lunes, 20 de diciembre de 2010

RASTROJERO CAMPEON: el libro (anticipo) - Estudiantes: una heterotopia

Bueno, absolutamente emocionados tras la heroica gesta pincha, hemos decidido desde la redaccion y en colaboracion con el foro de PinchaPasion, lanzar una revista virtual, de descarga gratuita, con la campaña estudiantil. No sabemos cuando estará lista y no queremos prometer, pero les dejamos este jugoso adelanto, fruto de la prosa filosa de la Profesora Blanca Rojo.

ESTUDIANTES: UNA HETEROTOPIA


Michel Foucault, en un ensayo de 1967 (año clave en la historia pincha, lo cual no puede ser casualidad: seguramente Foucault se inspiró escuchando secretamente el campeonato contrahegemónico logrado aquel año por los albirrojos del Zorro), describe la existencia de espacios heterópicos como los que “entre todos esos lugares que se distinguen los unos de los otros, los hay que son absolutamente diferentes; lugares que se oponen a todos los demás y que de alguna manera están destinados a borrarlos, compensarlos, neutralizarlos o purificarlos. Son, en cierto modo, contraespacios”. Me gustaría tomar este concepto para pensar la posibilidad de existencia de una institución como Estudiantes dentro del fútbol argentino, y de la sociedad misma.
En este sentido, hace décadas la historia en la AFA se repite. Existe, pues, un orden normal construido por los grupos hegemónicos, con el Sr. Grondona a la cabeza, y que cualquier sujeto o práctica que lo altere, pondrá en juego una serie de dispositivos para normalizarlo y reencauzarlo: un claro ejemplo reside en la obsesiva promulgación del tiki-tiki, fútbol altamente aristocrático que depende de las individualidades, de las cuales los grandes, fagocitadores compulsivos de los talentos de los chicos, siempre tienen más. Claro que para sostener esto son indispensables figuras claves como, sobre todo, periodistas (y dueños de medios de comunicación) y dirigentes, y, en menor medida, inversores, representantes, barras bravas, que legitiman las prácticas corruptas y neoliberales por medio de discursos de este tipo. En este sentido, nuestro club históricamente ha planteado una filosofía, prácticas futbolísticas y políticas institucionales que se alejan del sistema normal-mafioso porque se corren de los modos instalados para legitimar la permanencia de dicho modo de manejar el fútbol.
Estudiantes tiene una historia contrahegemónica, y basta citar los conflictos con el peronismo (basicamente nos mandaron a la B y nos saquearon el equipo en la década del 50) y la guerra eterna contra el multimedios Clarín para asentir con esta afirmación. Pero tomemos por caso la historia que comienza con la vuelta de Juan Sebastián Verón en el año 2006 al club.
Siendo éste un caso único en el futbol argentino, despliega una serie de lecturas a favor de la hipótesis central de este texto. El hecho de que un sobresaliente y exitoso jugador haya concluido voluntariamente su actividad en Europa y haya vuelto a La Plata, dejando de lado la posibilidad de ganar unos millones más, y se haya dedicado por completo a nuestra institución, jugando infiltrado y disminuyéndose el sueldo en cada oportunidad que le es dada, nos habla de Estudiantes. También nos habla, por supuesto, de él.
Sebastián es una persona muy inteligente en lo que concierne su profesión, pero también es una persona con mucha inteligencia política. Eso se pone de manifiesto cuando contamos no sólo la cantidad de títulos que ha conseguido Estudiantes en este período, sino también la cantidad de socios y socias afiliados/as en ese período, producto de su fuerte apuesta por reforzar la cuestión identitaria y cultural de nuestra institución. El sabe mejor que todos cómo es el mundillo del fútbol y que no es sin consecuencias que apuesta a la filosofía de Estudiantes: la humildad, el trabajo, el equipo, el bidonismo infame, la familia, la resiliencia constante, y la garra, ese conglomerado que hace a la mística. Ahora bien, ¿por qué esto no está presente en otros clubes? ¿Por qué esto llama la atención? Para Estudiantes, necesariamente, esto es producto de años de resistencia a la normalización.
El sistema que defiende el Sr. Grondona y sus secuaces es el sistema capitalista y el fetichismo de la mercancía. Todo lo que se critica de la sociedad, lo efímero, la cultura del no compromiso, del no respeto a la autoridad, la individualización, la infidelidad, donde el que manda es el dinero y sobre todo el poder, todas son construcciones del mundo adulto, el cual, el de presidente de la AFA ayudó a construir (no seamos ingenuos al pensar el fútbol como un juego sin consecuencias sociológicas). Así es como vemos que los jugadores van de un equipo a otro, los DT renuncian o los despiden sin respetar contratos y palabras empeñadas, la violencia, los sobornos, las ventas, la policía, la mafia de los dirigentes, representantes, inversores, como los jugadores de equipos chicos se venden a otro precio por mas buenos que sean, cómo los equipos que no son grandes no logran más que una línea en los diarios, programas televisivos o radiales, simplemente porque eso no genera ganancias.
Estudiantes es un club absolutamente enfrentado con la cultura efímera y fetichista del capitalismo. No sólo eso: al hacerlo y oponer a él un modelo exitoso, amenaza seriamente la construcción defendida a partir de discursos hipócritas y prácticas perpetuizantes. Lo acusan de ilegal, de sucio y malvado, lo condena la sociedad: estrategia casi perfecta que nace desde el centro del putrefacto sistema para condenar al exilio y a un mundo de dificultades (por ejemplo, el trato “paticular” que hacen medios, árbitros y etcéteras del andar pincharrata) a aquello que intenta subvertir el orden injusto y gatopardista.
Y nuestro club tiene un embajador contrahegemónico: Juan Sebastián. Y eso, consistentemente, genera ruido entre todos los que hablan y manejan el futbol.
Verón vino a hacer más fuertes los ideales pincharratas. Y tuvo éxito: ese es el gran problema. Por eso a Enzo Pérez le dieron más fechas de las necesarias tras aquella expulsión contra Independiente; por eso en cada partido los árbitros parecen ciegos o con un umbral de sanción por lo menos dudoso. Por eso estas injusticias no encuentran lugar en los diarios, de flaco o nulo análisis (¿alguien recuerda el absurdo análisis que hicieron de la derrota en Abu Dhabi? No solo fueron pocas las páginas, sino que se trató de un análisis absolutamente desatinado, hablando de que debería haber sido Estudiantes más ofensivo. ¡Pensar que el Real se comió cinco y estuvimos a un minuto de ganarles a los mejores de la historia! Eso es Estudiantes, le pese a quien le pese).
Pero Estudiantes no llora: sigue adelante.
En este sentido Estudiantes es una isla contrahegemonica en un mundo grondonista. Es un espacio heterotópico porque, dentro del futbol, se sostiene sufriendo pero enfrentándose a las reglas, a la norma. Y por eso sufre. Pero lejos está de caer: resiste.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Camorra, mistica y punk rock

Por esas cosas sosisticas de la vida, esta temporada estoy viendo todos los partidos del Napoli, ya sea por tele o por ese cuadradito incomprensible que la internet provee. Y estos muchachos no pueden caerme mas simpaticos! Hay mucho sudamericanismo forajido, cresta y gol sobre la hora dando vuelta por el equipo. Para colmo, los jugadores no son solo look (existe cierto rumor de que a Fefe Fernandez lo quieren lookear antes de tenerlo en el club, y Sosita ya aparecio con un corte mas europeo que el que trajo de Alemania; como los jugadores modelan la ropa, esta claro que hay una politica detras): esta lleno de cracks!! Contemos: tienen un arquerazo en De Santis (de esos que tienen su habitual siestita, es cierto), tienen al uruguayo Gargano que se los pisa, el Canavaro falso, Marek Hamsik (el crestudo de Europa oriental para quien ya pido banco y lugar para Sosa, relegado a un puesto de delantero que no lo favorece; igual, este pibito es crack mal) y claro, el dueto de delanteros, el genial Pocho (lesionado, por eso en el banco hoy) y el crack de los craques, Edinson Cavani. Y claro, el mejor de todos, Jose Ernesto.

El Napoli arranco barbaro en la temporada, tuvo algunos problemillas y dejo algunos puntos boludos por ahi, pero igual sigue ahi nomas de la punta, a 3 puntitos del Milan (que cayo con Roma) junto con la Lazio. Todo esto, mientras participa de la Europa League, donde la historia se torna mas interesante: el equipo no habia ganado hasta este miercoles (o jueves) ningun partido en lo que iba de la competencia, y se jugaba... el ultimo partido de la etapa de grupos. Increiblemente, tenia chances de clasificar, si le ganaba como local a Steaua Bucarest, equipo que se la tenia jurada por lo acontecido cuando la Azzurra viajo a Rumania:


Tras la actuacion autodestructiva del primer tiempo y la heroica remontada final, todos esperaban furia napolitana: en lugar de eso, empato de local contra el Liverpool (ya habia empatado de local con Utrech, el mas debil del grupo) y cuando fue a Ansfield, iba ganando 1-0 hasta que entro el GENIO Gerrard y les clavo tres golcitos/golazos. Para colmo, termino de complicar su suerte en un partido golpe a golpe con el Utrech, que termino empardado en 3 con 3 de Cavani. Tenia 4 puntos cuando llego la ultima fecha: enfrentaba al Steaua (6) mientras Liverpool jugaba con Utrech, que tenia tambien 4 puntos. Complicado. La diferencia de gol con el equipo holandes era minima (-1 a -2) pero jugaba a favor de los napolitanos.

Utrech empataba en 0 con Liverpool. El unico problema era que el Steaua defendia en el San Paolo su clasificacion con uñas y dientes. Quien iba a aparecer, sino el uruguayo, el de los goles importantes: Edinson Cavani clavo alto cabezazo inortodoxo para mandar al Napoli a la siguiente fase, en el minuto 4 de descuento, como habia sucedido tambien en Rumania (donde los steuanianos se quejaban por el poco localismo del referi, que dio 7 de adicional).


El resultado clasifico a la bandita napolitana (clasificacion muy festejada en el 9B de 13 nro.867), que ahora enfrentara, en febrero y por dieciseisavos, al Villarreal, que marcha tercero en la Liga (lejos, claro, del bipolio Barca-Real) y ha sido llamado por Fernando Pacini [url=http://www.canchallena.com/1332279-villarreal-el-arsenal-espanol]"el Arsenal español"[/url]. Un partido durisimo, y uno de esos choques que uno se ve tentado (si obvia un monton de cuestiones) de etiquetar como duelo entre los buenos y los malos.

