propia Federación Internacional de Atletismo (IAAF). El médico alemán Gert-Peter Bruggermann lo comparó con seis corredores convencionales, usó cámaras de infrarrojos y de video de alta velocidad y plataformas de fuerza. Analizó el almacenamiento y retorno de la energía elástica, cambios de longitud y frecuencia de zancadas, consumo de oxígeno y producción de ácido láctico. Las prótesis -concluyó Bruggermann- le dan a Pistorius una ventaja de un 25 por ciento. Su discapacidad, más aún, le permite correr con ventaja también en Paralímpicos ante rivales que tienen una sola pierna amputada. La IAAF le prohibió correr contra atletas convencionales. "Página infame para el deporte, la ética y la humanidad", editorializó al día siguiente Candido Cannavó, director de La Gazzetta dello Sport.

La determinación y los logros de Pistorius, me dice desde Estados Unidos César Torres, filósofo del deporte, nos obligan a reflexionar sobre algunas cuestiones fundamentales del deporte que se dan frecuentemente por supuestas. "Las nociones de discapacidad, normalidad y justicia." Y llevan al deporte de elite, naturalmente discriminatorio, a pensar en "escenarios deportivos más inclusivos, igualitarios y técnicamente sobresalientes". Pistorius, se sabe, fue finalmente autorizado a correr en el Mundial que se celebra estos días en Daegu. El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) consideró "insuficientes" las pruebas de la IAAF. "Analizó las ventajas, pero no las desventajas." Porque las prótesis pueden favorecer la aerodinámica, impulsar y agrandar las zancadas. Pero hacen más lenta la salida y más inestables las curvas. "Oscar -dijo el británico Martyn Rooney, rival suyo- hace cosas que yo jamás podría hacer y yo hago otras que él tampoco podrá nunca." "No se trata de si hay menos producción de ácido láctico o menor consumo de oxígeno. El problema -dijo el ex atleta paralímpico Daniele Bonacini- es cultural, la aceptación de lo diverso." "Una farsa", replica el científico sudafricano Ross Tucker. Y dice que hasta uno de los médicos que analizaron a Pistorius, Peter Weyand, acepta que las prótesis dan al atleta una ventaja de 10 segundos. Según Tucker, "se está abriendo una caja de Pandora. Nike, Adidas y Mizuno harán zapatillas que permitan impulsar como las Cheetah". ¿Acaso la NBA no prohibió el año pasado las zapatillas Concept1 que permitían aumentar el salto hasta 9 centímetros?, recordaron algunos. Otros dijeron que la natación prohibió los bañadores "mágicos" de poliuretano. Recuerdan que el etíope Abebe Bikila ganó corriendo descalzo en los Juegos de Roma 60 y temen que el sudafricano de las prótesis sea el primer campeón biónico en Londres 2012. Citan justamente el final de Blade Runner , uno de los apodos de Pistorius. Cuando el replicante Roy Batty (Rutger Hauer) agoniza tras salvar a Rick Deckard (Harrison Ford) en el año 2019 en Los Angeles, y dice: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais".

"Cuesta aceptar que nos pueda ganar alguien que consideramos inferior", dice Aimee Mullins. Ex atleta paralímpica y jefa de la delegación de Estados Unidos para los Juegos de Londres 2012, Mullins, amputada en sus dos piernas al año de vida, modelo y actriz, desarrolló las prótesis Cheetah mucho antes que Pistorius. El caso del sudafricano es tema de fuerte debate en Londres. Tanni Grey-Thompson, célebre atleta paralímpica británica, teme que sus Juegos pierdan sentido si la gente cree que todos pueden ser como Pistorius. Los Olímpicos, afirma, conceden fama y dinero. "Me gustaría que los medios cubrieran a verdaderos atletas corajudos que no son inspiradores por su discapacidad, sino con su discapacidad", escribe en un foro una nadadora paralímpica de Estados Unidos. La nadadora sudafricana Natalie Du Toit, amputada en una pierna, ya compitió y fue finalista en Pekín 2008 con atletas convencionales y busca su tiempo para Londres 2012. Lo hace sin prótesis alguna. La estadounidense Marla Ruyan, legalmente ciega, corrió sin guía en Juegos Panamericanos y Olímpicos. La primera atleta parapléjica autorizada a competir en Juegos Olímpicos fue la neozelandesa Neroli Fairhall, fallecida en 2006. Había ganado el oro en tiro con arco en los Juegos Paralímpicos de Moscú 80 y fue autorizada a competir en los Olímpicos de Los Angeles 84, en medio de algunas polémicas por su silla de ruedas. Terminó en el puesto 35°. Un periodista le preguntó si tenía ventaja por tirar en posición de sentada. "No sé -respondió Fairhall-, nunca he tirado en posición de pie."

sábado, 27 de agosto de 2011

Entrada al nuevo fútbol argentino

Por Eduardo Akmar Dakno para canchallena.com

Así como vende talentos, el fútbol argentino debería exportar su inconmensurable habilidad para seguir adelante pase lo que pase. En muchos países envidiarían las salidas que siempre se encuentran aquí. Ejemplos sobran.

Cuatro años después de la muerte de Marcelo Cejas, tras el partido entre Chicago y Tigre, en Mataderos, sin que se haya esclarecido y sin que haya imputados, se archivó el veto a las hinchadas visitantes en la B Nacional, que derivó de ese crimen.

A dos meses del descenso de River ante Belgrano, no hay detenidos ni procesados por los destrozos en el Monumental y en las propiedades vecinas al estadio en Núñez. Menos, por las amenazas al árbitro de ese partido, Sergio Pezzotta, que burdamente no fueron filmadas por el circuito de TV del club.

Muchos de quienes provocaron esos destrozos, como premio, pueden viajar por el país siguiendo a River. Mientras, otra agresión con arma blanca entre socios del club en los quinchos del Monumental acaba de ser denunciada.

Un operativo récord, con 2200 agentes, no pudo garantizar el orden ese 26 de junio. Ahora sí se promete que, con los mismos protagonistas en escena, habrá seguridad.

El descenso de River motivó la injerencia del gobierno nacional. Tanto alteró la estructura del fútbol argentino, el único en el mundo en el que no se disputa simultáneamente ningún partido de primera, amagó con armar un torneo para 38 equipos y acaba de patentar la categoría de hinchas neutrales.

La entrada a este mundo ideal sigue teniendo la misma llave: la impunidad, la improvisación, los cambios espasmódicos, los intereses espurios...

lunes, 22 de agosto de 2011

A palabras necias...

Para soloscontratodos.com.ar

Desde España, uno de esos señoritos bienpensantes que tenemos también por acá, horrorizado por el célebre acto barbárico del piquete de ojos de Mourinho, decidió que lo más conveniente sería comparar la agresión con las costumbres que se le adjudican a un equipo sudaca, pobretón y sucio. Sí, el hombre, periodista de El País, abrió el maletín y sacó un par de lugares comunes para pegar en su artículo, de esos añejos, motivados por la envidia del establishment derrocado, de esos que hicieron de Estudiantes de La Plata el representante del antifútbol sin que se necesite comprobar más. Las líneas que nos dedicó José Samano, que seguramente pretendía admiración ante su conocimiento vasto del deporte, lo puso en evidencia como un prejuicioso y, en definitiva, un ignorante.
En seguida el pincherío virtual inundó la casilla del diario con indignadas palabras: el nuestro es un pueblo muy orgulloso de su historia, y sintió en la mención despreocupada del periodista una afrenta no a la fama del club sino a los valores que defiende y, sobre todo, a próceres como Don Osvaldo Zubeldía, sanísimo tipo de una humildad enorme y una moral del trabajo que dignificó un fútbol de vagos, y un cacho de historia del fútbol. Nadie admite su revolución y su legado, porque proviene de los márgenes de la hegemonía argentina y mundial; pero todos practican hoy su fútbol. Todo esto obviaba el ignorante Samano con un par de líneas despreocupadas para cancherear y hacerse el indignado ante cosas que pasan en el fútbol.

Sin embargo, más allá del escozor que genera que un diario de la tirada de El País propague calumnias mitológicas (y ya envejecidas para cualquiera que sepa un poquito de fútbol), a esta altura cabe decir que más que indignarse habría que aceptar un hecho viejo como el fútbol (el ninguneo al club), reírse ante el atraso que promueve parte del periodismo e, incluso, sentir una grata alegría. Después de todo, ¿qué mejor que ser todo lo contrario a lo que el Real Madrid de Samano, ese otro mito de caballerosidad y gloria, es en realidad? No puede creerse que el periodista ignore los lazos franquistas del equipo, que tantos títulos por decreto le dieron. El Real Madrid es la hegemonía rica, corrupta. Ayer y hoy, cuando adeuda cientos de millones en un país en llamas pero cuenta con la protección de los popes. El Real Madrid es todo lo que Estudiantes no quiere ser: un club con más billetera que identidad, con un supuesto paladar negro a costa del robo de las canteras ajenas. Y sobre todo, protegido por el periodismo, que disemina el mito de un Madrid protector de las buenas costumbres, caballero cruzado contra la barbarie, siempre vestido de un impoluto blanco. El mito que el autor de la nota pretende continuar perpetuando no es sino el discurso mediante el cual se sostiene el dominio del Real Madrid y también mediante el cual se maquillan sus muchas miserias: el mito de un fútbol bello y artístico. Por supuesto, en fútbol en el cual los reos muchachos de los pueblos bárbaros de América no pueden ganar, a menos, claro, que utilicen “argucias”.
Si Estudiantes lidió toda la vida contra estos prejuicios, ¿deberían importarle las palabras de este ignorante hombre que aprecia el fútbol desde el panorama del espectáculo de los millones? Aunque sea difícil por momentos medir las reacciones, no debe Estudiantes caer en la trampa, volver a discutir una dicotomía inventada, darle espacio y validez a teorías limitadísimas, mentirosas, tendenciosas. La palabra de los que no son verseros (por caso, Perfumo, jugador de mil batallas, que sabe lo que dice, y que escribió recientemente una nota de desagravio al Pincha de Zubeldía; o el propio Barcelona, que la pasó mal ante un Estudiantes que lo maniató sin “argucias” y con mucha inteligencia) lejos está de ningunear los logros y la riquísima historia de un club rebelde y siempre malentendido. Entonces, a palabras necias, oídos sordos. Porque así es nuestra historia, y así lo seguirá siendo: no vendemos diarios, no tenemos millones de hinchas que definan una elección, no somos una vidriera al mundo y no nos interesa jugar para dar un espectáculo para zares del petróleo y sus novias enfundadas en abrigos de piel. Por eso, nos van a seguir pegando cada vez que asomemos la cabeza, nos va a seguir bastardeando ignorantes que manipulan la opinión de las personas cuando se amenaza el orden de las cosas. Si nos detenemos a pelear cada una de estas batallas, sencillamente, vamos a perder demasiado tiempo en pavadas.

domingo, 21 de agosto de 2011

En construcción

Para soloscontratodos.com.ar

Un punto de nueve alarma a cualquier equipo. Mas si, combinado con la racha de arrastre de la era Berizzo, la sumatoria deja un sangriento derroche del prestigio conseguido con muchísimo esfuerzo hecho de rachas cortadas, sei s partidos sin victorias y una sequia de gol que traspasa los limites de lo “normal” y la “suerte”. Las voces empiezan a sonar irritadas por la radio y los foros, los hinchas charlan preocupados y la paciencia se colma. En épocas electorales, se trata además de un combo ideal para manipular votos.
Pero no evadamos el bulto. Es cierto que Estudiantes aun no se halla. Algunas explicaciones pueden encontrarse, efectivamente, en lo que viene de arrastre: un plantel que cambio bruscamente, con la partida de los jugadores a préstamo y la llegada (en mi opinion en demasiada cantidad, innecesariamente: se imponia un plantel corto y concise) de refuerzos que aun se hayan aclimatándose. Estudiantes, se sabia, no la iba a pasar bien en las primeras fechas: poco rodaje, varios jugadores sin futbol, muchas caras nuevas, una fisonomía indefinida en general, a lo cual se sumaba un inicio de torneo con tres rivales de los duros, hacia que en la mente del hincha racional el panorama para el inicio de año no fuera alentador. Sin embargo, siempre el optimismo hace pensar que por más duro que fuera, un triunfo se va a conseguir, y con un empate Estudiantes andaría acomodado, trabajando tranquilo en pos de formar las sociedades que necesita.