Pero antes quedaba un partido para cerrar el año. Ya habia perdido el Milan, dejando la posibilidad de acortar significativamente las distancias con el lider. Pero claro, nunca te clava una goleada el Napoli. Empataba con el pobre Lecce (que, huelga decirlo, se comio un baile en el cual la suerte intercedio para que no haya mas goles) y casi pierde sobre el final en dos contraataques: en uno Piatti (si, aquel buen jugador y algo mercenario que llevara un abogado para quedar libre del Lobi) empezo como Maradona y termino como Piatti; en el otro, una barrida heroica sobre la linea (muy Supercampeones todo) evito la caida de la valla. Pero quedaba una mas. Cavani juega solo, recibio en mitad de cancha y, tras una gambeta imperfecta, remato todo frustrado, irritado (asi le pegan los grandes, pensemos en Cantona, en Rooney, en ese tiro fastidioso con puteadita -"pero la con..." y sale el remate- que puede romper el arco o salir del estadio) de como 30 metros y la clavo. Iban 93 minutos.


Equipo reo, de jugadores reos, el Napoli. Me gusta. Camorra, mistica, punk rock en sus cabezas y el Sur, siempre contrahegemonico. Voy a extrañarlos hasta el 6 de enero.

martes, 14 de diciembre de 2010

ESTUDIANTES CAMPEON


Estudiantes ha sido el primer equipo en mucho tiempo en convertir sus debilidades en atributos positivos en lugar de excusas. Sin un nueve, se reinvento desde la inteligencia y la solidaridad, revolucionando un futbol retrograda como el argentino, incapaz de jugar sin un manual fundamentalista, dependiente siempre de los planteles y nunca del trabajo.
Estudiantes resistio, con heridos, con heridas, el embate mediatico como siempre, y la arremetida de ese gran equipo que es Velez (un ejemplo de planificacion), como pocos han guapeado en el futbol. Lo aguanto respirandole en la nuca todo el torneo, y nunca se cayo como vaticinaban desde la capital.

No se cayo porque tuvo un conjunto de jugadores convencidos y guerreros. Porque tuvo una cabeza de grupo sensata para cambiar cuando hizo falta y revolucionaria para solucionar los muchos problemas de formacion del equipo. Porque tiene dentro de la cancha jugadores que dejan demasiado (inclusive tobillos y cabezas) por la camiseta: jugadores que en lugar de vender humo, juegan con el corazon de los hinchas y la cabeza de los cracks.

Estudiantes es campeon. Y es un ejemplo de perseverancia y superacion que nunca debera olvidarse, aunque sospechamos que desde el ombligo del mundo ya lo estan empezando a olvidar, relamiendose porque, dicen, a River llegaria Ibrahimovic.

viernes, 10 de diciembre de 2010

El regreso de los feos, sucios y malos


POR HUGO ASCH, para Perfil

—Marlowe, ¡no me gustan sus modales!
—Bueno, a mí tampoco me gustan. Me hacen llorar en
las largas noches de invierno y me importa
tanto que le molesten como que tome la sopa con tenedor.
Humphrey Bogart y Lauren Bacall en “The Big Sleep” (1946), 
guión de William Faulkner, dirigida por Howard Hawks.


Ninguno de los dos goza de la simpatía de los imparciales de la middle class argentina, siempre inclinados a conceder su apoyo perdonavidas a las más tolerables “flores de un día”, gente de buen corazón pero escasa de recursos o inofensiva, como el Huracán cappista, el Argentinos Juniors de Borghi, el Arsenal copero o Pino Solanas candidato. Sin embargo ahí están, bien arriba y discutiendo el poder, nada menos, ese territorio inaccesible que parecía hecho sólo para los más poderosos. No está nada mal, eso.

Vélez incomoda por su serena eficiencia, algo intolerable para un país desmesurado como éste. Hacen todo bien. Planifican, se organizan, sus cuentas les dan bien, no se vuelven locos ante la primera frustración y cuando se achican, lo hacen de la mejor manera. Hoy tienen un equipazo. Sin dudas el que mejor juega, con un técnico eficaz y de bajo perfil, un arquero sólido, defensores confiables, un caudillo de la casa como Somoza, Maxi Moralez –que con 20 centímetros más jugaría diez años en el Madrid– y tres delanteros notables: el feroz Silva, por mucho el mejor 9 del torneo; Martínez, endemoniado y certero, y Cristaldo, la joya en el banco. ¿Cómo podrían quedarse sin título? ¿Quién se atrevería a discutir semejante liderazgo?

Pues… esos tipos sucios y malos que nunca se rinden. Los de siempre. La tercera generación de aquellos estrafalarios villanos de cómic que hace más de cuarenta años llegaron desde La Plata con ínfulas de cambiarlo todo. Y vaya si lo hicieron.

Este Estudiantes tiene bastante más que mística –del griego mystikós: encerrado, misterioso–, esa curiosa herencia del pasado que, cada tanto, retorna circularmente a lo Nietzsche y se instala sorprendiendo a todos. Acaba de suceder, por ejemplo, con el oficio copero de Independiente, la descomunal mala suerte de Racing o el rupturismo cuasi deportivo de los sindicalistas nativos, los de derecha, los de izquierda o los enganches sin problemas de perfil, como Moyano.

Antes que nada, Estudiantes tiene a Verón, un futbolista superior, incluso, a la suma de sus propias virtudes, el más decisivo que haya visto en este país en los últimos veinte años. Alguien capaz de cambiar la historia con su sola presencia, dentro y fuera de la cancha. Uno de esos que, dice Rodríguez que decía Brecht, resultan imprescindibles.

Y tienen la Voluntad, así, con mayúscula. Voluntad para reponerse después de una derrota. Suelo desconfiar de los invictos, de los infalibles, de las vírgenes y, en general, de la gente sin mácula. La verdadera madera de un hombre se advierte en el momento de la caída, muchachos. Cualquiera se ve valiente y bonito en el tren festivo de la victoria; el tema es mantener intacta la fuerza, el ánimo y la dignidad cuando la frustración te roe los huesos. Por eso amo al Alí que volvió de la prohibición y de Frazier, al Belgrano de Vilcapugio y Ayohuma, al Alfonsín pre Alianza que salió del bronce para ir a perder contra Fernández Meijide y Chiche Duhalde o al increíble Racing que, como Lázaro de Betania, se muere, se levanta y por ahí anda, con mi corazón en la boca.

Para la mayoría, estaban liquidados después de perder la Recopa contra la Liga de Quito. Minga. Ahí los tienen. Sin delanteros, con mil lesionados y chicos del club, a punto de ser campeones. De no creer.

Hacerles un gol parece imposible. Se defienden maravillosamente bien con ese inexpugnable abanico formado con Fernández, Desábato y Re, más Mercado y Rojo en los laterales, Braña en el medio y Orión en el arco, vigilante y sereno como portero de edificio, moviéndose en cámara lenta, controlando quién entra y quién sale. No hay, casi, fotos suyas volando, rasguñando pelotas, jugándose en un mano a mano. Les hicieron 8 goles en 18 partidos. Todo dicho.

En esa telaraña se diluye el énfasis inicial del rival. Se va rindiendo, poco a poco. Entonces actúa el líder, Verón. Y su batuta maneja el tempo de los solistas: Benítez, con un guante en la zurda; Enzo Pérez, eléctrico, vertical, por fin liberado de la banda derecha, y la Gata Fernández, a pura pausa, enganche, amague, creatividad.

¿Y Sabella? Lo llaman “Pachorra” y uno entiende por qué viéndolo, con ese andar lento de tipo mayor a su edad, el pelo como de recién levantado, el gesto sereno aunque las balas piquen cerca. Vivió años a la sombra de Alonso cuando jugaba de 10 en River, del Passarella técnico, de Bilardo y ahora de Verón. A él no le importa. Al contrario: ese segundo plano lo libera de las luces, de la inquisidora mirada del otro. Lo deja en paz, listo para ejercer su antiguo oficio de armador, de sutil artesano de equipos.

Son ellos entonces, los de siempre. Tan feos, sucios, malos, y en lucha por no resignar su espacio. Quizá hasta ganen compatriotas. Si así sucede, sepan que brindaré por ellos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Metáfora de nada

Por JOSÉ LUIS DE DIEGO para EL DIA
Hace unas semanas, en el diario "El País" de España, se publicó una nota con el título "Maradona como metáfora argentina". Está firmada por John Carlin y Carlos Pierini y en la bajada de la nota se puede leer: "¿Hay alguna relación entre el futbolista y el peronismo? Sí, cuando se eligen entrenadores, presidentes o sistemas de características populistas, autoritarias y con pocos pies sobre la tierra, el resultado es el fracaso". La nota tuvo un alto impacto, ya que fue replicada en varios medios argentinos y convocó numerosos comentarios en la red. Como es extensa y resulta arduo reseñarla en este limitado espacio, y como no quiero que mi reseña tergiverse su contenido, el lector Con los caníbales se puede hacer cualquier cosa, menos comérselos, porque si uno se los come estará reproduciendo lo mismo que condena en ellos
puede consultarla on line, en el sitio del periódico (www.elpais.com".Con los caníbales se puede hacer cualquier cosa, menos comérselos, porque si uno se los come estará reproduciendo lo mismo que condena en ellos

La nota comienza con un diagnóstico de la decadencia de nuestro país repleto de lugares comunes: tenemos muchos recursos naturales, éramos el "granero del mundo" y uno de los diez países más ricos (¿hasta cuándo se repetirán acríticamente estas frases de manual del secundario?), y ahora sólo advertimos (y padecemos) falta de educación, desnutrición, decadencia y pobreza. Agregan los autores: "Semejante aberración florece en un contexto político en el que a lo largo de más de medio siglo juntas militares han alternado el poder con Gobiernos populistas, corruptos o incompetentes". ¿A qué "medio siglo" se refieren? (¿cómo se pueden hacer afirmaciones tan terminantes de un modo tan impreciso e irresponsable?). Si se trata del último medio siglo, de 1960 hasta hoy, ¿es posible afirmar que todos los gobiernos democráticos han sido populistas, corruptos o incompetentes (yo, al menos, no lo diría del gobierno de Raúl Alfonsín)? Y si fuera así, ¿no correspondería decir cuál o cuáles y brindar los argumentos necesarios para probarlo? Mirando al presente, critican al gobierno de la presidenta Fernández de Kirchner y se preguntan: "¿Cuál es el problema?".