Pero la suerte, necesaria en este arranque complicado, le dio la espalda: dejó puntos en Rosario por no convertir las que tuvo (en rigor, fueron pocas, y pudo también perderlo, pero como examen inicial fue aprobado) y no revalidó aquel empate en el Parque Independencia con un triunfo de local. Ante un San Lorenzo timorato, Estudiantes cayó en la doble trampa, se embarulló arriba y se regaló abajo. Dos desconcentraciones le dieron la victoria a los de Boedo, mientras en el arco de enfrente se echaban a perder las pocas chances de gol creadas. Un paso atrás.
En relación a ambos partidos, Estudiantes jugó muy bien ante Independiente. Todavía con problemas de identidad. El esquema sabelliano sirvió para que los laterales, Mercado e Iberbia, pesen más de lo que lo venían haciendo hasta aquí. Estudiantes ganó un poco de frescura en sus ataques, aunque continuó los ataques un tanto lineales y lerdos. Está claro que falta explosión, y si bien la apuesta es Carbonero, el morocho ha dado muestras claras de que está verde: se embarulla, se choca con Mercado, se mufa. Esperan Mariano González, potencialmente menos explosivo, pero criterioso, Galván, José Luis Fernández y Coria: quizás sea la hora de que el joven cafetero entre en los segundos tiempos para cambiar el ritmo, y no arriesgarse a un quemo tempranero. Lo que sí debe empezar a aparecer es una base: la falta de sociedades, el desconocimiento entre los jugadores, el choque de posiciones, desaceleran todo ataque. Estudiantes tiene la pelota, pero siempre juega a dos tiempos: la para, mira, y recién toca. Sin sociedades y sin desequilibrio, es difícil ser profundo, sorpresivo. La convocatoria de medio equipo titular no es un buen dato para la conformación necesaria de un equipo sólido y fluido.
Y sin embargo, aparecieron los primeros indicios de naturalidad en el juego contra Independiente: con uno menos y varios suplentes, es cierto, pero es un dato alentador. La sustancial mejora en el juego, con el cambio de esquema y los asomos de pequeñas sociedades entre Benítez, Iberbia, la Gata y Mercado, no alcanzaron. Todos vieron la mufa increíble que impidió que Estudiantes convierta el sábado, pero el problema viene de antes y Boselli claramente necesita tranquilizarse y, sobre todo, marcar. Con los goles marrados por él, Estudiantes hubiese matizado largamente sus yerros, que ahora se agigantan en la prensa, y también en la cabeza del plantel.
Sin gol en el área del rival, Estudiantes al menos debería asegurarse el cero con su idea cada vez más clara y mejor ejecutada de tener la pelota. Pero le llegan y le hacen daño. Russo marra al dejar de último al Chavo, contra un delantero picante como Pérez y con dos centrales más aptos para la tarea como Cellay y Ré (no se necesitaba altura, sino velocidad). El Chavo quedó pagando porque contra el Negro iba a ser acierto y error, y Villar volvió a dejar dudas. Le patearon cuatro veces y Estudiantes sumó dos derrotas. El Pincha no marca y le marcan fácil. Domina, cada vez de modo más claro, pero falla en los ítems relevantes. Falta esa intensidad que aparece cuando el equipo está verdaderamente concentrado, con el instinto asesino a flor de piel.
Los resultados no acompañan y las declamaciones, siempre fáciles, no tardan en llegar. El torneo no está ni remotamente perdido, con las chances que suele dar al competencia y la doble competencia de los candidatos. Pero es cierto que el arranque es malo, y para colmo asoma en el horizonte una seguidilla de partidos entre los cuales se jugará Estudiantes el pase a octavos de la Sudamericana. Es un mes clave. Los jugadores se percataron. No les gusta no jugar por nada. Con sus dudas a cuestas, se llevó puesto a Independiente. Estudiantes está vivo. Pero todavía le falta crecer.

jueves, 18 de agosto de 2011

El mito de la bondad del Barcelona

¿Por que habrá dejado Mourinho el Inter? Equipo de hombres hermanados, una unión invencible contra todo, sus jugadores lo hubieran seguido hasta sumergirse con él en lava volcánico. Y misteriosamente salir indemnes.
Su paso erróneo, ya discutido en este espacio, no puede ser fruto de una decisión económica: Mou cambió de escuadra porque su obsesión con derrotar al Barcelona lo ciega de las perspectivas. A veces esa obsesión enciende el fuego sagrado, y a veces lo quema todo.
Barcelona es para Mourinho el estandarte de un fútbol bello, elegante, reservado para elegidos, en las antípodas de su concepción socialista del juego, donde todos pueden jugar y donde todos deben jugar de todo. Luego, es también un equipo de insoportable buena imagen, que considera lindante con la hipocresía. Pero todo esto es posterior a la realidad: Mourinho quiere vencer al Barcelona, sencillamente, porque son los mejores, y él apunta a ser el mejor, meta lógica en cualquier deporte. Lejos de la corrección política, Mourinho no siente que tiene que disculparse ante nadie por querer vencer a “los Buenos” y no rendirse ante su superioridad.
Ese hombre desembarcó en el Madrid hace un año ya. Arrancó con una goleada en contra, pero poco a poco fue transmitiendo juego e ideales a sus muchachos. El Real Madrid es hoy el equipo que mejor le juega al Barcelona. Lo hace, curiosamente, con un equipo más barato que el que supo perder siempre contra los culés, en eras pasadas, menos estelar y más utilitario. De hecho, el absoluto individualismo de Cristiano Ronaldo aparece como un problema, por momentos, para el juego del equipo merengue. Mou logró una transformación mental, que acompañó con una revolución táctica que determinó la salida de Valdano y las críticas de los puritanos. Su equipo se llevó la Copa del Rey, pero cayó en todas los demás enfrentamientos. Mourinho dejó de ser la sombra negra del Barcelona, y su figura controversial ahora sirve de inspiración para la banda blaugrana: se lo quieren comer crudo.
Las derrotas se apilaron y la rebeldía del equipo merengue tornó frustración: creyeron en la victoria, solo para seguir siendo derrotados. Hoy Real Madrid es un equipo psicológicamente dominado: no importa cuan bien juegue, cuan controlado esté el partido, el gol ganador, agónico, heroico, siempre lo convierte su eterno rival. Y la frustración para un equipo de tan alto perfil, con un entrenador de tan alto perfil, se vuelve insoportable: el orgullo mancillado deviene en patadas y peleas como último recurso para defender la hombría. Las tanganas muestran el espíritu de fuego del Madrid, pero a la vez la voluntad incinerada, derrotada. El rigor necesario para frenar a los petisos se vuelve impotencia.
La culpa no es de Mou: Real Madrid es un equipo estructuralmente acostumbrado a la victoria fácil, desde la individualidad y no el trabajo. Acostumbrado a la solución crack antes que la solución colectiva. Pero con cracks no alcanza, contra un equipo de cracks que juegan colectivamente. Mourinho intenta de a poco cambiar la política de fichajes del club, derrochadora y marketinera, para instaurar compras más útiles al equipo. Sacar a Valdano del medio fue un triunfo. Pero sigue sin alcanzar.
Es que Barcelona es, lamentablemente para nosotros, el más grande. Se reniega a dejar el uno, cuando todos sabemos que lo fácil es llegar y lo difícil repetir: siempre hay un competidor más joven, más fresco, más ambicioso. Pero el equipo de Guardiola los despacha a todos con claridad. Ya no es joven, pero a los jóvenes y su impulso de frescura los detiene con su sabiduría. Espera los partidos contra el Madrid, para transpirar, para acallar las voces que desde la dicotomía fácil acusan al equipo de lujoso sólo por no ser exigido: ahí aparecen estos insoportables para demostrar que, además, tienen bolas.
Por supuesto, su perfección dista de ser tal: vulnerable futbolísticamente como quedó demostrado, también ellos perdieron la cordura durante varios momentos del partido, provocando y dejándose provocar. La tangana fue mutua, con agresiones físicas hacia Mourinho, hoy otra vez demonizado, pero meramente un actor más en una pelea entre varios. Esto no tuvo demasiada cobertura en los medios, claro: la imagen impoluta del equipo de Guardiola es sagrada para los periodistas, más preocupados para afiliarse al mito del Barcelona superganador y superbueno que por analizar el juego. Esa afiliación no es otra cosa que exitismo, el mismo que consideran amoral en José Mourinho: se adhieren al Barcelona no porque haya tenido la propaganda de Unicef, o porque haya sido un modelo de club, sino porque gana. Su alianza al Barcelona los hace sentirse parte, defensores, de algo valioso, pero es valioso desde que es ganador. Por lo demás, no son realmente aliados, sino instrumentos del Barcelona para diseminar sus hazañas. Nos explayamos.
Recientemente subimos al blog lo que escribiera Varsky sobre la confrontación entre héroes y villanos. Para JPV, gran analista de virtudes y defectos de ambos, se trató meramente de un juego narrativo, pero son muchos los que se toman la villanidad del Real Madrid en serio, incluso en España. Nos obligan a leer que Mourinho mata el fútbol, cuando gracias a él se discute una hegemonía, una tiranía, se equiparan las chances. Para colmo, en estas descripciones del Madrid de Mou suele hacerse referencia al viejo e impoluto Madrid. Pero aquel equipo tenía lazos con el franquismo, y no era otra cosa que un depredador de cracks ajenos. Lo cual nos hace pensar.
Barcelona no es realmente un club modelo. Adeuda millones como cualquier club, aunque pueda pagarlos, y si bien trabaja mucho con el fútbol base, muchos de sus juveniles son jugadores secuestrados de canteras ajenas. También ellos son aves rapaces, colonialistas, que imponen desde la hegemonía un modelo de lo bueno que incluye, por supuesto, un modo “bueno” de jugar al fútbol. Por comparación, los modos que no sean ese, son malos, aunque jugar de ese modo contra el Barcelona lleve inexorablemente a la derrota. El Barcelona, desde el poder económico y deportivo, creó esta fachada de bondad y arte que se torna insoportable porque todos los medios la compran y la diseminan. Es difícil soportar la ceguera voluntaria del periodismo, este miércoles ante las provocaciones mutuas (propias de cualquier duelo picante, para nada censurables), pero también en tantas otras ocasiones (por ejemplo, negar un penal claro como el de Valdes a Cristiano Ronaldo, cuando la repetición ponía en pantalla un manotazo voluntario para frenar al delantero). Desde sus escritorios suscriben a la moral fundada por el Barcelona y puesta por escrito por ellos, y acusan como eclesiásticos el corrimiento de la norma, la anormalidad monstruosa, manipulando la opinión del consumidor. Pronto nadie verá falta en el alevoso penal Victor Valdes a Ronaldo. Al fin y al cabo, se trata no de fútbol sino de espectáculo, de la narrativa que se vende para vender camisetas, entradas y diarios: toda dicotomía es una puesta en escena, un reduccionismo para divertir y distraer, porque ¿a quien entretiene un héroe sin su villano? Mou da el rol a la perfección, es cierto, pero su fútbol lejos está de polucionar el juego, como han afirmado en un ataque de santurrería varios periodistas.
El pase de Mou a Madrid significó un claro retroceso. Se trata nada más y nada menos que volver a tener que construir un equipo, desde cero. Y para colmo, un equipo estructuralmente pecho frío, que viene del lujo y la opulencia. En medio de ese camino, son varios los cachetazos al ego sufridos: la temporada arrancó otra vez con una frustración para el equipo que desembolsa millones y gana cero. ¿Servirá la frustración para apuntalar a un equipo golpeado? Da la sensación de que, de no ser así, será la última temporada de Mourinho al frente del Real.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El éxito de los superamigos

Por Juan Pablo Varsky para cancha llena

"Con Messi no se puede. Ha venido en ojotas y... dos goles", dijo Gerard Piqué en la zona mixta luego del partido. El genio del fútbol mundial lo hizo de nuevo. Más participativo y aún más determinante que en el Bernabéu, le dio a Barcelona la Supercopa española, el undécimo título oficial del ciclo Guardiola. Diez días atrás, estaba tomando sol en Ibiza. Cada día juega mejor. Aquella versión de extraordinario solista, retratada en ese golazo a Getafe modelo 2007, ha quedado muy atrás, empequeñecida. Hace ya dos años que es un crack de toda la cancha. El equipo trabaja para él y él le da sentido a ese esfuerzo colectivo. Leo es mejor gracias a sus compañeros y, simultáneamente, él los hace mejores. Hace dos meses pedí como política de Estado que no se incluyera en la misma frase las palabras "Messi" "juega" "Argentina" y "Barcelona". A aquellos que no resisten la tentación de comparar, les recomiendo un libro imprescindible llamado "¿Qué es la "Periodización Táctica?" En realidad, es de lectura obligatoria para todos los apasionados al juego y, sobre todo, para los entrenadores. Hace 30 años el profesor portugués Vitor Frade llegó a la conclusión de que un equipo de fútbol no puede entenderse desde el Pensamiento Científico Clásico (analítico y fragmentario) debido a su carácter global e imprevisible. Separarlo del contexto sería quitarle las propiedades a cada una de sus partes. Edgar Morin, filósofo francés y gran apoyo del Pensamiento Sistémico, lo explicó en 1984: "Un todo produce cualidades que no existen en las partes separadas. El todo no es únicamente la suma de las partes. Es algo más". Entender las cosas sistémicamente significa colocarlas dentro de un contexto, establecer la naturaleza de sus relaciones. Esta verdadera red social llamada Fútbol Club Barcelona es irrepetible. Lo admitió el propio Pep luego de la final. Habló de jugadores honestos, eternos y míticos. Ninguno, sí nin-gu-no, podrá reproducir en otro lugar todo lo que hace aquí. Ni siquiera los de la selección española, aunque logren acercarse gracias a la cantidad de integrantes, la cercanía geográfica y el estilo de juego. El libro enseña a "vivenciar" los entrenamientos, reproduciendo situaciones de juego, y a no aislar los cuatro factores clave del fútbol. El principal impulsor de esta modalidad de trabajo es José Mourinho. "Defiendo la globalización del trabajo, la no separación de los componentes físicos, técnicos, tácticos y psicológicos. No consigo decir si lo más importante es defender bien o atacar bien, porque no disocio esos dos momentos. Creo que el equipo es un todo y su funcionamiento es hecho en un todo también", expuso en la Revista Única del diario Expresso en 2006. Este enorme entrenador, que ayuda a entender y estimula a aprender, es la misma persona que le hizo piquete de ojos a Tito Vilanova, el ayudante de campo de Guardiola. Lo llamó Pito en la rueda de prensa. Una imagen lo descubrió haciéndole el gesto de mal aliento a Dani Alves y a Messi. Otra lo mostró poniendo su pie sobre la cabeza de Fábregas durante la tangana (gloriosa palabra) del final. No se puede controlar. Cada vez que pierde, el Dr. Jekyll se transforma en Mr. Hyde. Gracias a su innegable capacidad de convencimiento, ha logrado adoctrinar a todo Real Madrid. Los hinchas, los medios partidarios, los futbolistas y hasta el poderoso presidente Florentino Pérez siguen sus postulados cual miembros de una secta de la que Mou es el venerado líder. El antibarcelonismo los ha vuelto locos. Tipos ejemplares como Casillas y Xabi Alonso han perdido la compostura. "La imagen de Real Madrid es patética", disparó Xavi. "Mourinho está destrozando al fútbol español", cargó Piqué. Con su reacción de patotero, el Madrid arruinó su evidente progreso futbolístico. Está cada vez más cerca de ganarle al Barça. Encontró una manera de complicarlo desde el pressing agresivo, intenso y bien coordinado, tapando a todos los posibles receptores. Apenas Valdés se la pasaba a los centrales, se desplegaba el ejército blanco. Di María sobre Abidal, Ozil con Busquets, Cristiano Ronaldo sobre Dani Alves. Anulada la primera línea de pase, Khedira apretaba a Iniesta, Xabi Alonso a Xavi y Pepe a Messi. No le dejaba otra opción que el lanzamiento largo sin destino seguro. Haberle discutido la posesión del balón a Barcelona en campo propio durante 180 minutos es, sin dudas, un reconocible capital para los blancos.

El fútbol se valora en juego, pero se mide en goles. Es la única explicación para el triunfo de Barcelona, generoso en las concesiones que posibilitaron los goles de su rival. Pero marcó tres golazos en los que cuesta encontrar errores defensivos. En el 1 a 0, Messi se escapa de Pepe y ante el achique de la última línea, mete la puñalada para Iniesta, quien ya le había marcado el pase con su diagonal. El divino Andrés espera a Casillas y se la ¡cucharea! En el 2 a 1, Piqué, zaguero central, ¡tira un taco de espalda y con Pepe encima! para completar la pared con Leo, quien se la pica de derecha a Iker. Y el 3 a 2 es un monumento al tiqui-tiqui de verdad. Todo al primer toque. Fábregas, Messi, Adriano que entró a jugar de extremo y de nuevo Messi en la definición atacando pelota y espacio. ¿Qué se puede reprochar el Madrid? Nada. No hay manera contra estos Globetrotters profesionales. Tras otro capítulo espectacular, este duelo entre los dos mejores equipos del mundo refuta la teoría del aburrimiento por repetición. ¡Ya mismo queremos más de esta serie! El guión parece sacado de una historieta de Hanna y Barbera. "Los Superamigos contra Los Malvados". Guardiola, el Obama que no fue, el líder que amamos amar, contra Mourinho, ese villano maléfico que nos encanta odiar, pero queremos que algún día gane. Messi, el crack humilde y colectivo, contra Cristiano Ronaldo, el crack arrogante y egoísta. Los musculosos de la "Secta Mou" representados por el áspero Pepe contra "Los chicos del Barrio" capitaneados por Xavi. Como me dijo el colega y amigo venezolano Alex Candal sobre los egresados de La Masía: "Miden 1.60m, tienen pinta de oficinistas, no usan tatuajes, forman un grupo de amigos, no te dejan tocar la pelota y encima parecen buenos tipos". Ahora se ha sumado Cesc. Tatuado en Londres, regresó a su casa tras ocho años en Arsenal. Clase 87, la de Messi y Piqué, formó parte de la "Quinta del Taxi", llamada así porque con ese medio llegaban al entrenamiento. Campeones en Cadetes B, Messi jugaba de enganche detrás de los tres delanteros en el esquema 3-4-3. Cesc era el 4 y ejercía de organizador como vértice retrasado en el rombo de la mitad de la cancha. En 2001 se separaron sus padres. Su ídolo le regaló una camiseta para levantarle el ánimo. Le firmó que algún día sería el 4 del primer equipo. Era Pep Guardiola. Hace diez años, le predijo el futuro. Anteanoche, lo puso para que jugara los últimos quince minutos con el partido 2 a 2. Encontró su lugar enseguida. Tocó, se movió, demostró su calidad y cerró su propio círculo. Con su vuelta, el Barça puede armar un equipo titular completo con sus juveniles, el sueño de Van Gaal: Valdés-Fontàs (central con futuro), Piqué, Busquets, Puyol-Xavi, Cesc, Thiago-Pedro, Messi, Iniesta. Y esperan Bartra, Muniesa, Montoya. Celebra y recauda con su cantera. Este año, ha vendido a Bojan, Jeffren y Oriol Romeu por un ingreso total de 21 millones de euros. Según el diario Expansión, ha invertido en el desarrollo de su fútbol-base 137 millones desde 2000, el año del arribo de Lionel Messi. Ese Enano que vuelve de sus vacaciones y a los diez días levanta la Supercopa con tres goles y dos pases gol en dos partidos maravillosos. Volvieron a ganar los "buenos". Piqué tiene razón. Con Messi no se puede.

martes, 16 de agosto de 2011

Real Madrid y Barcelona paran el mundo

Por Juan Pablo Varsky para canchallena.com

Chocan los planetas en cada versión del clásico que protagonizan Real Madrid y Barcelona. Anteayer, jugaron por quinta vez en el año. La Supercopa española, que disputan a principios de temporada el ganador de la Liga y el campeón de la Copa del Rey, fue la cuarta competición que los ha enfrentado en 2011 tras la Liga, la Copa y las semifinales de la Champions League.

Además de la ancestral rivalidad y la calidad de ambos equipos, el duelo incluye ingredientes de furiosa actualidad que lo convierten en irresistible. José Mourinho ha impregnado su anti-barcelonismo por toda la Casa Blanca. Ha logrado que hinchas, directivos, jugadores y periodistas expresen su rechazo a todo lo que huela a "culé". "La afición debe elegir si quiere ver los partidos o los quiere jugar" arengó Mou. Compañeros en el seleccionado, madridistas y catalanes se han trenzado en duelos mediáticos y en trifulcas dentro de la cancha. Vicente del Bosque tuvo suficiente y pidió terminar con las provocaciones.

La confrontación individual entre Messi y Cristiano Ronaldo ofrece otro punto de atracción. Aunque se trate de un deporte colectivo, la comparación es inevitable en cada episodio. Sin dudas, se trata del partido más caliente del momento. Abrieron la 2011-2012 con un entretenido espectáculo. El 2-2 tuvo giros en el marcador y goles fuera de contexto que cambiaron el curso del match.