DIAGNOSTICOS Y METAFORAS

La respuesta pretende dar con el meollo de la cuestión: "El problema es Diego Maradona. O, para ser más precisos, lo encarna, como símbolo, Maradona, (...). La idolatría a los líderes redentores, el culto a la viveza y (su hermano gemelo) el desprecio por la ética del trabajo, el narcisismo, la fe en las soluciones mágicas, el impulso a exculparse achacando los males a otros, el fantochismo son características que no definen a todos los argentinos, pero que Maradona representa en caricatura payasesca y que la mayoría de la población, aquella misma incapaz de perder la fe en el peronismo, aplaude no con risas sino con perversa seriedad". A esa mayoría de la población incapaz de dejar de ser peronista y que, por ende, adula a Maradona con una seriedad perversa se la califica de "manada": "...fueron en manada a vitorearlo al llegar a Buenos Aires después de la goleada de 4-0 que Alemania le propinó". De Maradona afirman lo que todos sabemos (y yo comparto): hablan de su arrogancia, su pedantería, su innecesaria agresividad: "Nadie lo acusa ni lo maltrata por su triste enfermedad. Sólo se trata de señalar su soberbia desconsiderada, de carácter profundamente narcisista, base de sus penosas afecciones del alma, metáfora de la patología crónica de un país". No sé mucho de psicoanálisis, de modo que ignoro si la soberbia de Maradona es de carácter narcisista (¿alguno de los autores lo habrá tratado?), pero sí sé algo de metáforas, y en ningún momento los autores dan argumentos para probar que la patología de un ex-jugador de fútbol, ahora devenido en director técnico, se haya transformado en una "metáfora" del país. ¿Por qué razón? ¿Cómo se infiere una cosa de la otra? Termino la reseña de la nota con dos frases que resultan verdaderamente increíbles. Una: "El fracaso de Maradona en el Mundial fue el espejo del fracaso de Argentina como país. Por un lado, una falta de rigor y humildad en la planificación; por otro, un derroche de los recursos disponibles". Y me pregunto, entonces, ¿será que Marcelo Bielsa habrá sido una metáfora (un "espejo del fracaso") del país en 2002? ¿Y José Pekerman en 2006 será otra metáfora? Y si a Maradona le hubiera ido bien en el Mundial, ¿sería una metáfora del éxito del peronismo? La segunda: "Cuando llevados por la fantasía se eligen directores técnicos o presidentes o sistemas de características populistas, autoritarios y antidemocráticos, con pocos pies sobre la tierra, el resultado inevitable es el fracaso". ¿Los autores pensarán en serio que se puede asimilar sin más un técnico de fútbol con un presidente? ¿Sabrán lo que es un sistema representativo? ¿Sabrán lo que es la delegación popular mediante el voto? ¿Puede el fanatismo antipopulista de los autores enceguecer a tal punto sus (supuestos) argumentos?

ANTIPERONISMO Y GORILISMO

Quienes me han leído alguna vez bien lo saben: no soy peronista, y no simpatizo con los regímenes denominados "populistas". Pero hay algunas cosas que me enseñaron. Una es que con los caníbales se puede hacer cualquier cosa, menos comérselos, porque si uno se los come estará reproduciendo lo mismo que condena en ellos. Si uno acusa al populismo de demagogia, irracionalidad o fanatismo, no puede refutarlo con un artículo demagogo, irracional y fanático. Otra cosa que me enseñaron es que el antipopulismo, cuando se vuelve irracional y fanático, suele olvidar los argumentos de la reflexión mesurada y mostrar su peor cara: lo que otrora se llamó gorilismo. Uno puede refutar al peronismo de diferentes maneras, pero el gorilismo no es una refutación argumentativa, es una reacción epitelial, un rechazo de clase. Y es difícil de entender que sesenta y cinco años después del odio rancio encerrado en el "aluvión zoológico", volvamos a encontrarnos con la "manada": el desprecio brutal por las manifestaciones populares, aun cuando uno las considere equivocadas. Cuando leo este tipo de notas, y parafraseando a Borges, siento que al peronismo no me une el amor sino el espanto.

Que dos señores a quienes no conozco hayan escrito este lamentable artículo no me importa demasiado. Que este libelo gorila lo hayan publicado medios importantes de España y Argentina sí me preocupa, aunque confieso que ya no me sorprende.

sábado, 30 de octubre de 2010

Actividades prácticas - Un proyecto de formacion

La pregunta, desde nuestro anterior capitulo, surge inmediata: como formar entonces a un jugador con herramientas para subsistir en su éxodo europeo y en su vida tras ser jugador? La propuesta es bastante verde y agujereada.
Existen centros de entrenamiento especializado, a los que los jugadores acuden para solucionar problemas específicos. Los clubes latinoamericanos deberían montar sus propios centros, y los jugadores jóvenes deberían acudir, a contraturno del entrenamiento, para fortalecerse muscularmente, trabajar con cuestiones técnicas muy especificas de modo intensivo y estudiar el futbol desde cierta distancia (tácticas y demás). Tambien habría que sumar, por ejemplo, el estudio obligatorio del ingles, idioma de uso habitual en Europa por la diversidad de colectividades. Si llega una oferta concreta, podría estudiarse el idioma del país al que ya se sabe emigrara el jugador.
Estos dos últimos aspectos (idiomas y tácticas) deberán estudiarse con las herramientas actuales y no con los métodos tradicionales: un análisis de juegos como el PES y el FIFA puede servir mucho mas que una sesión de videos, y la internet como modo de estudiar idiomas (a partir de YouTube, búsqueda de chismes, foros, etc.) es una herramienta invaluable.
El beneficio para el club es claro: no solo mejora al jugador, sino que permitiría que los jóvenes no sientan que pierden el tiempo jugando en America y no quieran partir a la primera oferta: la ansiedad se veria reemplazada (sobre todo si el proyecto resultase exitoso) por la sensación de estar preparándose para jugar en Europa, tanto mentalmente como futbolísticamente. El club gana, y también el jugador.

Muchos son los clubes que utilizan algunas de esas herramientas. La mayoría se queda en el bello discurso de que "es necesario que los chicos acumulen herramientas para cuando su carrera termine o no se lleve a cabo", o, a lo sumo, empuja a los juveniles a terminar el colegio secundario. La realidad marca que aún el secundario no los ayudara a conseguir una independencia económica, y si dejan prematuramente el fútbol luego de dedicarle veinte años exclusivos sin aprendizaje de otras habilidades, un diploma secundario no significará gran cosa. Por supuesto, el fútbol suele dar trabajo a los jugadores salientes, jóvenes o novatos, pero en verdad tampoco para ese trabajo tienen más herramientas que las adquiridas a través de la práctica, lo cual, salvo excepeciones, determina una carrera pos fútbol, ya sea como entrenador, profe o lo que fuera, dificultosa de frustraciones y aprendizajes sobre la marcha.

Vélez, club ejemplar en varios aspectos, va un poco más allá y da a sus jóvenes la posibilidad de acceder a herramientas concretas: en su club se cursa la carrera terciaria de Educación Física. Los que prefieran, pueden cursarla mientras compiten por llegar a primera. El diploma les permite tener una salida laboral alternativa y relacionada con el campo en el que tienen experiencia y que, en teoría, les gusta (el deporte) terminando así con la oposición absurda y contraproducente entre aprendizaje y deporte, entre academia y actividades físicas. Si esto se implementara a nivel nacional, además, los clubes tendrían asegurados varios profes de educación física. Se supone incluso que en un ámbito de debate surgen ideas novedosas: por lo tanto el desarrollo en este área debería ser considerada una inversión a futuro concreta, no abstracta y moral como son los programas para que los chicos terminen la escuela. Se trata, sin dudas, de un ejemplar camino que debe continuarse, incluyendo todo tipo de carreras relacionadas al deporte en el currículum, ya sea ciencias económicas o dirección técnica. Si los clubes forman sus propios valores futbolísticos, ¿por qué no forman sus propios dirigentes, empresarios, profesores, entrenadores?