Un Madrid furioso capitalizó su excelente arranque con el gol del exquisito Ozil pero se fue al descanso 1-2 por culpa de Lionel Messi. A sólo cinco días de haber regresado de Ibiza, Leo hizo un desastre en quince minutos. Pase para el golazo de Villa y otro gol en la cuenta de Casillas, uno de sus mejores clientes. Participó poco, pero siempre bien. Aún lejos de su mejor versión, fue la figura de su equipo.

Del otro lado, brilló Ozil, otro que tiene el partido en la cabeza y sabe lo que hará antes de recibir la pelota. El tren ya viaja rumbo a Barcelona, con escala en Zaragoza. Será mi primer Barca-Madrid en el Camp Nou, que presentará al primer campeón de la temporada. Otra fiesta del fútbol nos espera en una ciudad maravillosa. Sin embargo, la opulencia de los dos grandes genera como contrapartida una liga desigual e injusta. La brecha con el resto se hace cada vez más grande. Se parece mucho al campeonato escocés donde Rangers y Celtic compiten entre ellos y no hay lugar para otros. El último título ajeno data de la 2003-2004 para el Valencia con Ayala y Aimar dirigido por Rafa Benítez.

A partir de ahí se alternaron en el poder blaugranas (5) y merengues (2). La diferencia con el tercero se ha tornado escandalosa, más de 25 puntos. La desigualdad la genera el reparto de los derechos de TV, sin parangón en el mundo. Se llevan, entre los dos, el 53% del dinero por los ingresos televisivos. Con esta distribución, no hay competitividad posible. La burbuja explotó.

La gran mayoría de los clubes están arruinados. Le deben a Hacienda casi 650 millones de euros, más de 6 millones a Seguridad Social. Por cada euro de fondos propios, cada club debe una media de 15. El pasivo corriente, que debe pagarse en el presente año, trepó a 800 millones. Por cada 100 euros que deben, hoy cuentan con dinero líquido para pagar 59 centavos.

Hay cuatro equipos que no consiguen publicidad para su camiseta, entre ellos el Atlético de Madrid. Y, por supuesto, también les deben plata a los jugadores. La Asociación de Futbolistas Españoles denunció que 200 de sus afiliados están afectados por algún tipo de impago y que el monto ya superó los 50 millones. El pasado jueves 11, Luis Rubiales, presidente del sindicato, anunció una huelga para las dos primeras fechas del campeonato. No estuvo solo. Lo acompañaron más de 100 jugadores, entre los que estaban los campeones mundiales Casillas y Puyol, respectivos capitanes de Real Madrid y Barcelona.

Todos, consagrados y desconocidos, repitieron el mismo discurso: "esta vez no toca rendirse. No jugaremos hasta que se firme un nuevo convenio colectivo". Los cracks respaldaron a sus colegas en apuros, que viven al día. Aquí, el campeonato de Primera División es responsabilidad de la Liga de Fútbol Profesional, autónoma de la Real Federación Española, que tiene a su cargo la Copa del Rey y las selecciones.

La Liga no quiso dar más de 10 millones para el Fondo de Garantía Salarial, el dinero que los clubes pondrían para evitar impagos. Desde la LFP se decidió que sea de esa cantidad por año hasta 2015. El acumulado no alcanza ni siquiera para pagar la deuda actual. Los clubes, en su mayoría sociedades anónimas deportivas, gastan más de lo que reciben Por ejemplo, Getafe generó 22 millones y gastó 35 en la temporada 09-10. Así de vulnerable, debió aceptar los petrodólares de Royal Emirates Group.

Villarreal, Mallorca, Valencia y Racing de Santander también parten desde ese déficit estructural. Pero el caso más disparatado es el de Zaragoza. Está en concurso de acreedores (22 de los 23 clubes europeos en esa condición son españoles) y no puede fichar jugadores hasta no estar limpio de deudas. Sin embargo, ha contratado a un arquero por más de 9 millones. ¿Cómo lo hizo? A través de un fondo de inversión radicado fiscalmente en la isla de Jersey. ¿Y quién maneja el fondo? El presidente del club Agapito Iglesias. Ha sido tan escandalosa la maniobra que ni siquiera la LFP salió a defender a su afiliado.

La Ley Concursal encarna la última trampa a la que se han aferrado los clubes para evitar el descenso de categoría que les corresponde por su situación financiera, según la vigente Ley del Deporte. La Liga calificó como chantaje la postura de los jugadores. "Nos exigen garantías irreales en el mundo que nos toca vivir", dijo Carlos del Campo, su secretario general. El 12 de julio pasado, la LFP había aprobado el Reglamento de Control Económico, un código de ética y solvencia financiera para salir del agujero negro. "El que no cumpla las reglas, quedará fuera de la foto", había dicho, eufórico, el presidente José Luis Astiazarán. La principal medida será reducir el porcentaje de los sueldos en los presupuestos del 85 % actual al 70.

Hoy, Real Madrid cumple con esa norma (64.4%) gracias a su formidable capacidad para generar recursos. Barcelona gasta el 76 % en salarios y cerró su inolvidable ejercicio con pérdidas. La situación es insostenible. El sindicato se puso firme, marcó la cancha y ahora mismo alguien deberá poner la plata. La situación tiene un punto de contacto con la del fútbol argentino durante agosto de 2009. Aquel reclamo de Agremiados por 40 millones de pesos desembocó en la decisión de la AFA de romper el contrato con Televisión Satelital Codificada y la aparición del Estado como nuevo socio televisivo.

No ocurrirá lo mismo en España. El Gobierno no financiará a los clubes en un país 5.000.000 de parados y una situación económico-financiera muy delicada. Sí pretende mejorar los mecanismos de control. El Senado ya puede votar la reforma de esa Ley Concursal para que los clubes con deuda no puedan cobijarse bajo la intervención judicial y así eludir los descensos de categoría por sus deudas. ¿Y entonces quién lo paga?

Todos miran a la TV, que ya cambió reglas para este año. Impuso la franja horaria del domingo a las 12 para conquistar el mercado asiático. La primera fecha tiene nueve segmentos horarios para diez partidos. El modelo está agotado. Propuestas como tope salarial para los jugadores, como en la NBA, y una distribución más pareja de los derechos de TV cobran cada vez más fuerza. Mientras tanto, mañana será un día clave. Se definirá, nada menos, si tras otro Barcelona-Real Madrid se parará el fútbol en España.

lunes, 15 de agosto de 2011

La industria pornográfica

Por Ezequiel Fernandez Moores para canchallena

"¿Quién quiere ver fútbol cuando el país está en caos?" Rio Ferdinand, uno de los jugadores más importantes en la última década del fútbol inglés, no dormía mientras veía por Sky News edificios y ómnibus en llamas en su Peckham natal, sudeste de Londres. Es un fanático de Twitter. Unas semanas antes, twitteó unas fotos que se estaba sacando en una visita del Manchester United a la Casa Blanca. Enfureció cuando advirtió que las fotos desaparecían al instante. Hasta que le avisaron que era la CIA. Pero esa noche, en su mansión de 8 millones de dólares de Cheshire, Ferdinand siguió twitteando desesperado. "No puedo decirles exactamente a los jóvenes qué deben hacer, pero robar televisores, quemar las casas de gente inocente y negocios no solucionará nada."

También twitteó su compañero Wayne Rooney, nacido en Croxteth, un suburbio de Liverpool. "Por qué la gente le hace eso a su propio país, a su propia ciudad. Por favor, paren", escribió desde su cercana mansión de Chestbury, de 6,5 millones de dólares. Al día siguiente, miércoles, Ferdinand y Rooney se quedaron sin jugar el amistoso contra Holanda en Wembley. Los graves disturbios también ponían en riesgo la primera fecha del campeonato. "Posponer el inicio de la Premier League sería un mensaje terrible para el resto del mundo. Se ve en todos lados adonde viajo", dijo Bernie Ecclestone. El octogenario zar de la Fórmula 1 y accionista del ascendido Queens Park Rangers viaja mucho. Subió del puesto 38 al 23 en la lista de los hombres más ricos del Reino Unido. Posee unos 4000 millones de dólares. Los miles de jóvenes que salieron la semana pasada a las calles de Londres y de otras ciudades de Inglaterra, para protestar unos y para saquear otros, no prestaron la más mínima atención a los ruegos de las figuras deportivas.

Peor la pasó nada menos que Michael Jordan en 1993 cuando amagó intervenir en el caso Rodney King, una golpiza policial que provocó estallidos raciales en Los Angeles. La estrella de la NBA, icono del deporte globalizado, ganaba entonces unos 70 millones de dólares anuales en salario y publicidades, como aquella en la que un niño blanco decía "Yo quiero ser como él". Uno de los líderes de la protesta le sugirió que no interviniera. Le dijo que, lamentablemente, los jóvenes ya no lo sentían propio. Que el dealer de la esquina era para ellos un modelo mucho más cercano. Respuestas similares recibieron Ferdinand y Rooney la semana pasada. El ex arquero de la selección inglesa, David James, se indignó cuando escuchó por la TV a un comerciante que decía que, en lugar de twittear , los jugadores debían donar parte de su fortuna y que ellos eran un mal ejemplo. "Los jugadores no tienen por qué ser modelos de los jóvenes", escribió James en The Guardian. Sí opinó que los jugadores y los clubes deberían dedicar más tiempo y dinero a sus comunidades, y no limitarse a la visita anual al hospital de la zona con las cámaras de Sky TV. "Cuando uno les habla a millones tiene alguna forma de responsabilidad social", replicó un lector. Decenas se indignaron por los dineros y los escándalos que rodean a los jugadores. "Nuestros banqueros -terció alguien- también evitan ser castigados y encima piden más dinero, como los jugadores. Sus estafas, además, producen mucho más daño."

"Nadie puede asumir liderazgo moral, tampoco los políticos acusados de fraude o los policías y periodistas que espiaban teléfonos", me dice desde Londres Gary Armstrong, sociólogo especializado en fútbol. El colega Jimmy Burns me aconseja leer "el majestuoso libro" de David Goldblatt The ball is round para comprender qué significaba y qué significa hoy el fútbol en Inglaterra. La Premier League inició el último fin de semana su 20» edición. Comenzó en agosto de 1992. Por un lado había que poner fin a la era de los hooligans . Por otro, adueñarse de los nuevos millones de Rupert Murdoch y la cadena Sky. Sudán del Sur, flamante nuevo país, se anotó para ver a la Premier League incluso antes de unirse a la ONU. Es el país número 212 que ve por TV al fútbol inglés. La TV pagaba 11 millones de libras en 1992. Hoy paga 1300 millones. Murdoch gana fortunas con las transmisiones de pago. Había apenas 11 jugadores extranjeros. Ahora, casi 300. Los dueños de los clubes eran británicos. La mitad está hoy en manos foráneas, de Estados Unidos a India, de Uzbekistán a Serbia, de Hong Kong a los árabes. Un asiento en Old Trafford costaba una media de 13 libras. Según la inflación hoy podría costar 19 libras. Cuesta 50. Los modernos estadios ingleses parecen hoy teatros de ópera. La violencia, cada tanto, vuelve a explotar en las calles.

El único partido suspendido del fin de semana fue Tottenham-Everton. En Tottenham comenzó la explosión cuando la policía mató a un ciudadano negro, supuestamente un dealer . Los negros tienen chances 7 contra 1 respecto de los blancos de ser arrestados bajo sospecha, recordó Joseph Harper, para quien la situación en Inglaterra hoy es peor que en las revueltas de 1981. Mark Duggan fue el muerto 334 desde 1998 bajo custodia policial y sin condena jamás para un policía. Lo escribió Nina Power en un artículo en el que enumeró la escalada de las protestas sociales del último año por recortes y ajustes y recordó que el 10 por ciento más rico de la población británica tiene una diferencia record de 100 a 1 respecto del 10 por ciento más pobre. "En una sociedad cuyas diferencias son las peores desde 1920, los futbolistas que ganan 80.000 libras por semana (131.000 dólares) son modelos de esa opulencia", escribió Paul Hayward al justificar la suspensión en Tottenham, "un área con los peores índices de desempleo y en la que los recortes sociales para los jóvenes fueron del 75%". Su colega Richard Williams agregó que en el municipio de Haringey, donde está el estadio de Tottenham, cerraron 8 de los 13 centros juveniles. Lo escriben para decir que, tal vez, los incidentes de la semana pasada no son sólo "pura delincuencia", como los describió el premier David Cameron. El deporte escolar sufrió recortes de 162 millones de libras. La Premier League destina 7,8 millones de libras a Kickz, un proyecto para las comunidades. Es el sueldo anual de cualquiera de sus jugadores estrella.

La policía autorizó la semana pasada un torneo de beach-volley en Horse Guards, una de las sedes olímpicas para los Juegos de 2012. Había 200 delegados olímpicos, 24 equipos. Suspender el torneo hubiese sido un papelón olímpico. Mientras discutía la crisis con sus ministros, Cameron podía ver la competencia desde las ventanas de su oficina. Se instalaron 28 toneladas de arena y tribunas para 10.000 personas. "Y entonces ellas jugaron beach volley en pequeñas bikinis, sobre arena importada, mientras el mundo ardía", escribió, irónico, el periodista Dave Zirin. "Cuando el año próximo se celebren los Juegos -me dice Armstrong- tendremos 3 millones de personas sin ingresos y el mayor número de gente encarcelada en la historia del Reino Unido." En medio de protestas, las obras olímpicas obligaron a demoler Clay's Lane Estate, en East London, la segunda casa cooperativa del Reino Unido. La decisión provocó disturbios, "el lenguaje de los sin voz", como los llamó alguna vez Martin Luther King. Muchos escenarios olímpicos están en la zona de los incidentes. Entre los cientos de personas bajo arresto, entregada por sus padres, figuró Chelsea Ives, una promisoria atleta de 18 años seleccionada como "embajadora" para los Juegos. Este y otros casos obligaron a no realizar lecturas lineales sobre la explosión en las calles, las protestas y el pillaje. "No deberíamos intentar explicar ni comprender", dijo Kelvin McKenzie, ex editor del Sun, furioso por las imágenes del desastre que veía desde su estudio. Los Juegos costarán por lo menos 15.000 millones de dólares, aunque algunos analistas hablan del doble. El nuevo estadio olímpico ya está terminado. Costó casi 800 millones de dólares y fue construido, parcialmente, con dinero público. Después de los Juegos, quedará en manos de David Sullivan y David Gold. Son los nuevos dueños del club West Ham. Hicieron su fortuna en la industria pornográfica.

domingo, 14 de agosto de 2011

Futbolización de la política

“Les rompimos el orto” (a los propios argentinos). “La tienen adentro”. “Te querés matar”. Política modelo siglo XXI.
No se tratará este breve ensayo de una disertación sociológica. Más bien es un comentario, casi desde el sentido común: cuando la política se torna futbolística, cuando se alienta a los candidatos en los actos, cuando se hincha por políticos con la misma irracionalidad y falta de elección con que se hincha por un equipo de fútbol, “en las buenas y en las malas”, porque tu viejo o tu vecino te hicieron hincha y no se cambia,  no estamos ante señales de una popularización saludable de la política. Por el contrario, entonar cánticos contra el partido opositor puede parecer súper chévere, puede hacer que los jóvenes se sientan parte de una marea que cambia la historia, pero en verdad se trata sencillamente del entonamiento de eslóganes simplistas, cantados sin reflexión, que convierten al opositor en enemigo. No hay debate político, no hay ideas valiosas de sectores divergentes o apartidarios. La política es ser parte de un partido político “cueste lo que cueste”. La cultura del aguante irrumpe en el primer plano de la política argentina, aunque en rigor de verdad siempre se han utilizado a las masas para extorsionar. La fuerte presencia de barras bravas en la política desde el golpe militar es una contundente prueba de ello.
Todo esto sucede en un momento donde los políticos de todos los partidos se jactan de haber puesto fin a una década de vaciamiento y la banalización farandulesca de la política (la primavera menemista). Es cierto que hay cierta renovación en la política. Se han modificado leyes añejas, y se ha dado por fin lugar a la juventud. Pero los jóvenes llegan a la política sólo si se transforman en meros hinchas que apoyen esas leyes (porque, al final, la movilización de masas es una cuestión de ostentación de poder). Y que alguien sea hincha de un partido politico no invita precisamente a la reflexión política. Esta postura irreflexiva lleva a la constante confrontación a la que asistimos hoy. Allí también hay otra forma de vaciamiento de la política. Los intelectuales, hoy parte fundamental del aparato para atraer nuevas adhesiones a partir de la supuesta idoneidad de sus ideas, aportan su granito al promover desde su lugar no al debate o a la conciliación, sino a la riña constante.
La política siglo XXI no cree en debates, sospecha de la palabra, elemento de duda y cuestionamiento. Prefiere la verdad, y el mito funciona como una forma inamovible de verdad. La construcción de los mitos, por supuesto, se hace a partir de la publicidad: no importa verdaderamente la agenda o el ideario (si la hay) de un político, sino su imagen, el mito construido alrededor suyo. Binner, por ejemplo, se transformó casi irreflexivamente en el candidato de la clase media bienpensante, la centroizquierda. Duhalde intentó explotar por última vez su veta de salvador de los argentinos, sin éxito. Los K, inseparables Cristina y Néstor en la mente de la juventud, construyeron algo aún más fuerte que el mito, más primitivo, más profundo: el ícono. Detrás de la historia de una vida entregada por el país, se resignificó el ícono del Eternauta para apelar a las masas sin palabras, sin discursos, sin riesgo de discusión: Néstor es el Eternauta. Un triunfo del marketing.
En este contexto no extraña que las victorias políticas sean festejadas como si de títulos se tratara. Búnkeres bailando, dedicando la victoria a los putos de, y siempre la frase: es el triunfo de una manera de hacer política. Que es siempre la misma, gane quien gane. Para acaparar poder es necesario vaciar la política y rellenarla de mitos que guían, mitos que pueden cantarse, que pueden verse, que no tienen por qué explicarse. Se trata de una pasión.

viernes, 12 de agosto de 2011

Gatopardismo y fútbol argentino


¿En que andan los supuestos grandes de nuestro fobal?
Uno anda por la B, pagando sus cuentas pendientes pero a medias: después de contratar refuerzos de nivel europeo a pesar de su millonaria deuda (a eso se referirá su apodo?), algo habitual de todos modos entre los clubes del fulbito argentino (el Tribunal de Cuentas nada controla, Agremiados transa siempre), River zafó de los disturbios provocados aquel ya mítico día de su descenso. Los hinchas del club provocaron destrozos que decretaron la suspensión del partido, decenas de heridos, incendios y escenas más parecidas a disturbios políticos que a disputas futboleras (sobre todo la bizarrez de la autodestrucción: los hinchas no perseguían a los cordobeses, buscaban ante tamaña decepción destruir su propio club, con sus dirigentes dentro).
Bueno, dicen que por las elecciones (resulta difícil de creer: ¿cuántos votos se hubieran perdido de haber sancionado a River debidamente? ¿Cuántos se pierden en todo caso ante este mamarracho?) el equipo de Núñez no será sancionado, agregándose éste a un número de favores (transmisión de partidos por TV pública, caché invariable a pesar de su descenso) de una evidencia similar al intento por salvarlo reestructuración de todos los torneos mediante. El antecedente cercano (disturbios similares hace tres años, en un Tigre-Chicago) sirve meramente para la indignación: el equipo de la República de Mataderos, ante la quita de puntos sufrida por aquellas peleas pos-descenso, no pudo evitar una nueva pérdida de categoría (gracias al cruel sistema de los promedios). Pero bueno, esto es así siempre.
Y su contraparte, Boca? Boca logra mantener cierto nivel deportivo (de primera, esto es) pero la verdad es que institucionalmente es un cambalache similar al de su vecino riverplei. El club está políticamente incendiado, con cruces entre dirigentes cada semana, bardeadas a jugadores y cuerpo técnico de parte de directivos, internas durísimas, elecciones cercanas, y un ciclo sin éxitos que evitó que lo que es habitual en Boca reciba el habitual maquillaje del triunfo. Va una fecha, y a pesar de que gastaron una tonelada de platita (otra vez) para armarle el equipo a Don Julio Falcioni, ya se ah dicho, públicamente, que el partido por segunda fecha ante Unión… ¡puede ser determinante para su futuro! Declaraciones, para colmo, que sólo ayudan a desestabilizar a un equipo con problemas de estabilidad hace rato.
Pero no debería ser sorpresa: hace rato Boca anda sin proyecto serio, por ahí, robando jugadores y técnicos de moda, superpoblando el plantel, siendo negligente con los frutos de la cantera, echando DTs a lo pavote y cosechando los resultados lógicos. Este Boca cocoliche, que cambia medio plantel cada seis meses, que no tiene línea de armado ni línea de juego, que sufre a sus cracks más que lo que los disfruta, colonea constantemente: un par de triunfos, la ilusión de volver a ser, la irregularidad, y finalmente, una mitad de tabla mediocre que no alcanza ni para las copas. Otra vez tiene un equipazo que da la sensación de estar más cerca de defraudar que de cumplir. Pero… Falcioni algo sabe, aunque poco lo haya demostrado en su estadía en Boca, demasiado complicado por todo el famoso Mundo Boca (que incluye que peligre su trabajo constantemente) como para poder ejercer con tranquilidad.
Recientemente dijo Alejandro Fabbri que hay que terminar con el mito de que Boca tiene que ganar todos los años. Gran verdad que sus hinchas no quieren mirar, esto resulta cierto históricamente (Boca ha sufrido grandes sequías de títulos) y de hecho sería mucho más saludable si en lugar de forzar tanto la máquina económica el equipo desacelerara de una vez y armara un proyecto a largo plazo. Su sitial de privilegio ya lo ha perdido, de todos modos, es decir que nada tiene que perder.
La frutilla del postre del Mundo Boca es, por supuesto, que han hecho socio a Di Zeo, recientemente liberado y vociferando por ahí sus aspiraciones políticas (en Boca y a nivel nacional). Aparentemente, este delincuente comprobado, asesino y cómplice, “tiene derecho” a ser socio, a pesar no ya de su prontuario (el club no es el estado y puede aplicar un derecho de admisión más que merecido… pero Di Zeo “los conoce a todos”, y andá a saber que más sabe), sino del pequeño detalle de que Boca ya no hace socios, porque su cancha le queda chica. Por supuesto, Rafa tiene contactos evidentemente poderosos de su etapa en La Doce y consiguió que abran el padrón para él. Dicen que estamos ante otro fútbol, con River en la B, con ocho equipos del interior en primera… pero en realidad, da la sensación gatopardista de que nada cambia, che.

jueves, 11 de agosto de 2011

De Zubeldía a Bilardo


Llegada de Osvaldo Zubeldía, se comienza a gestar un equipo gigante

Enero de 1965, Plaza Constitución son las 8 de la mañana

Los andenes, desolados, denunciando la época de vacaciones. Como toda estación de gran envergadura, esta de Capital Federal constituye un gigantesco yunque forjador de esperanzas.