lunes, 18 de octubre de 2010

Mourinho, el revolucionario


"Algo que para mí es muy claro, es que para asumir el control del juego hace faltar tener el balón. Disfrutar de él. Mi idea táctica principal pasa por tener la pelota. Quiero una alta circulación de balón y, para que eso acontezca, los jugadores deben saber que, en determinada posición, está un compañero" ¡Qué declaración de principios! Parece escrita por Guardiola. Pero no. Las frases son de José Mourinho. Ayer su equipo renunció a la pelota. Se preocupó por negarle espacios al rival. No le discutió el balón pero sí los lugares donde Barcelona quería jugarlo. El 3 a 1 en la ida ya había determinado los roles para la revancha. Durante la primera mitad, el Barsa manejó la pelota casi el 80 % del tiempo. Pero lo hizo en los sectores de la cancha que Inter le dejó. En los últimos 30 metros, le costó traducir posesión de balón en peligro. Sólo una vez Messi se armó su propia aventura y Julio Cesar le negó el gol. La injusta expulsión de Motta profundizó el proyecto de Inter. Diego Milito se corrió a la derecha para jugar de mediocampista y marcar las proyecciones de su hermano Gabriel, lateral izquierdo anoche. Samuel Eto´o se encargó de bloquear las subidas de Dani Alves. Y Snejider quedó como jugador más adelantado con la obligación de frenar el despegue del excelente Piqué, el mejor central del mundo en mi opinión. La inevitable consecuencia de este planteo fue no haber pateado al arco.  
"Hay quien dice que los jugadores más creativos deben estar liberados de tareas defensivas. Yo creo que quien dice eso no sabe nada de fútbol. Los once jugadores deben saber qué hacer en posesión del balón y qué hacer cuando el adversario tiene el balón" Quizás esta frase de Mourinho sirva como el mejor soporte discursivo para la acción de ayer.  
Durante mi visita a España, encontré el libro "Mourinho, ¿por qué tantas victorias?". Fue escrito por cuatro jóvenes portugueses licenciados en Deporte y especializados en Fútbol de Alto Rendimiento. El texto, de lectura obligatoria para directores técnicos y preparadores físicos, no se ocupa del personaje. Le apunta al perfil académico de un entrenador que ha revolucionado su profesión con su enfoque teórico y práctico. En los equipos de Mourinho no hay pretemporada convencional, tal como la conocemos en Argentina. Trabaja todo el tiempo con la pelota. No hace ni carreras largas ni complementos con pesas, reservados para el departamento médico si los necesita en la rehabilitación de un jugador. "Yo no hago trabajo físico. Defiendo la globalización del trabajo. No sé dónde comienza lo físico y acaba lo psicológico y lo táctico" Todo ejercicio incluye la pelota porque el correr por correr tiene un desgaste nulo en términos emocionales. Mientras tanto en un entrenamiento que reproduce situaciones de partido, se les exige a los jugadores requisitos técnicos, tácticos, psicológicos y de pensar las situaciones, además del desgaste energético natural del correr. Las sesiones no duran más que 90 minutos. Son muy intensas y con un tiempo útil altísimo. Y se preocupa por el descanso: "es importante que el jugador trabaje bien pero con tiempo para el reposo, tiempo para la familia, con tiempo libre para cosas. Se habla mucho de la fatiga física pero yo me refiero a la fatiga del sistema nervioso central"  
¿De qué manera los futbolistas hacen trabajos de fuerza, por ejemplo? Con un ejercicio bien específico que incluye saltos, piques, frenos y cambios de dirección. Con pelota, por supuesto.  
La fuerza se "contextualiza" con una situación propia de un partido a diferencia de un trabajo en el gimnasio con press de piernas de 100 kilos.  
Para Mourinho, entrenar sirve para que el jugador descubra a qué velocidad máxima es capaz de ser preciso. Distingue entre velocidad de juego y velocidad del juego. La primera está relacionada con la velocidad mental, a la capacidad de anticipar lo que va a pasar y decidirse por la respuesta más adecuada. La segunda está habitualmente asociada a correr y a jugar apurado. "Nuestra preocupación pasa por la velocidad de ejecución, aquella que nuestra forma de jugar necesita. Más importante que la velocidad de los jugadores sin balón, es la velocidad de circulación del balón" Sin el balón, el partido de ayer le obligó a su equipo a hacer un esfuerzo tremendo. Se la pasó corriendo detrás de la pelota por culpa de Barcelona que, aún sin ser profundo, la movió de un lado para el otro. Pero Inter le negó toda posibilidad de pase entre líneas. Xavi sólo pudo lateralizar, porque los receptores estaban bien tomados y porque siempre tuvo un marcador mirándole los ojos. En el comienzo del segundo tiempo, los catalanes recurrieron al juego directo y frontal. El proyecto de Inter fue conservador. Muy conservador. Pero fue ejecutado con enorme talento defensivo. Colectivo e individual. Walter Samuel hizo un partido imperial, marcando con rigor e intensidad a un Messi sin la participación ni el desequilibrio que ha tenido durante toda la temporada. Con excelente organización, el conjunto italiano sin italianos y con siete sudamericanos en su bloque defensivo, jugó casi 70 minutos a 20 metros de su arquero y no cometió errores en esa zona tan peligrosa. Que no me guste es otra cuestión, bien subjetiva.  
¿Cuántas veces hemos hablado de distracciones defensivas como causa de un gol? Mourinho cree que la concentración puede y debe ser entrenada. "Creando ejercicios en los que los jugadores se vean obligados a pensar, a comunicarse entre sí, ejercicios de complejidad creciente que los obliguen a una concentración permanente" Confía en la inteligencia de sus futbolistas. No les vende el paquete envuelto. Promueve y estimula el pensamiento para que ellos mismos encuentren las respuestas dentro de la cancha. El objetivo final es a través de la ejercitación, pasen de un saber hacer (hábito que se adquiere con la repetición) hacia un saber sobre ese saber hacer, vinculado con el entendimiento. Entrenar es el arte de convencer, dijo Marcelo Bielsa. Milito y Eto´o no sólo bloquearon a los laterales del Barsa sino también supieron por qué lo hicieron. Sáquense de encima la indignación de ver a Eto´o persiguiendo a Dani Alves. A mí tampoco me gustó. Pero hay un doble mérito. Primero el del camerunés que lo hizo durante todo el partido, sacrificado y convencido. Y el del entrenador que le supo transmitir el mensaje. Mourinho lo llama descubrimiento guiado. "En vez de decirles vamos para allá, elijo que ellos descubran ese camino" Prefirió delanteros que defiendan a defensores que ataquen.  
Guardiola tocó todas las teclas posibles. Maxwell por Milito para buscar desborde por la izquierda. Bojan por Ibrahimovic para negarle referencia a la bravísima zaga central rival. Jeffrén por Busquets para jugar con dos extremos bien definidos y Messi por detrás de Bojan. Por su parte, Mourinho hizo la gran Pink Floyd con otros ladrillos en la pared. Muntari por Sneijder, Mariga por Eto´o y el colombiano Córdoba por Milito para armar una línea de cinco defensores.  
"Para mí defender bien es defender poco y bien lejos de mi arquero. Si un equipo de tercera división con malos jugadores, pero todos en situación defensiva en el primer tercio del campo, se enfrenta a Real Madrid, lo pondrá en dificultades. Esa no es mi idea, yo quiero defender bien, pero no por aglomeración de jugadores", dice Mourinho en el libro. Ayer la ventaja de la ida, la propuesta del rival y la dinámica del partido lo llevaron a comportarse como ese equipo de tercera división pero con muy buenos jugadores. Los últimos quince minutos se jugaron dentro del área grande de Julio César. Ansioso y por momentos impotente, Barcelona jamás renunció a su estilo. Ni cuando, como en Abu Dhabi ante Estudiantes, mandó a Piqué de nueve. El golazo del central tras el único pase profundo de Xavi le puso suspenso al partido. Porque desató al Barsa, que en su furioso final generó más situaciones que en los ochenta y pico de minutos anteriores. Y esta vez le tocó viento en contra con el árbitro: no hubo mano de Touré en la jugada que terminaba en gol de Bojan. Hace un año, el noruego Ovrebo le había dado una gran mano en Stamford Bridge ante Chelsea. No perdió ni un gramo de su grandeza. Gloria a Barcelona en su derrota. No será bicampeón de Europa pero seguirá siendo el mejor equipo del mundo. Y el mejor de los últimos 30 años, por lo menos. Los futbolistas aceptaron la eliminación con hidalguía pero desde la institución se mandó una pésima señal al encender los aspersores de riesgo durante el festejo de su rival. Un club acostumbrado a ganar anoche no aceptó perder. Para el alivio de Real Madrid, no habrá catalanes en la final del Bernabeu. Respeto al Inter en su victoria. Provocador empedernido, José Mourinho hizo su show en la celebración. Antes que al personaje, prefiero al entrenador que es capaz de resumir el sentido colectivo del fútbol en esta frase: "mi equipo ideal es aquel en el que, en cualquier momento y en cualquier situación, todos los jugadores piensan de la misma manera"  
(Juan Pablo Varsky, para canchallena.com)

lunes, 20 de septiembre de 2010

El jugador malo

La selección natural de los jugadores produce otro fenómeno: si al defensor se lo elige por cuestiones superficiales (el físico, por ejemplo), por las mismas cuestiones superficiales se marginan jugadores. La lógica marketinera pide refuerzos y los clubes trabajan cada vez mas con la nocion de contratar en lugar de criar. Criar lleva tiempo, los resultados son a largo plazo: el resultado de esta impaciencia y de esta afición por el jugador comprado (que renueva expectativas, que vende casacas) es, en Argentina, absolutamente nefasto: es notoria la disminución de jugadores que son parte del patrimonio y juegan; la mayoría son prestados, lo cual afecta la economía de los clubes notablemente. El resultado profundo de esta tendencia es la carencia de jugadores interesantes en el futbol argentino. El lugar de los chicos lo ocupan veteranos, consagrados o jugadores cumplidores. El juvenil es demasiado inestable para la urgencia del futbol actual.
El resultado es el crecimiento de los países que se han mantenido mas cerrados al mercado (pongamos, por ejemplo, Alemania; el caso de España es extraño, puesto que el único equipo que no responde a la lógica de la contratación masiva de jugadores y que cria lo suyo, es el equipo que alimenta a la selección) y el retroceso de paises que se han entregado a la logica mercantil (Inglaterra y sus narcodolares; Argentina y Brasil y sus jugadores de vuelta) y que en lugar de contratar lo justo y necesario para “reforzar” y para ayudar a la crianza de lo propio, contratan en cantidad, esperando que algo sirva y tapando a los chicos que emergen.
Algunos jugadores son descartados por sus equipos y pasan a pasear por el mundo. La opinión común opina que son unos crotos, y probablemente haya razón en este argumento. Pero se trata de una razón que enceguece, que no permite ver la utilidad que ese jugador hubiera tenido si se hubiera quedado, se hubiera criado adecuadamente, si hubiera tenido tiempo. Ninguno hubiese sido crack, pero los jugadores malos pueden ser de gran utilidad si en lugar de considerar al futbol como un deporte de irrupciones mágicas individuales se piensa al deporte como un juego en equipo, donde cada uno cumple una función. El jugador malo debería ser la esencia del proyecto de los clubes chicos para apoderarse del mundo: el jugador barato, el jugador juvenil, el jugador incompleto pero que por ende quiere aprender, acepta jugar en diversas posiciones, ese es el jugador que necesitan planteles cortos y sin un mango. El jugador humilde, el que se pone al servicio del equipo.
No se trata de una utopia: Estudiantes fue campeón del mundo con un equipo con pocas luces desde el punto de vista hegemonico; también lo fue el Boca de Bianchi, que alineo en sus finales del mundo nombres verdaderamente sorprendentes, sobre todo si consideramos su trayectoria anterior y posterior. Jugadores malos, apuntalados en un funcionamiento colectivo inteligente, han llegado mucho mas lejos que muchos cracks sin corona.

martes, 14 de septiembre de 2010

El oficio

Hemos hablado recientemente del deseo aristocratico que en Argentina lleva el nombre de la “nuessstra”, que pretende no practicar y esclavizarse a la maravillosa improvisación. Fruto de este mal, los defensores no se valoran, y las defensas no se entrenan adecuadamente. A lo largo del tiempo, este mal genera un segundo mal subsidiario: de la creencia de que el talento crece solo, en lugar de ser cultivado, se produce un empobrecimiento del estudio y el trabajo técnico sobre el futbol. Entonces, “el oficio”, eso que en otros ámbitos designa una dedicación y un conocimiento técnico, en futbol designa un estado mágico que alcanzan jugadores que, por su experiencia, han encontrado “mañas”, trampas para imponerse: aguantar la pelota poniendo el culito, ganar la posición en un corner, etc.
Estas trampitas, este oficio, no es sino la utilización recurrente de ciertas técnicas que no se entrenan por prejuicio (es decir, se piensa que son moralmente malas) o por desconocimiento (pocos técnicos conocen “la técnica”, la mayoría se concentra en las cuestiones meramente estratégicas, grupales, y no en el modo de mejorar lo individual). Tambien en inferiores se han achicado los espacios para la practica puramente técnica, priorizando la competencia y empobreciendo el futuro de los jugadores (es que creemos en la nuestra, que implica que crack se nace).
Ningun otro deporte, sin embargo, incurre en este error. En básquet se entrena tirar al aro, ganar la posición o forzar la falta habitualmente. La técnica se pule, se purifica. Potencia el talento natural, no coarta la libertad sino que la apuntala. El mito del “habilidoso irregular” tiene, en mi opinión, este punto de partida: el mismo no conoce su capacidad técnica, no ha mecanizado ciertos movimientos básicos a partir de los cuales improvisar. Habita el reino de la gambeta salvadora, improvisada. Los jugadores argentinos tienen cada vez menos un conocimiento integral del juego, tanto técnico como mental, con poco tiro de larga distancia, poca definición, poca capacidad física, poco cabezazo, poca inteligencia de pase… todos herramientas que convertirian al crack en megacrack, y al mediocre en bueno. El jugador completo no existe, y en Europa, desde hace décadas, la tendencia lleva cada vez mas a un futbol ensamblado y complementario. Los resultados en los últimos mundiales están a la vista, con notorio retroceso de Brasil y Argentina y las potencias europeas en ascenso.
El jugador argentino no tiene formación, no tiene base donde pararse. Por eso es irregular (que se confunde con genial). El futbol es un trabajo como cualquier otro, donde se tolera en nombre del show un nivel de improvisación y una falta de moral de trabajo que no se tolera en ningún lado.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Los defensores