Allí está ese grupo pequeño que las ha depositado en La Plata. En un club con rica tradición futbolística. De prolongada trayectoria en el fútbol mayor. Cuyo nombre es piedra de toque para una automática, casi obligatoria, referencia a aquella delantera inolvidable: Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira, Guaita. Porque entonces, la mayoría de los aficionados que peinaban canas, conservaban en sus retinas aquel fútbol de frac, galera y bastón. De deleite para aquel exigente público de la década del 30.

Sin embargo, este grupo tiene otra idea. No la de reeditar aquella “belle epoque” de Estudiantes, aquel lirismo. Es que corren otros tiempos. Todavía cicatrizan las heridas del fracaso de 1958 en Suecia, que determinó una especie de posguerra futbolística. Todavía los dos grandes, River y Boca, se están sacudiendo los equívocos efectos de esa difusa aunque tan publicitada concepción de “fútbol espectáculo” que pergeñaron Liberti y Armando.

Este grupo, con declarada humildad, prepara otra tarea. No sabe de automóviles último modelo, tampoco piensa en el frac. Está dispuesto, desde el vamos, a reemplazarlo por el overol…

Osvaldo Zubeldía, ex jugador de Boca, Vélez, ex DT de la Selección y de Atlanta, es el conductor. Argentino Geronazzo, su ayudante de campo. Y por supuesto, jugadores. Carlos Salvador Bilardo, ex San Lorenzo y Deportivo Español, un aventajado estudiante de medicina, tanto que pocos meses después anteponía el título de doctor a su apellido, rindiendo la última materia mientras militaba en el planten albirrojo. Raúl Horacio Madero, ya médico, Marcos Conigliaro, Roberto Santiago y dos juveniles, Alberto José Poletti y Eduardo Luján Manera.

El grupo ya tiene La Plata a la vista. Tras poco más de una hora de viaje con tema excluyente: el fútbol. Enseguida, el corto trayecto desde 1 y 44 hasta la entrada al estadio de calle 55. El grupo “de Buenos Aires”, ha llegado.

Lo hizo desde distintos barrios de trabajo, de saludable rutina en las costumbres, de sacrificio. Y en La Plata aguarda la savia necesaria, la misma que nutre a Poletti y Manera, para dotar al resto de la juventud, del ímpetu, para transitar juntos una etapa inédita. Para inaugurar una escuela que hoy, a dieciocho años vista, mantiene resonante vigencia. Una escuela seguramente mucho más respetada ahora que por sus contemporáneos, durante la época de sus frutos más espectaculares.


¿Y eso qué es? ¿Una película?

Promedia la mañana platense. Es el viejo estadio estudiantil el grupo se entremezcla con otro de similares características, aunque de menor edad. Su conductor se llama Miguel Ubaldo Ignomiriello, quien con una base de férrea, insobornable disciplina dentro y fuera del campo, dirige a promesas juveniles. Poletti y Manera se suman a Aguirre Suárez, Malbernat, Pachamé, Bedogni, Echecopar, ·Tato” Medina, “Bambi” Flores, entre otros, y a dos goleadores de las inferiores que ya saben de las exigencias del debut en primera división: Eduardo “Bocha” Flores y Juan Ramón “Bruja” Verón.

Zubeldía e Ignomiriello. La personalidad de los dos técnicos permite interrelación fluida desde el inicio. Días antes, en una mesa del buffet estudiantil en el estadio, habían hablado de planes futuros, prácticamente en un mismo lenguaje. Juntamente con Geronazzo, un estudioso del fútbol y con el preparador físico Jorge Kistenmacher, el mismo que logró reciénteme con Peñarol un título intercontintental.

Se ha establecido en este grupo una verdadera mancomunión en la forma de encarar las tareas. Todos sintonizan, en lo global, una misma onda futbolística. En ese sentido, el trabajo va a asentarse sobre cimientos muy firmes.

Es que las dos esperanzas confluyen. Zubeldía trabajará forjando el equipo base. En el otro laboratorio, Ignomiriello apuntaría la labor de la primera división con un semillero excepcional, con una “tercera que mata!, como la bautizará desde que surgió la intuitiva tribuna albirroja.

Ésa tercera, había salido subcampeona en 1964 y en 1965 se aprestaba a paladear el título. Para testimoniar la importancia de aquella tercera, puede apelarse al pintoresquismo de Carlos Bilardo, al recordar hoy una anécdota. “Cuando llegué a Estudiantes, me fui con unas pilchas muy brillosas, recién compradas, al hablar con el presidente Mangano. Estudiantes ofreció tanto, dijo Mangano. Y yo quiero tanto, contesté. Como no hubo acuerdo, Don Mariano me dijo: yo voy a ver la tercera que mata, usted piénselo y después me contesta… Yo estaba con un periodista platense y le dije que no había arreglado, que el presidente se había ido a ver una película y venía… él no entendía nada, hasta que le expliqué que el título de la película era algo así como tercera que mata… casi se muere de risa, y me aclaró que la que mataba era una tercera de fútbol. Entonces fui a la cancha y vi por primera vez a aquel equipo. Me acuerdo que en 1959 salimos campeones de tercera con San Lorenzo y no iba nadie… en cambio ellos llevaban a la cancha cualquier cantidad de gente…”

En esos juveniles, Ignomiriello inyectaría muy hondo el sentimiento de la disciplina, del trabjo intenso y sin pausas. Esos terceristas enriquecerían el plantel profesional. Con un ascenso paulatino a primera. Esperando que el árbol conceda el fruto a punto. Sin arrebatamientos. Para que la exigencia, en el momento justo, asegurara estabilidad en el fútbol mayor.

Se arma el laboratorio

Habría que esperar un par de años para la consagración de ese plantel, compuesto por la experiencia de los más veteranos como Bilardo y Madero, y aquellos terceristas que de la mano de Ignomiriello imponían una disciplina, un orden, una dinámica hasta entonces inédita en divisiones juveniles.

Nadie del grupo escatimó esfuerzo. Trabajaron denso con o sin lluvia. Hubo exigencia física dosificada pero muy intensa por parte de Kistenmacher; repetición hasta el cansancio de jugadas, previo pizarrón, para no dar ningún tipo de ventajas al rival de turno; tarea exclusiva con los arqueros para que supieran tanto en los tres palos como en las salidas, todo el repertorio de exigencias.

Así, con humildad y sacrificio, con un equipo que también incluía el desvelo ante cualquier detalle del doctor Roberto Marelli, preocupado fundamentalmente por la elevación moral del plantel, con el inefable Lucho Elorga como kinesiólogo y otros, Estudiantes conformaba una escuela de futbolistas preparados como pocos para la competición. Donde las concentraciones prolongadas no limarían el espíritu de éxito, sino todo lo contrario. Donde tanto en lo táctico como en lo estratégico y además en lo técnico, habría repertorio suficiente para cubrir en forma total, a fondo, cada centímetro de un campo de juego. Donde la línea del offside aparecería por primera vez con todo éxito, llegando luego a universalizarse como recurso, aún para los más renuentes a apelar a ese tipo de respuesta defensiva. Una escuela donde también cada pelota parada iba a implicar un desperdicio siempre y cuando lo motivaran las limitaciones técnicas de quien las jugara, y nunca la negligencia.

Ese viaje desde Plaza Constitución, tan esperanzado, no había sido en vano. Los intercambios de opiniones entre apasionados del fútbol –a veces airados- en el interior del tren tampoco. La idea futbolística de Osvaldo Juan Zubeldía, ese laboratorio montado en enero de 1965 con excelente correlato en el otro que desvelaba a Miguel Ubaldo Ignomiriello, aun considerando la diferencia de matices en las concepciones futbolísticas de ambos entrenadores, iba a registrar resultados de singular estatura.

Entre otros, éste que hoy recuerda Ignomiriello: “Un plantel de buena fe de Estudiantes para la Libertadores tuvo nada menos que veintiún jugadores surgidos del club, sobre un total de veinticinco…”

Esa escuela de fútbol llevó casi al delirio a una mitad de aficionados platenses y resultó vital para la enseñanza de generaciones venideras de futbolistas.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Los alcances del esputo

Por Ernesto para La Redó

Convengamos que escupir es uno de los peores gestos agresivos de la condición humana. Ya lo decía Hannah Arendt: “dejen de tirarme encima el muerto de Lila Carrió” (?). Pero sí utilizando un concepto de ella podemos hablar de esta banalidad del mal. Que el sujeto que escupió a Román Riquelme estuvo totalmente equivocado en su gesto, no cabe duda alguna. Que una operatoria periodística berreta y comercial se montó alrededor de esto apoyándose en una moral elástica que solo conviene en tren de alimentar la lógica del negocio, es más que cierto aun. Y más triste.

Y nosotros, ahora, acá, estamos hablando de lo mismo. Entonces, hay una primera victoria de la operación. Tema menor, infinitamente menor, uno más de un proceso de destrucción educativa y cultural – que lleva muchos años y que desde hace poco ha empezado a mostrar algunos gestos de recuperación gracias a ciertas políticas estatales – pero que aun muestra en estos actos su triunfo, es utilizado por supuestos exégetas de los valores y la nobleza para que se hable de ello y un perejil pague las consecuencias. Decimos, la operación triunfa porque nuestra voz, pequeña, perdida, es para criticar más este ejercicio de hipocresía y no el escupitajo en sí, que, repetimos, estuvo mal. Pero no alcanza, obviamente que no.

Los perejiles o el perejil, insistimos, fue un muchacho de Olimpo, un club con escasos antecedentes conflictivos, hay que decirlo. No hemos visto ninguna tapa de ningún pasquín nefasto, pongamos Olé por caso, sobre las escupidas a cualquier jugador en la Bombonera, donde además de eso poco más y te hacen madre (?). Tampoco hemos notado demasiada repercusión en ningún medio periodístico cuando Quiroga de Belgrano escupió a Mauro Matos de All Boys en esta misma fecha del torneo de primera división. Y esto no es por el negocio de Boca vende, sabemos como funciona y no somos tontos. Lo que tratamos de remarcar es la manipulación grosera que se hace un acto súmamente común en nuestras canchas pero que esta vez tuvo como involucrado a un fetiche mediático, llamado Riquelme en este caso.

Nosotros en LR! tenemos una lectura tan arbitraria del suceso como la que han hecho estos payasos de algunos medios. Pensamos que Riquelme, que se la pasa escupiendo, salivó desproporcionadamente el campo de juego de Olimpo y el hincha vio, impávido, como se insultaba a su tierra y haciendo un uso anacrónico de un código de justicia con algún viso de validez aun, como la Ley del Talión, aquello de ojo por ojo diente por diente, decidió escupirlo a él. Hammurabi no lo habría pensado mejor (?). ¿Te suena a estupidez esto? ¿Por qué? Si es un ejercicio de manipulación como el otro.

Repetimos, el hecho merece repudio. A nadie le gusta ser escupido, claro está, es netamente humillante. Siempre tenemos en nuestra memoria la imagen de un jugador en cancha visitante para ir a patear un corner y usar su camiseta como escudo ante los escupitajos del rival y genera indignación un poco también de vieja chota (?). Pero es curioso como se castiga a unos y otros. Hoy el Chino Benítez, conocido por escupir a Bofo Bautista más que por haber sacado campeón a Boca de una copa, esgrime cierta simpatía social por decir pavadas en el programa de Fantino. El Bambino Veira, violador, goza de un indulto social insólito apañado por estos mismos medios que se escandalizan con este hecho. Rafa Di Zeo da notas, los barras tienen micrófono cuando quieren, los casos de los hinchas muertos en las canchas tienen la cobertura del momento y rápidamente quedan en el olvido y la connivencia ante los desatinos dirigenciales es total, siempre y cuando el negocio no se toque. Mientras tanto a este hincha le aplican derecho de admisión de por vida.

Que acá lo hacen todos no es una excusa. Es un hecho repudiable. Que el circo montado sobre este pequeño hecho para lavar hipocresías y culpas ante esa falacia de que el periodismo es un mediador es más repudiable aun. Riquelme salió a decir que habían estado en Europa y que acá vieron las cosas como son y ahí dejó la cosa. Ahora, intentar montar un sesudo análisis socio-antropológico sobre esto, doñarrosearlatoda, pensar en términos de “qué nos pasa como sociedad” y utilizar como guía la agenda de un medio lamentable en el sentido de que se habla de eso porque el partido fue un espanto sin nada para analizar, bueno, es algo totalmente diferente y es la intención humilde de estas líneas ubicar las cosas en un contexto más real.

Si esto es el inicio de una larga cadena de denuncias donde habrá cada fin de semana una tapa con: escupidas a jugadores, por ejemplo de San Martín de San Juan o Patronato, maltrato de la policía a hinchas en todas las canchas, actitudes violentas y provocativas de jugadores para con los hinchas, denuncias sobre aprietes varios, corruptelas de todos los colores y todo aquello que sucede en cada jornada del fútbol argentino, bueno, bienvenido sea. Si esto fue algo aislado, un grito en el desierto, una opereta clásica del momento donde el medio busca legitimarse como guía moral, bueno, la manipulación habrá quedado totalmente al descubierto. Creemos que se trata de lo segundo.

lunes, 8 de agosto de 2011

El éxodo

Son muchos los pibes que tentados por un par de euros, presionados por familiares y esas ratas que son los representantes, dejan sus clubes sin terminar de formarse para embarcarse en exóticas aventuras europeas de las que regresan mucho más viejos que lo que indica su DNI, frustrados, faltos de fútbol competitivo y habiendo desperdiciado momentos clave en su formación. ¿Cuántos de estos artistas del escape, que esgrimen la patria potestad para zafarse del poco control que pueden tener los clubes sobre ellos (obligados a hacerles tempranos contratos y a tener plantillas de cuarenta profesionales), realizan una carrera satisfactoria, triunfal? Casi ninguno. La mayoría se pierde en el tiempo y el espacio, y reaperece jugando Argentino A, o metiendo algún golcito interesante en alguna liga menor. Poca cosa para las aspiraciones de estos pibes cazados desde Europa, que suelen ser los habilidosos, los distintos. Resulta lógico, sin embargo, que exiliados, sin pertenencia a ningún lado, habiendo quemado mil etapas (incluso a veces forzados mediante tratamientos a crecer, algo que habitualmente termina en lesiones crónicas), obligados a una evolución súbita para adaptarse (o morir), el talento de estos chicos no llegue a cristalizarse y a veces llegue a extinguirse.

Algo así le sucedió al pibe Brian Sarmiento. Escapó con 16 veranos para Europa, pequeño y cararrota gambeteador de cuna pincharrata, empujado con vehemencia por su representante, una lacra llamada Ronald Baroni. Y al final de cuentas, ¿qué sabe uno de la vida a esa edad? Un par de euros encandilan a cualquier pibe, y también (y con menos justificación) a su familia, que en célebres reportajes dijo que Estudiantes no le pagaba a su hijo... para mantener a su familia. En fin.

Estudiantes demostró la falsedad del recurso apelado para sacar a Brian del país, y aunque ello provocó que el pibe estuviera parado hasta su mayoría de edad, nunca volvió al país o se le retribuyó al club de modo alguno.

Hoy Brian regresa al país, rescatado del olvido por Racing (Simeone lo tuvo en su paso por el Pincha), tras varias temporadas sin patear un fútbol. Regresa con la sabiduría de los tipos que han sufrido, y lo primero que dice ante los micrófonos resulta una refrescante advertencia para sus pares ávidos de platita: “Me equivoqué -dijo Brian-, estuve mal asesorado y le pido disculpas a la gente de Estudiantes. Yo actué muy mal, no tendría que haberme ido como me fui. Me equivoqué. Lamentablemente, yo era demasiado joven y me asesoré muy mal. El empresario y representante Ronald Baroni fue el que ideó todo”.

Sarmiento, hoy con jóvenes 21 años y genuina chance de tener una nueva oportunidad, muy reflexivo y seguramente bastante atemorizado de haber sentido que el fin de su carrera podía llegar, dejó un mensaje muy útil para los jóvenes que son tentados a irse rápidamente del país: “Yo actué muy mal no tendría que haberme ido como me fui. Me equivoqué. Lamentablemente, yo era demasiado joven y me asesoré muy mal. Yo les digo a los pibes se asesoren bien, que no todo es dinero”.

domingo, 7 de agosto de 2011

Sabella nació con Kennedy a la cabeza

Por Marcelo Gantman

Un fútbol anestesiado y sobrepasado siempre por sus infiernos diarios apenas repara en un nuevo técnico del seleccionado que citó a Manuel Belgrano y a John Fitzgerald Kennedy el día de su asunción.

Por supuesto que los medios repararon en la sopresiva forma elegida por Sabella paraargumentar en un discurso inaugural. Sabella apeló a la ofrenda que hizo por la patria Belgrano y destacó que “murió pobre”. En buen romance futbolero eso quiere decir que llama a un baño de humildad a los jugadores que son figuras internacionales y estrellas cotizadas por el marketing y la publicidad.

No hay problema con que un futbolista sea eso, sino que lo hay cuando no contrasta los beneficios de la profesión con el rednimiento dentro del campo de juego. El medio futbolístico argentino entiende que hay un problema con eso y el nuevo escenario es celebrado. La selección argentina cuando ciera una etapa y abre una nueva siempre se mueve por oposición al cicli anterior. Se avizora un tiempo en el que parece que la fama no garantizará puestos en la cancha.

Kennedy entra en el panorama de Sabella cuando el DT le solicita a los futbolistas que hagan algo por el seleccionado en vez de esperar que el seleccionado haga algo por ellos.

El ciclo de Sabella empieza con argumentos prometedores. Ver como juega y como gana ya corresponde a la pantalla siguiente.



viernes, 5 de agosto de 2011

Las reservas del fútbol argentina

Les dejamos una nota bastante vieja de Gantman, pero con mucha actualidad, para inaugurar el campeonato... Por Marcelo Gantman

Canchallena.com
publicó sobre el inicio de este año un informe puntilloso e irreprochable sobre la deuda de los clubes del fútbol argentino. La nota ofrecía cifras globales y particulares sobre el estado de las cuentas de los equipos de primera división . Algunas reconocidas por sus directivos y otras avaladas por el silencio de los que prefirieron no hacer comentarios. Por la misma época se conocieron los números, tambien alarmantes, de los clubes de primera y segunda división de España y el avanzado estado de insolvencia de varios equipos de la Premier League. Se ve que con el nuevo año y la temporada ya partida al medio (el negocio del fùtbol tiene su propio calendario que va de junio a junio), la necesidad de chequear los saldos es imperiosa en todos los mercados futboleros.

Así vimos que el fútbol argentino tiene un déficit estimado en 1.000 millones de pesos. El balance de Boca figuraba en el informe a la cabeza con un pasivo de 135 millones de pesos. En España el Real Madrid marcha al frente con 527 millones de euros y en la Premier League, el Manchester United y el Liverpool son los gigantes deudores del fútbol inglés con 3.000 millones de libras en rojo .

La sacudida economía de los clubes argentinos reconoce como habitual este estado de situación. La prensa deportiva insume mucho tiempo para describir la penosa contabilidad de los equipos de primera división, sin ahorrar calificativos para los dirigentes que manejan los fondos de los clubes. En cualquier tira radial de las 7 de la tarde, ahora un poco más en la televisión y en las páginas y sitios deportivos muchas veces hemos visto lo que se suele decir de los dirigentes del fútbol:

-Que tienen que actuar como dirigentes y no como hinchas pasionales

-Que siguen con la fiesta como si acá nada hubiera pasado

-Que hacen en los clubes con dinero ajeno lo que no harían en sus empresas con dinero propio.

-Que son corruptos y ladrones.

-Que tienen que ser profesionales y no amateurs, porque en Europa ya trabajan desde la mañana y en los clubes a esa hora no hay nadie.

-Que deben aprender de los que hacen bien los deberes

Tal vez estas premisas también tengan que regir para los directivos europeos porque el fútbol pierde dinero a borbotones en cada lugar donde el fútbol es importante. No es la intención salvaguardar a los dirigentes argentinos. Muchos se ajustan a las descripciones detalladas más arriba y algunos las registran todas en una sola persona. Pero sería bueno tratar de desentrañar porque millonarios del acero y el uranio como el ruso Roman Abramovich,la poderosa familia industrial de Malcolm Glazer a cargo del Manchester United, los jeques arabes del Manchester City y un gigante de la construcción como Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, todos exitosos en sus rubros particulares y alejados de los números del chiquitaje, son los rostros conocidos del déficit del fútbol del primer mundo. Porque a ellos en sus clubes les pasa lo que no les pasa en sus empresas.

La respuesta es una: porque el fútbol es un deporte y negocio de derroche. Se gasta ahí lo que se genera en otro lado. Abramovich consiguió con el Chelsea el roce social que sus negocios duros no le daban. Comenzó con los invitados a los palcos, refinó su gusto por la pintura y se hizo un empresario feroz pero con buenos modos. Cada uno de los poderosos llega al fútbol con diferentes deseos y necesidades, pero con el derroche como premisa para sembrar el camino. Claro que en ocasiones eso degenera en despilfarro. Las dos nociones del gasto, derroche y despilfarro, son parientes pero con diferencias. Se puede gastar sin límite y se puede hacerlo sin tener idea de para que se lo hizo. Ahí está la diferencia. El fútbol europeo siempre tuvo un ritmo de financiamiento marcado por el ingreso de capitales. Las marcas deportivas, las cadenas televisivas (dos quebradas en Inglaterra en los últimos diez años, ITV y Setanta), China, Emiratos Arabes, los bancos y las compañías constructoras se han repartido el financiamiento del fútbol en Europa. El derroche nunca se frenó.