Los defensores son los villanos por excelencia en el futbol. Y siglos de prejuicio han agravado la situación, criando defensores para ser rusticos reventadores, raspadores burros, elegidos por su altura y criados para cumplir con dos o tres funciones básicas. Tenemos que escuchar, todos los días, que a los jugadores habilidosos hay que pulirlos, entrenarlos y permitirles disfrutar: sin embargo, nadie piensa que el defensor puede disfrutar de su oficio ni entrenar su técnica. Si trabajo es desagradable, y un verdadero misterio. No recibe reconocimiento mas que de su hinchada, pocos saben comprender el funcionamiento defensivo y a un buen defensor, y a lo largo del tiempo, esto ha generado una ignorancia absoluta en el tema que se reproduce, y una desvaloracion casi hasta sencillamente olvidarse de que hay defensores jugando: al defensor no se lo mira, se mira al tiracaños, el defensor aparece solo cuando interrumpe la magia. Villano incomprendido, el defensor, ninguneado por los medios y el ya mencionado espectador teatral del futbol.
Los pases de los defensores siguen siendo baratos, y son los jugadores que mas tiempo suelen quedarse en un club: no hay vidriera para ellos, y tampoco demanda, porque la simplificación de su profesión llega a tal nivel que los DTs no piden defensores, sino que se arreglan con lo que tienen en defensa (porque según ellos “cualquiera puede ser defensor, con dos o tres pautas”) y se encargan de reforzar el ataque con los jugadores de moda. Los dueños de los clubes festejan y promueven este tipo de decisiones, ya que un jugador popular les permite vender muchas camisetas y entradas, no asi la llegada de un defensor bueno, que requiere una erogación de dinero y no retribuye mas que con juego. No es negocio.
Las defensas continúan siendo un misterio para muchos trabajadores del futbol, que siguen hablando de “un trabajo simple” y de “no perder la pelota en lugar de recuperarla”. Las buenas defensas, entonces, escasean (algo que también conviene a los dueños, y si no vean lo que sucede en el futbol español, donde llueven goles todas las semanas): necesitan mucho mas que inspiración, necesitan coordinación, intuición, necesitan tener combinar altura y velocidad, saber doblar la marca, incomodar al jugador, en fin, necesitan trabajo, un trabajo que muchos no saben hacer o no quieren hacer. El mito de la inspiración al poder se impone siempre, y de la apreciación y concepción del futbol, vemos claramente como se pasa a consecuencias en la practica del futbol.

jueves, 2 de septiembre de 2010

UN DEPORTE DE COMBATE: hacia una apreciación contrahegemónica del fútbol


INTRODUCCION: El paladar
Por que se piensa al fútbol de modo diferente a como se piensan otros deportes? Acaso quien hace salto en garrocha se preocupa por la belleza de su salto? O se encarga de preparar minuciosamente cada aspecto de su técnica? Debemos, en nombre de la Belleza, ser infelices, sometidos todos los que no fuimos agraciados por la “Naturaleza”? No será mejor desdeñar esta culpa absurda de no ser, y reivindicar un futbol “feo”, batallador, trabajador, digno y capaz de competir?
Sin lugar a dudas, ningún otro deporte enfatiza tanto su desprecio por la técnica y la practica. Es cierto, el futbol se diferencia de varios deportes por la dificultad que ofrece su sistematización: un deporte con pocas situaciones fijas, con mucho lugar para la improivsacion y la creatividad. Un deporte barroco. Esta dificultad ha terminado por edificar un sistema de apreciación futbolística basado en la improvisación y la belleza de la naturalidad.
Pero la belleza es, en el futbol, un ornamento, no su razón de ser (que es, inevitablemente, la búsqueda del mejor resultado), no es necesaria, funcional. No es el futbol “la dinámica de lo impensado”, no tiene por que serlo: no tiene por que aceptar los limites de su propia razón y entregarse a la sinrazón; puede desafiar sus propios limites, pensar lo que lo excede, puede intentar disminuir hasta su minima expresión el rol del azar.
A la hora de apreciar al futbol, sin embargo, permanecen los prejuicios y los mitos que lo ligan a lo estético. Las razones son bastante claras: el gusto no es personal, y lo que muchos piensan como una elección es en realidad una sutil imposición. El gusto por el futbol bello esta directamente relacionado a dos adherencias: en primer lugar, intentar acercar el objeto de estudio al arte, campo que goza de prestigio y que legitima hasta las tareas mas inútiles, una operación que no se limita solamente al futbol y el periodismo deportivo; en segundo lugar, la adherencia es de los equipos chicos hacia lo que pretenden ser. Ellos, los equipos medianos, los equipos chicos, legitiman con su deseo y su adherencia a ese modo de apreciar el futbol, el gusto aristocratico. Asi funciona la sociedad entera, con su ignorante admiración de las bellas artes. Se trata de eso que Pierre Bourdieu denomino “gusto legitimo”: el gusto de las clases altas, naturalizado, convertido en el gusto natural, el que emerge de la nada, transformado asi en el estándar para todos los demás. Los medianos (burgueses) y los chicos (proletariado) se someten a este gusto y se relacionan con el a partir de la distancia: los burgueses intentan alcanzar el ideal aristocratico, aunque finalmente no lo logren; los proletarios, directamente, reconocen que no son parte de ese mundo, que es legitimo y del cual no son dignos, el cual no son capaces de ejecutar: se someten voluntariamente al orden establecido. “El futbol lindo es el que juega River”, dicen, y se automarginan de una practica competitiva del futbol. De “el futbol que le gusta a la gente”. La relación se da entre los chicos y los grandes de cada liga, pero también, y mas notoriamente, entre los equipos sudamericanos y los europeos. El futbol se juega en Europa y nadie, ningún proyecto, osaria compararse, competir, contra los popes del Viejo Continente. Ningun equipo sueña con llegar a una final del mundo con el Barcelona: sería más bien una pesadilla, pues no hay chance verdadera de competir.
Pero el gusto legitimo es una construcción, un ideal aristocratico relacionado con sus condiciones y sus necesidades: en otras palabras, pueden darse el lujo los equipos grandes de juntar jugadores vistosos –en general provenientes de otros clubes y no de la cantera- y organizar un proyecto ligado al redito económico del “espectáculo” y del estatus que alcanza el futbol jugado estéticamente al relacionarse a las bellas artes; la superioridad alcanzada mediante un circulo virtuoso económico –mejores jugadores, mejor espectáculo, mas redito- se naturaliza, se convierte mediante el discurso del “gusto”, del “futbol legitimo”, del “paladar negro”, en una superioridad normal, se legitima su lugar superior en el mundo. Apenas grandes proyectos, hermanados a grandes momentos, logran molestas pero inofensivas excepciones al reino de los grandes.
Este futbol aristocratico es, por excelencia, opulento, inútil. Y, despojado de su objetivo (la victoria), solo puede ser propiedad de unos pocos: los que pueden darse el lujo de jugar para divertirse, y son justamente los mismos que vacian a los equipos chicos de sus jugadores, la aristocracia futbolera que dicta . El resto se ve dominado dentro del propio sistema, o sometido a practicas de violencia simbolica que lo niegan como futbol (“antifutbol”) y se encargan de desmantelarlo a través de operaciones mediaticas y económicas que desactiven la amenaza: es asi como el gusto se naturaliza e institucionaliza, asegurándose asi que tanto desde los sectores del poder, como de los medios y la gente, se empobrecerá la amenaza villana, y sobre todo, creando aliados inconcientes (los defensores de un futbol bello y políticamente correcto) en sectores que deberían oponerse a su regimen. El circulo de sometimiento incluye también operaciones mas sutiles y profundas (es decir, mas arraigadas en lo económico), cocinadas también desde los medios, como la imposibilidad de vender a un jugador a Europa si no es a través de un grande, o la nocion instalada de que no se puede pelear un titulo desde un club chico. Nadie cuestiona asi el orden jerarquico.
El futbol ofensivo, de toque, de lujo, el futbol aristocratico, siempre va a ser mejor jugado por los aristócratas, los que traen a sus líneas a quienes son técnicamente superiores, los que cuentan con todo un sistema económico complejo, relacionado a los medios y al poder, que le permiten mantener su posición hegemonica. En la medida que los clubes de futbol mas chicos sigan apreciando de la misma manera el futbol, siempre caerán cuando se encuentren con un club grande. Lo habran hecho, inclusive, mentalmente, antes de ingresar a la cancha, obnubilados por jugadores que inclusive quizás sean menos aptos (sea lo que sea que eso significa) pero inflados a partir de constantes apariciones en los medios.
La mención constante al periodismo no es casual, dado que son el agente principal de difusión de las ideas hegemonicas, al punto de que ya no existe ni siquiera una batalla discursiva seria, una rebeldía fuerte: el gusto por lo bello se ha naturalizado profundamente, y hasta los periodistas mas lucidos muestran la hilacha y no pueden correrse del lugar políticamente correcto, de la preferencia por un futbol elevado, limpio y bello. Un futbol artístico. También su prosa se contagia de este deseo de adherir al gusto legitimo: escribir “bien” es para ellos escribir bello e intrincado, y referir constantemente (aunque de modo ambiguo, sin especificar) a operas, libros, etc. La referencia vasta a la alta cultura intenta adherir no solamente su oficio (el periodismo) sino su pasión (el futbol) a la cultura aristocratica, intenta elevar el futbol, convertirlo en algo mistico, diferente e imposible de aprehender (a la vez otorgando al periodista el “beneficio de legitimidad”, que consiste en sentirse “justificado de existir como se existe, de ser como es necesario ser”). Asi se corre al futbol del lugar del deporte, con sus técnicas y sus objetivos, hacia el mistico lugar que el arte ocupa en el imaginario (lo elevado, lo sublime); y comienza el proceso de naturalización y mistificación que oculta los mecanismos de dominación y violencia simbolica indicados.
El modo de salir de esta lógica interpretativa del futbol no es sencillo, y siempre permanecen prejuicios demasiado arraigados en nuestros razonamientos. Nadie puede escapar a la lógica hegemonica hacia un sitio limpio de preconceptos desde el cual realizar un análisis puramente futbolístico. Es justamente por ello que se vuelve necesario, al menos, emprender una tarea que desmitifique el futbol, que lo desnude, que muestre lo caprichoso de la apreciación actual, que demuestre su carácter construido, no natural, que termine con algunas dicotomías que han terminado por perpetuar inexactitudes e injusticias en el futbol. Que eduque sin bajar línea: educar no es sublimar lo estudiado, convertirlo en materia mágica imposible de conocer, solo posible de ser admirada; educar es, a partir de un trabajo de desarme de estos mitos sublimantes y sometedores, intentar conocer el objeto lo mas desprejuiciadamente posible. La mistificación funciona en definitiva como modo de perpetuar el sistema vertical; la educación atenta contra los mitos, dispersa la cortina de humo a través del conocimiento, busca (quizás en vano) la utopia horizontal y paracultural, modifica y cuestiona verdades aparentemente fijas y, en el camino, construye una apreciación contrahegemonica del futbol, racional e igualitaria. Permanecera, a todas luces, una utopia: trabajar afuera del futbol es imposible. Se puede, sin embargo, trabajar “contra” el gusto: reivindicar las formas marginadas y deslegitimadas, sin fetichizarlas por ello, igualándolas a las demás opciones en el horizonte de posibilidades futbolísticas. Pretendemos de ese modo acercar el futbol a su lugar (el deporte) y alejarlo de las lugares mistificadores y aristocraticos que hoy ocupa en el campo. La intención será, entonces, desmitificar el futbol, aunque necesariamente construiremos un discurso y un gusto que no serán sino ficciones, incompletas en su acercamiento y siempre, necesariamente, atravesados por la lógica hegemonica: ya que no podemos liberarnos, procuraremos edificar un discurso subversivo, resignificador, desmitificador y pragmático. Aunque ello nos posicione en un lugar del absurdo y simplista debate dicotómico que absorbe inútilmente el tiempo de los opinadores de futbol, no nos interesa esta impostura, que, de todos modos, no es sino una construcción del poder hegemonico para caricaturizar y villanizar toda posible forma de oposición inteligente y sostenida. Nuestro interés no es debatir inútilmente con ellos, sino destruir sus argumentos y construir posibilidades iguales a partir de una minuciosa desarticulación de su lógica naturalizada, acercando al futbol hacia una utopia donde el discurso y la sociedad no lo atraviesen y lo utilicen, un futbol donde las estrategias no estén moralizadas y cada uno pelee con sus herramientas sin ser condenado ni estarlo de antemano.
Bajo el influjo de ciertas lecturas cesgadas de Bourdieu y Foucault, montamos este modo de ver combativo, este provisional teatro mutante –eternamente incompleto-, porque lo creemos necesario; excesivo por tramos, a lo mejor, generalizador, corrosivo, pero, esperamos, capaz de iluminar los mecanismos ocultos, sistematizados, del futbol, que provocan que, excepto inofensivas excepciones, siempre ganen los mismos.