El fútbol argentino parece haber despilfarrado lo que en su momento vendió en millones de dólares convertibles a pesos uno por uno. Luego pudo pesificar sus deudas con ventas al exterior en euros. El fútbol en la Argentina derrochó y despilfarró, tuvo todos los vicios en la misma noche. Y ahora que quiere derrochar no tiene con qué. Clubes como Boca y River, los grandes de la Argentina, se encuentran en una encrucijada inédita: se han olvidado de como se compran jugadores. Los "duermen", los engañan, les manejan los precios sin poder reaccionar. Cuando venden al exterior, les fija el precio el comprador y cuando quieren comprar en el orden interno, les fija el precio el vendedor. Las negociaciones nacen y mueren en el día.

No se puede jugar al juego del fútbol, al juego grande, si no hay posibilidad de derroche. ¿Qué significa eso? Romper el mercado con una contratación. Sacudir la modorra veraniega con el entusiasmo de un buen equipo que cautive a los hinchas. Ese derroche es el que proponen los clubes europeos sobre el filo de la liquidación de sus bienes. Pero ningún banco va a ir a reclamar los "pagarés" a la tesorería del Real Madrid. ¿Y acá sí?

La historia de los clubes argentinos, sin embargo, tiene su propia huella. Los clubes han sido màs que fútbol. Fueron formadores, alimentadores y sanadores de generaciones de argentinos. Donde el Estado no estuvo, ahì estuvieron los clubes y es por eso que en ocasiones el Estado perdona y hace la vista gorda con algunos impuestos que se deben. Quizàs lo haga por culpa. Las cosas ahora se confunden un poco porque justamente es el gobierno nacional el socio y el financista del fútbol con el contrato televisivo. Pero para que tengamos una dimensión de cuanto aporta: los 600 millones (si es que son seiscientos) representan casi la mitad del valor que tiene la cláusula de rescisión de Lionel Messi en el Barcelona fijada en 250 millones de euros . Toda la televisión del fútbol en la Argentina vale menos que el pase de Messi.

¿Cómo podría encajar el fútbol argentino en la dinámica del derroche? Es difìcil plantearlo porque su lógica ha sido el despilfarro. Los ejemplos sonantes de Lanús, Vélez y Estudiantes demuestran que es posible trazar un plan. Tambièn es más sencillo hacerlo cuando no se atraviesan las urgencias de Boca y River, siempre dispuestos a alimentarlas. No hay despilfarro cuando un club decide invertir en una Villa Olímpica o en un trabajo de inferiores que luego lo transforme en el mejor vendedor de la actualidad. Esas acciones son visibles y son proyectos concretos. Invertir todo en un "9 de área" para ver si la embocamos con un campeonato y despuès de eso vemos si reformamos la cancha, suena más a despilfarro que a un derroche planificado. El fútbol argentino parece más amigo de esta letra y música que de la otra.

Pedir economías ordenadas, administraciones saneadas y políticas austeras suena más realista para las sociedades de fomento que para los equipos de fútbol. El fútbol invita al derroche porque su dinámica mediática y de generaciòn de expectativas es la del gasto desmedido.Vean lo que pasa en este receso. La mayorìa de los dirigentes de los clubes admiten que no tienen dinero y no pueden dejar de intentar comprar jugadores. Los hinchas saben que no hay plata en el club pero piden refuerzos y la prensa no para de preguntar a quien van a traer. La compulsión por gastar es enorme aunque no se tenga el dinero disponible. Todo eso sin unplan maestro, con suerte se transformará en despilfarro.

Por eso el mercado de pases está deprimido.Los clubes se prestan futbolistas y juegan a que compran y a que venden. Cuando los clubes de fútbol se queda sin reservas, es cuando juega la reserva. Todo muy actual.

jueves, 4 de agosto de 2011

Días de agosto: las fundaciones de Estudiantes de La Plata


El aristocrático club Gimnasia y Esgrima había decidido eliminar de su currícula el popular deporte del fulbito. Y lo que comenzó entre los muchachos como charlas indignadas en los pasillos del colegio Nacional, fue tomando forma hasta convertirse en realidad: el 4 de agosto de 1905 un grupo de estudiantes se juntaba en la zapatería Nueva York, en 7 entre 57 y 58 para dar forma definitiva al único club de fútbol de la ciudad. La discusión continuó hasta la madrugada, a medida que se redactaba el Acta Fundacional y alrededor de las preocupaciones de estos muchachos amantes del fútbol: no había cancha, ni plata para los gastos… pero nada importó. Ellos querían jugar al fútbol. Terminada la asamblea, fueron a las seis de la madrugada del 5 de agosto a buscar a Miguel Gutiérrez, quien había sido elegido presidente de la institución. Se llamarían Estudiantes de La Plata, en honor a su condición y al club decano del fútbol, Alumni, de quien también tomaron los colores.

El único club de fútbol de la ciudad transitó sus años mozos de modo impecable: ocho años tras su fundación campeonaron en el amateurismo. Luego el fútbol se volvió profesional, y a partir de entonces ningún equipo no capitalino pudo adjudicarse un título; las distintas generaciones albirrojas llegaron todo lo lejos que se podía en aquella época de alevosía en el hurto sobre todo arbitral –hoy se hace con mayor disimulo-: merodeó los primeros puestos de la mano de los Profesores y conquistó un par de torneos no regulares (que no significaron estrellas en su camiseta)  hasta que lo vaciaron y lo descendieron desde la corrupción política. Siempre había sido una molestia, el club de La Plata.

Pero el equipo volvió al lugar donde pertenecía. Y tenía otro talante. Seguro, pasó una década y pico, pero allí estuvo la semilla de lo que vendría después, como en el 95 estuvo la semilla del 2006.

Y un 3 de agosto de 1967, después de un brillante torneo Nacional invicto, Estudiantes estaba en la semifinal. Toda su historia había esperado este momento. Pero iba 1-3 con un jugador menos, por la lesión de Henry Barale, partícipe involuntario en la epopeya, en el primer tiempo. Y allí nació Estudiantes, el equipo de la mística, de la hermandad invencible, el equipo contra todo, contra todos. Quería formar parte de la historia grande, se sentía preparado. De casi 1-4, una arremetida inolvidable marcó la genética pincharrata para siempre. Estudiantes ganó 4-3 aquella semifinal, ante la incredulidad de todos, marca común en todas las epopeyas que vendrían.

Y llegó, 3 días después, la final. Llegaba Racing, el súper promocionado equipo de José que se quedó a mitad de camino de la revolución que sí completarían los muchachos de Zubeldía. Llegaba un equipo grande, para proteger la aristocrática costumbre de que solo ganan los ricos. Pero lo sabían los muchachos: si aquel partido no se ganaba, todo el esfuerzo del 3 de agosto hubiese sido en vano…

Aquel 6 de agosto de 1967 se dio un hecho fundacional en el fútbol argentino, un hecho que cambió el fútbol, que le dio motivos y herramientas a los humildes para creer, una revolución: Estudiantes le metió tres a Racing y se consagró campeón, el primer campeón no capitalino que veía el fútbol en tres décadas de campeonatos. Otra vez, el mundo anonadado. Otra vez, Estudiantes contra todos. Y Estudiantes, al final, victorioso.

¡Felices 106 años Pinchita querido!

miércoles, 3 de agosto de 2011

Pachorra

Desembarca la escuela pincharrata en la Selección. Pachorra, tipo de una sensatez mayúscula, que convence sin gritar, sin golpes bajos, desde el laburo meticuloso y un profesionalismo que no se negocia. Frontal y fuerte, la Selección necesitaba menos vedetismo mediático, menos discurso altisonante y más laburo sobre lo concreto, sobre el fútbol. Vuelve la pelota parada. Vuelve el bidón. Vuelve la febril obsesión por controlar el caos, el estudio meticuloso de las fortalezas y las debilidades del rival. Vuelve la pizarra mágica, el bidón, las cábalas. Vuelven los planteos inteligentes, y que digan lo que quieran. Se acaban los tiempos del humo: después de un largo rato sin rumbo ni proyecto, llega Alejandro Sabella a la Selección.

Su arribo se da en tiempos complejos, en el medio de una ola tsunamiesca de mierda, con una AFA más débil que nunca desde lo económico y desde el liderazgo cada vez más cuestionado del invernal Pope (aquí en una de sus últimas decisiones atinadas), llega Pachorra. Tarea difícil, cambiar el presente deportivo sin que cambien las putrefactas estructuras. Pero Sabella es un hombre de convicciones fuertes: no se dejará atropellar por los medios o los Condes de Viamonte. Ojalá pueda imponer su revolución desde adentro y devolverle dignidad a una Selección pesetera, tribunera, livianita y canchera: todo lo malo de ese estereotipo del argentinismo, todo lo contrario a lo que representa Alejandro Sabella. Razón por la cual volveremos a sentirnos argentinos al ver una Selección que no vende humo, que no come vidrio, que labura con coherencia y busca los resultados adentro de la cancha, con sacrificio, con orden, con inteligencia, y no afuera, en los titulares de los diarios.

Pachorra laburará para conseguir un equipo tácticamente versátil, equilibrado, que sepa cuando y cómo atacar, cómo pararse en la cancha sin desprotegerse, que sepa responder a las circunstancias sin regalarse. Un equipo inteligente: porque Sabella es ante todo un DT formador, que involucra al jugador en las decisiones en lugar de bajar la línea pretendida a los gritos o a puro titular. Esa confianza en la capacidad del jugador, ese involucrarlo en el trabajo, sin dudas traerá réditos a un equipo que se caraterizó a menudo durante estos años por ser un cúmulo de desordenadas voluntades individuales.

Pero haga lo que haga Pachorra, damos por descontado que, con el desembarco albirrojo en Ezeiza, llegarán las críticas vacías del periodismo arlequín ante el primer desliz. Agazapados como siempre, envidiosos o sencillamente deseosos de ocupar el centro de la escena sin merecerlo, la escuela del humo intentará minimizar las victorias, y magnificará cuestiones aleatorias como “la estética” y “la nuestra”, esa falsa identidad de la vagancia. Dueños de los medios, vaticinarán catástrofes sin recordar del cataclismo del que veníamos y sin importar los logros conseguidos. Sin dudas inflenciarán a muchos que se creen progresistas, bienpensantes, pero aprecian el fútbol a través de una lógica que permite el dominio hegemónico. Entonces, cuando una vez más asistamos al festival de discursos mentirosos y vacíos como promesa de político (¡no más hambre! y ¡fútbol bello para la humanidad! son apreciaciones pronunciadas sin más fundamentos, para ponerse del lado de los buenos), entonces seremos una vez más nosotros: solos contra todos.

Llega Pachorra, quien recuperó la mística, quien controló a las fieras pincharratas y las condujo a la gloria, quien venció en el mismísimo corazón de Brasil, ante innumerables adversidades. Quien puso de rodillas al gigantesco Barcelona con un equipo con mil inconvenientes, quien relegó al segundo lugar a un lujoso Fortín a fuerza de inteligencia e innovación, consiguiendo una nueva revolución táctica que todos imitan hoy. Llega Pachorra: el oasis en este desierto que estalló en estas semanas. El motivo por el cual podemos volver a creer en la Selección.