domingo, 29 de agosto de 2010

Pagar una entrada (2)

Juan Pablo Varsky es un periodista deportivo realmente lucido a la hora de leer el juego, y muy conocedor de jugadores, ligas, historias, etc. No es alguien a quien pueda achacársele prejuicios mistificantes, aunque si quizás cierto barroquismo en su prosa que va sin dudas ligado a uno de los motores principales de los mitos hegemonicos: la necesidad de elevar una actividad considerada socialmente como perteneciente a la cultura baja, hacia un sitial mas alto, relacionando al futbol a las bellas artes. Este procedimiento varsistico no se queda en su prosa: son habituales las comparaciones que realiza entre futbol, opera, música clásica, literatura, Belleza (con mayúscula)… Comparaciones que, además, demuestran un conocimiento puramente referencial de las artes, que utiliza, mediante un procedimiento procedente de la Edad Media, con el objetivo de dar autoridad a sus escritos.
Los ejemplos abundan: entre sus columnas podemos encontrar una defensa del “ofensivo” e inofensivo Godoy Cruz, criticas a Estudiantes (que convirtió mas que el equipo mendocino), y por supuesto, el sello de todo periodista deportivo: las necesarias notas sobre las geniales individualidades, siempre los jugadores “talentosos”, o, para ser certeros con el lenguaje utilizado y no caer en la trampa, jugadores ofensivos, gambeteadores, jugadores vistosos. De opinión aguda, de conocimiento vasto, pero de una corrección política que molesta por la inteligencia al defenderla, JPV cae en otros lugares comunes del periodismo del establishment: además de loar la poesía del Barcelona (“la perfeccion futbolera existe”) y el Arsenal, sin ponerse colorado afirma en una columna suya que, de las ultimas notas escritas hasta ese momento, ha escrito apenas una (el comentario sobre el Tomba) sobre futbol argentino. Se justifica afirmando que el nivel del futbol argentino apesta, claro. Y continua mistificando el futbol europeo con su prosa elevada.
Lo cual nos lleva, finalmente, al meollo del asunto. Existe la creencia extendida de que el futbol europeo es infinitamente “mejor” que el sudamericano. La palabra utilizada, nunca explicada, termina por abarcar todo: juego, sistemas tácticos, defensa, ataque, jugadores, espectáculo, efectividad. Etcetera, etcétera. Sin dudas, no se puede negar que los mejores jugadores del mundo (muchos de ellos provenientes del futbol sudamericano que necesariamente emigran para hacerse la Europa y para que sus equipos subsistan) chocan en Europa: la Champions es realmente el torneo donde se enfrentan los mejores. Pero que sucede en las ligas de cada país particular?
Solo España, Inglaterra e Italia representan eso que llamamos a la ligera “futbol europeo”. Las demás ligas no solo no muestran el brillo que estas al parecer tienen, sino que hay una disparidad que las hace absolutamente aburridas, ligas satélite de las tres mencionadas, donde los jugadores caen casi exiliados hasta que se les permite volver al primer orden.
El futbol ingles parece un mundo aparte por su vértigo, distinto al de cualquier otra liga. Las dificultades idiomáticas y climaticas la convierten en una liga, además, de complicado desembarco para sudamericanos, y por ende es una liga, acorde a su posición isleña, protagonizada por jugadores nacionales, y también por clubes con mucha tradición (al menos asi ha sido hasta el desembarco de narcodolares rusos a los equipos: la estetica se mantiene, pero el juego se puebla mas y mas de extranjeros; se dificulta la chance asi de un futbol ingles campeon del mundo). El futbol italiano es despreciado, por supuesto, a pesar de que allí existe una paridad entre los equipos, y un orgullo por las camisetas, que la convierte en la liga mas atractiva para ver. Tambien se trata, quizás, de la liga mas complicada, donde no solo hace falta talento sino muchísima inteligencia para prevalecer.
Y sin embargo, la liga mas mirada y admirada por el periodismo es la Liga de las Estrellas. Un futbol absolutamente desparejo, donde como en tenis pasan siempre los preclasificados, ganan siempre los mismos, los buenos, donde los equipos viven para comprar y vender jugadores. Una vidriera, un espectáculo, mas que futbol: el reino de Valdano. Quizas estaríamos acertando solo un poco y simplificando demasiado si decimos que la falta de incivilidad la convierte en un futbol absolutamente previsible y conformista, donde, a la inversa del axioma, cualquiera no le puede ganar a cualquiera. Los chicos aceptan hacer un papel secundario, una campaña que los clasifique inútilmente a copas que juegan para embolsar un poco de dinero, contratar y vender jugadores-mercancia, vender camisetas, palcos… A lo sumo, si pegan dos o tres resultados, pueden aspirar a robarse alguna Copa del Rey, o una Europa League, si no se interpone algun gigante que no pelea el torneo. De ninguna manera tienen el orgullo de los equipos chicos sudamericanos, simplemente porque no tienen su tradición, su identidad: estos valores se forjan en la rebeldía, en el proceso, e la gloria, y no en la campaña esporádicamente buena y conformista, o en equipos que contratan y se deshacen de medio equipo por torneo (la leccion que nos han enseñado, en este lustro, los grandes argentinos).
La frutilla del postre, el sueño valdanista, es la absoluta ingenuidad de los clubes, que ni siquiera aspiran al empate significativo en su visita a las grandes canchas. Todos los partidos son abiertos, todos los equipos se plantean de modo similar, todos vivan el maravilloso espectáculo del futbol lleno de goles, taquitos, chilenas y lujos. Pero este futbol de la opulencia se ha tornado aburridísimo: no cansa ya ver todos los fines de semana como golea el Barcelona a todos, inclusive a su único perseguidor, ese Real de superestrellas sin sentido de comunidad? O sigue siendo lo suyo una demostración de perfeccion y poesía? El Barcelona de la Liga es aburrido, sabe que gana por decantación: entretener, entretiene mucho mas, ver su versión mas fiera, en la Champions, y seria prudente que sus rivales revisen los videos de la ultima competición europea, donde fueron varios los que le plantearon inconvenientes al equipo maravilla (de todos modos, por supuesto, es un equipo temible, superior a todos por leguas, sin dudas entre lo mejor de la historia; gana mucho mas de lo que pierde aun en Europa, pero no deja de resultar revelador que el Arsenal, el equipo de un juego superficialmente mas similar, se comiera tremenda goleada ante los blaugranas en un duelo que se avisoraba hermoso espectaculo y termino siendo aburrido monologo).
Pero el futbol no es entretenimiento: la única verdad, decía Zubeldia, es el resultado, y cuando sale del flojo ámbito local, Barcelona no encuentra solo inconvenientes, sino derrotas. El Inter de Mou habrá asesinado el futbol y todo lo que quieran, pero se llevo la Copa. Y si alguien quiere todavía aferrarse a la idea absurda de que nadie recordara al equipo italiano pero si al Barsa, le recordamos que el equipo italiano gano todo lo que jugo en 2010. Todo. Y la polémica amoralidad de haber logrado el titulo con Eto’o jugando de lateral, pues no deja de ser una demostración cabal de cómo oponerse a los grandes equipos: con solidaridad, con sacrificio, unidos como una cofradía que hace cualquier cosa por alcanzar la gloria colectiva.

lunes, 23 de agosto de 2010

Puto el que lee esto (R. Fontanarrosa)

Nunca encontré una frase mejor para comenzar un relato. Nunca, lo juro por mi madre que se caiga muerta. Y no la escribió Joyce, ni Faulkner, ni Jean-Paul Sartre, ni Tennessee Williams, ni el pelotudo de Góngora.

Lo leí en un baño público en una estación de servicio de la ruta. Eso es literatura. Eso es desafiar al lector y comprometerlo. Si el tipo que escribió eso, seguramente mientras cagaba, con un cortaplumas sobre la puerta del baño, hubiera decidido continuar con su relato, ahí me hubiese tenido a mí como lector consecuente. Eso es un escritor. Pum y a la cabeza. Palo y a la bolsa. El tipo no era, por cierto, un genuflexo dulzón ni un demagogo. "Puto el que lee esto", y a otra cosa. Si te gusta bien y si no también, a otra cosa, mariposa. Hacete cargo y si no, jodete. Hablan de aquel famoso comienzo de Cien años de soledad, la novelita rococó del gran Gabo. "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento..." Mierda. Mierda pura. Esto que yo cuento, que encontré en un baño público, es muy superior y no pertenece seguramente a nadie salido de un taller literario o de un cenáculo de escritores pajeros que se la pasan hablando de Ross Macdonald.

Ojalá se me hubiese ocurrido a mí un comienzo semejante. Ese es el golpe que necesita un lector para quedar inmovilizado. Un buen patadón en los huevos que le quite el aliento y lo paralice. Ahí tenés, escapate ahora, dejá el libro y abandoname si podés.

No me muevo bajo la influencia de consejos de maricones como Joyce o el inútil de Tolstoi. Yo sigo la línea marcada por un grande, Carlos Monzón, el fantástico campeón de los medio medianos. Pumba y a la lona. Paf... el piñazo en medio de la jeta y hombre al suelo. Carlitos lo decía claramente, con esa forma tan clara que tenía para hablar. "Para mí el rival es un tipo que le quiere sacar el pan de la boca a mis hijos." Y a un hijo de puta que pretenda eso hay que matarlo, estoy de acuerdo.

El lector no es mi amigo. El lector es alguien que les debe comprar el pan a mis hijos leyendo mis libros. Así de simple. Todo lo demás es cartón pintado. Entonces no se puede admitir que alguien comience a leer un libro escrito por uno y lo abandone. O que lo hojee en una librería, lea el comienzo, lo cierre y se vaya como el más perfecto de los cobardes. Allí tiene que quedar atrapado, preso, pegoteado. "Puto el que lee esto." Que sienta un golpe en el pecho y se dé por aludido, si tiene dignidad y algo de virilidad en los cojones.

"Es un golpe bajo", dirá algún crítico amanerado, de esos que gustan de Graham Greene o Kundera, de los que se masturban con Marguerite Yourcenar, de los que leen Paris Review y están suscriptos en Le Monde Diplomatique. ¡Sí, señor -les contesto-, es un golpe bajo! Y voy a pegarles uno, cien mil golpes bajos, para que me presten atención de una vez por todas. Hay millones de libros en los estantes, es increíble la cantidad alucinante de pelotudos que escriben hoy por hoy en el mundo y que se suman a los que ya han escrito y escribirán. Y los que han muerto, los cementerios están repletos de literatos. No se contentan con haber saturado sus épocas con sus cuentos, ensayos y novelas, no. Todos aspiraron a la posteridad, todos querían la gloria inmortal, todos nos dejaron los millones de libros repulsivos, polvorientos, descuajeringados, rotosos, encuadernados en telas apolilladas, con punteras de cuero, que aún joden y joden en los estantes de las librerías. Nadie decidió, modesto, incinerarse con sus escritos. Decir: "Me voy con rumbo a la quinta del Ñato y me llevo conmigo todo lo que escribía, no los molesto más con mi producción", no. Ahí están los libros de Molière, de Cervantes, de Mallea, de Corín Tellado, jodiendo, rompiendo las pelotas todavía en las mesas de saldos.

Sabios eran los faraones que se enterraban con todo lo que tenían: sus perros, sus esposas, sus caballos, sus joyas, sus armas, sus pergaminos llenos de dibujos pelotudos, todo. Igual ejemplo deberían seguir los escritores cuando emprenden el camino hacia las dos dimensiones, a mirar los rabanitos desde abajo, otra buena frase por cierto. "Me voy, me muero, cagué la fruta -podría ser el postrer anhelo-. Que entierren conmigo mis escritos, mis apuntes, mis poemas, que total yo no estaré allí cuando alguien los recite en voz alta al final de una cena en los boliches." Que los quemen, qué tanto. Es lo que voy a hacer yo, téngalo por seguro, señor lector. Millones de libros, entonces, de escritores importantes y sesudos, de mediocres, tontos y banales, de señoras al pedo que decidían escribir sus consejos para cocinar, para hacer punto cruz, para enseñar cómo forrar una lata de bizcochos. Pelotudos mayores que dedicaron toda su vida, toda, al estudio exhaustivo de la vida de los caracoles, de los mamboretás, de los canguros, de los caballos enanos. Pensadores que creyeron que no podían abandonar este mundo sin dejar a las generaciones futuras su mensaje de luz y de esclarecimiento. Mecánicos dentales que supusieron urgente plasmar en un libro el porqué de la vital adhesividad de la pasta para las encías, señoras evolucionadas que pensaron que los niños no podrían llegar a desarrollarse sin leer cómo el gnomo Prilimplín vive en una estrella que cuelga de un sicomoro, historiadores que entienden imprescindible comunicar al mundo que el duque de La Rochefoucauld se hacía lavativas estomacales con agua alcanforada tres veces por día para aflojar el vientre, biólogos que se adentran tenazmente en la insondable vida del gusano de seda peruano, que cuando te descuidás te la agarra con la mano.

Allí, a ese mar de palabras, adjetivos, verbos y ditirambos, señores, hay que lanzar el nuevo libro, el nuevo relato, la nueva novela que hemos escrito desde los redaños mismos de nuestros riñones. Allí, a ese interminable mar de volúmenes flacos y gordos, altos y bajos, duros y blandos, hay que arrojar el propio, esperando que sobreviva. Un naufragio de millones y millones de víctimas, manoteando desesperadamente en el oleaje, tratando de atraer la atención del lector desaprensivo, bobo, tarado, que gira en torno a una mesa de saldos o novedades con paso tardío, distraído, pasando apenas la yema de sus dedos innobles sobre la cubierta de los libros, cautivado aquí y allá por una tapa más luminosa, un título más acertado, una faja más prometedora. Finge. El lector finge. Finge erudición y, quizás, interés. Está atento, si es hombre, a la minita que en la mesa vecina hojea frívolamente el último best-seller, a la señora todavía pulposa que parece abismarse en una novedad de autoayuda. Si es mujer, a la faja con el comentario elogioso del gurú de turno. Si es niño, a la musiquita maricona que despide el libro apenas lo abre con sus deditos de enano.

Y el libro está solo, feroz y despiadadamente solo entre los tres millones de libros que compiten con él para venderse. Sabe, con la sabiduría que le da la palabra escrita, que su tiempo es muy corto. Una semana, tal vez. Dos, con suerte. Después, si su reclamo no fue atractivo, si su oferta no resultó seductora, saldrá de la mesa exclusiva de las novedades VIP diríamos, para aterrizar en algún exhibidor alternativo, luego en algún estante olvidado, después en una mesa de saldos y por último, en el húmedo y oscuro depósito de la librería, nicho final para el intento fracasado. Ya vienen otros -le advierten-, vendete bien que ya vienen otros a reemplazarte, a sacarte del lugar, a empujarte hacia el filo de la mesa para que te caigas y te hagas mierda contra el piso alfombrado.

No desaparecerá tu libro, sin embargo, no, tenelo por seguro. Sea como fuere, es un símbolo de la cultura, un icono de la erudición, vale por mil alpargatas, tiene mayor peso específico que una empanada, una corbata o una licuadora. Irá, eso sí, con otros millones, al depósito oscuro y maloliente de la librería. No te extrañe incluso que vuelva un día, como el hijo pródigo, a la misma editorial donde lo hicieron. Y quede allí, al igual que esos residuos radioactivos que deben pasar una eternidad bajo tierra, encerrados en cilindros de baquelita, teflón y plastilina para que no contaminen el ambiente, hasta que puedan convertirse en abono para las macetas de las casas solariegas.

De última, reaparecerá de nuevo, Lázaro impreso, en la mano de algún boliviano indocumentado, junto a otros dos libros y una birome, como oferta por única vez y en carácter de exclusividad, a bordo de un ómnibus de línea o un tren suburbano, todo por el irrisorio precio de un peso. Entonces, caballeros, no esperen de mí una lucha limpia. No la esperen. Les voy a pegar abajo, mis amigos, debajo del cinturón, justo a los huevos, les voy a meter los dedos en los ojos y les voy a rozar con mi cabeza la herida abierta de la ceja.

"Puto el que lee esto."

John Irving es una mentira, pero al menos no juega a ser repugnante como Bukowski ni atildadamente pederasta como James Baldwin. Y dice algo interesante uno de sus personajes por ahí, creo que en El mundo según Garp: "Por una sola cosa un lector continúa leyendo. Porque quiere saber cómo termina la historia". Buena, John, me gusta eso. Te están contando algo, querido lector, de eso se trata. Tu amigo Chiquito te está contando, por ejemplo en el club, cómo al imbécil de Ernesto le rompieron el culo a patadas cuando se puso pesado con la mujer de Rodríguez. Vos te tenés que ir, porque tenés que trabajar, porque dejaste la comida en el horno, o el auto mal estacionado, o porque tu propia mujer te va a armar un quilombo de órdago si de nuevo llegás tarde como la vez pasada. Pero te quedás, carajo. Te quedás porque si hay algo que tiene de bueno el sorete de Chiquito es que cuenta bien, cuenta como los dioses y ahora te está explicando cómo el boludo de Ernesto le rozaba las tetas a la mujer de Rodríguez cada vez que se inclinaba a servirle vino y él pensaba que Rodríguez no lo veía. No te podés ir a tu casa antes de que Chiquito termine con su relato, entendelo. Mirás el reloj como buen dominado que sos, le pedís a Chiquito que la haga corta, calculás que ya te habrá llevado el auto la grúa, que ya se te habrá carbonizado la comida en el horno, pero te quedás ahí porque querés eso que el maricón de John Irving decía con tanta gracia: querés saber cómo termina la historia, querido, eso querés.

Entonces yo, que soy un literato, que he leído a más de un clásico, que he publicado más de tres libros, que escribo desde el fondo mismo de las pelotas, que me desgarro en cada narración, que estudio concienzudamente cómo se describe y cómo se lee, que me he quemado las pestañas releyendo a Ezra Pound, que puedo puntuar de memoria y con los ojos cerrados y en la oscuridad más pura un texto de setenta y ocho mil caracteres, que puedo dictaminar sin vacilación alguna cuándo me enfrento con un sujeto o con un predicado, yo, señores, premio Cinta de Plata 1989 al relato costumbrista, pese a todo, debo compartir cartel francés con cualquier boludo. Mi libro tendrá, como cualquier hijo de vecino, que zambullirse en las mesas de novedades junto a otros millones y millones de pares, junto al tratado ilustrado de cómo cultivar la calabaza y al horóscopo coreano de Sabrina Pérez, junto a las cien advertencias gastronómicas indispensables de Titina della Poronga y las memorias del actor iletrado que no puede hacer la O ni con el culo de un vaso, pero que se las contó a un periodista que le hace las veces de ghost writer. Y no estaré allí yo para ayudarlo, para decirle al lector pelotudo que recorre con su vista las cubiertas con un gesto de desdén obtuso en su carita: "Éste es el libro. Éste es el libro que debe comprar usted para que cambie su vida, caballero, para que se le abra el intelecto como una sandía, para que se ilustre, para que mejore su aliento de origen bucal, estimule su apetito sexual y se encame esta misma noche con esa potra soñada que nunca le ha dado bola".

Y allí estará la frase, la que vale, la que pega. El derechazo letal del Negro Monzón en el entrecejo mismo del tano petulante, el trompadón insigne que sacude la cabeza hacia atrás y hacia adelante como perrito de taxi y un montón de gotitas de sudor, de agua y desinfectante que se desprenden del bocho de ese gringo que se cae como si lo hubiese reventado un rayo. "Puto el que lee esto." Aunque después el relato sea un cuentito de burros maricones como el de Platero y yo, con el Angelus que impregna todo de un color malva plañidero. Aunque la novela después sea la historia de un seminarista que vuelve del convento. Aunque el volumen sea después un recetario de cocina que incluya alimentos macrobióticos.

No esperen, de mí, ética alguna. Sólo puedo prometerles, como el gran estadista, sangre, sudor y lágrimas en mis escritos. El apetito por más y la ansiedad por saber qué es lo que va a pasar. Porque digo que es puto el que lee esto y lo sostengo. Y paso a contarles por qué lo afirmo, por qué tengo autoridad para decirlo y por qué conozco tanto sobre su intimidad, amigo lector, mucho más de lo que usted nunca hubiese temido imaginar. Sí, a usted le digo. Al que sostiene este libro ahora y aquí, el que está temiendo, en suma, aparecer en el renglón siguiente con nombre y apellido. Nombre y apellido. Con todas las letras y hasta con el apodo. A usted le digo.

domingo, 15 de agosto de 2010

Los rebeldes antifascistas

La victoria contra el Greuther Furth aseguró el segundo puesto para el Sankt Pauli, asegurando el ascenso a primera división. La fiesta, cuentan nuestros corresponsales en Hamburgo, fue descomunal, como aquellas que sucedían a menudo a fines de los 70, pleno apogeo punk, y que dieran fama al equipo.

El puerto de Hamburgo (Alemania) ha sido tradicionalmente una ciudad obrera y popular. Uno de sus distritos, el Sankt Pauli, es hogar de jóvenes y trabajadores, y se ha caracterizado por ser un lugar inquieto, descomplicado y rebelde, refugio de punks y okupas. Todo un gueto en medio de la estrictez alemana.

El equipo del distrito, el FC Sankt Pauli, es una de las muestras de su particularidad. Sus emblemas son los de los piratas, y es un equipo proclamadamente antifascista, antirracista, antisexista y antihomofóbico, postura consagrada en los estatutos del club. Su hinchada se declara de izquierda y utiliza logos antifascistas. En 1977, al llegar a primera división, entró a la élite del fútbol en pleno apogeo del movimiento punk, convirtiéndose en todo un símbolo social y cultural. Su pequeño estadio, Millerntor, se atesta de hinchas mujeres y homosexuales. El St. Pauli abre sus partidos de local con Hell's Bell's de AC/DC, y muchos músicos alemanes y europeos se han declarado hinchas del “equipo pirata”.

Su filiación le ha traído conflictos con barras neonazis, como la rivalidad surgida con el Hansa Rostock en la década de 1990, debido al gran número de neonazis hinchas del Hansa. Así mismo, se ha agudizado el hostigamiento con el rival de patio, el Hamburgo, el que también cuenta con hinchas ultraderechosos. Pero el Pauli se la banca, y estos muchachos punkitos y obreros no le tienen miedo: los enfrentamientos suelen ser monumentales, como aquel que sucediera al término del match que diera el ascenso a segunda en mayo de 2007, contra el Dynamo Dresde. Aquella noche, tras las bataholas, unas 35.000 personas se congregaron en el barrio rojo de Hamburgo para celebrar hasta altas horas de la madrugada el ascenso del equipo.

Activo en acciones benéficas y humanitarias, en 2005 el club, el equipo y los hinchas iniciaron la campaña “Viva con agua de Sankt Pauli”, con la que se recaudó dinero para dispensadores de agua para escuelas en Cuba. También fue anfitrión de la Copa Mundial FIFI en el 2006, un torneo alternativo de selecciones nacionales no reconocidas por la FIFA como Groenlandia, el Tíbet y Zanzíbar. El club participó con el nombre de República de St. Pauli. Como el St. Pauli, decenas de hinchadas del fútbol en varios países se han proclamado antifascistas, como las del Rayo Vallecano de España, Universidad de Chile, Fenerbahce turco, Celtic escocés, entre muchas otras.

Señores, otra vez, después de 8 duras temporadas y de tocar fondo en tercera, el Sankt Pauli, el equipo punk alemán, los antifascistas del norte, los que entran a la cancha con Hell’s Bells sonando a fondo, los de la cancha en la zona roja, volvieron a la Bundesliga. Seguro, sus proyectos suelen estar marcados por los vaivenes zonales, su fútbol termina resultando bastante inofensivo y lamentablemente termina significando para la hegemonía algo pintoresco, excéntrico, que incluso puede venderse. Es lamentable pero es asi: pasan los años y los jefes explotan cada vez mas la imagen, y cada vez menos la rebeldia.

martes, 13 de julio de 2010

Esos que hablan de códigos...

Mucha gente se declaro feliz ante la partida (por ahora, provisional, ante la ola de conciliaciones que tuvimos que oir en las ultimas 24 horas; todo pasa, porque Grondona asi lo ordena...) del Diego de la direccion del Seleccionado. Yo, futbolisticamente, voy a ser feliz cuando el que se vaya sea Don Julio.

 

Se hablo mucho sobre el modo en que se echo a Maradona (la vieja estrategia de poner condiciones imposibles para la continuidad, ejercitada por ejemplo por el Cholo Simeone para escapar de Estudiantes hacia River). Sin dudas es un modo poco etico, cobarde. Y esta claro que Grondona no se sento a negociar los terminos: los impuso. Maradona, desde ya, no puede dejar de ser Maradona, y si los terminos eran inaceptables, nunca lo sabremos: el tampoco intento negociar. Y es este el verdadero error: Maradona, despues de dudosos resultados que incluyen un 6-1 en contra vs Bolivia, una derrota como locales ante Brasil y una estrepitosa caida en cuartos de final del Mundial, debio al menos sentarse a explicar por que debian continuar sus colaboradores, unos verdaderos ceros a la izquierda en terminos de experiencia. Y, en realidad, deberia haberse sentado a explicar por que el mismo debia continuar, luego de evidenciar que el rumbo elegido (correctamente) cuando las papas quemaban y se necesitaba una resurreccion animica del seleccionado con muy poco tiempo para proyectos, tenia sus limitaciones. Maradona no intento explicar su proyecto, los cambios que pretendia hacer para mejorar lo producido, y en todo caso, por que la presencia de Mancuso era primordial para tal proyecto. Se sento cruzado de brazos a escuchar lo que sabia le iban a decir, para luego salir a echar culpas, a jugarla de victima y a hablar de codigos. Codigos, esos manejos mafiosos que responden mucho mas a los manejos sospechosos que a la transparencia...

 

Maradona no es de ninguna manera la victima en esta historia. No fue despedido como deberia haberselo despedido, por respeto, pero se actuo de esa manera porque Grondona, el zar protegido, siempre actua de modo tal que quede lo menos expuesto posible, y porque, para colmo, ahora veia el doble filo de haber puesto al Diego ahi arriba: ahora que habia que echarlo, se daba cuenta de que era in-echable. Sin embargo, no puede chillar Maradona: tanto el, como Grondona, como Bilardo, actuan siempre consumidos por el afan de poder. Sus modos son siempre los de las politicas, y los codigos, los famosos codigos, son los propios de  estas pujas de poder: al final, siempre se hace silencio, nunca se dice la verdad, no por honor, sino por lo que el otro sabe que puede llegar a decir. Diego participo del golpe a Basile. Ahora lo echan y el ve complot y traicion. Siempre, Maradona ve traicion, siempre ve enemigos: aqui no los hay. Simplemente, hay un staff dirigencial que considero insuficiente su tarea. El ex DT no ve esto, porque es incapaz de hacer autocritica: pudo armar un cuerpo tecnico practicamente acorde a sus caprichos (porque tener a Mancuso no puede obedecer sino a un capricho), convoco a cuantos quiso, conto con un plantel de primera calidad y no alcanzo el objetivo. Si esto no merece no renovarle el contrato, a menos merece sentarse a discutir, a analizar el proyecto a futuro.

 

Pero Maradona es un sintoma. Porque lo que ocurre aca es que el manejo totalitario y censor de Grondona, la falta total de transparencia, facilita que se hable de traiciones, de mentiras y de esos codigos de los cuales nos enorgullecemos, pero que no dejan de ser parte del manejo amiguista, irracional y fundamentalista seudo mafioso que genera que todos los acuerdos se sellen a puertas cerradas y que el que hable no tenga codigos, y sea silenciado. Ese manejo clientelista de todo lo que es politica en Argentina, esa, esa es la nuestra, la nuessstra, tan ponderada por los borrachines del bar. La nuestra... o la Cosa Nostra.