viernes, 12 de noviembre de 2010

Metáfora de nada

Por JOSÉ LUIS DE DIEGO para EL DIA
Hace unas semanas, en el diario "El País" de España, se publicó una nota con el título "Maradona como metáfora argentina". Está firmada por John Carlin y Carlos Pierini y en la bajada de la nota se puede leer: "¿Hay alguna relación entre el futbolista y el peronismo? Sí, cuando se eligen entrenadores, presidentes o sistemas de características populistas, autoritarias y con pocos pies sobre la tierra, el resultado es el fracaso". La nota tuvo un alto impacto, ya que fue replicada en varios medios argentinos y convocó numerosos comentarios en la red. Como es extensa y resulta arduo reseñarla en este limitado espacio, y como no quiero que mi reseña tergiverse su contenido, el lector Con los caníbales se puede hacer cualquier cosa, menos comérselos, porque si uno se los come estará reproduciendo lo mismo que condena en ellos
puede consultarla on line, en el sitio del periódico (www.elpais.com".Con los caníbales se puede hacer cualquier cosa, menos comérselos, porque si uno se los come estará reproduciendo lo mismo que condena en ellos

La nota comienza con un diagnóstico de la decadencia de nuestro país repleto de lugares comunes: tenemos muchos recursos naturales, éramos el "granero del mundo" y uno de los diez países más ricos (¿hasta cuándo se repetirán acríticamente estas frases de manual del secundario?), y ahora sólo advertimos (y padecemos) falta de educación, desnutrición, decadencia y pobreza. Agregan los autores: "Semejante aberración florece en un contexto político en el que a lo largo de más de medio siglo juntas militares han alternado el poder con Gobiernos populistas, corruptos o incompetentes". ¿A qué "medio siglo" se refieren? (¿cómo se pueden hacer afirmaciones tan terminantes de un modo tan impreciso e irresponsable?). Si se trata del último medio siglo, de 1960 hasta hoy, ¿es posible afirmar que todos los gobiernos democráticos han sido populistas, corruptos o incompetentes (yo, al menos, no lo diría del gobierno de Raúl Alfonsín)? Y si fuera así, ¿no correspondería decir cuál o cuáles y brindar los argumentos necesarios para probarlo? Mirando al presente, critican al gobierno de la presidenta Fernández de Kirchner y se preguntan: "¿Cuál es el problema?".

DIAGNOSTICOS Y METAFORAS

La respuesta pretende dar con el meollo de la cuestión: "El problema es Diego Maradona. O, para ser más precisos, lo encarna, como símbolo, Maradona, (...). La idolatría a los líderes redentores, el culto a la viveza y (su hermano gemelo) el desprecio por la ética del trabajo, el narcisismo, la fe en las soluciones mágicas, el impulso a exculparse achacando los males a otros, el fantochismo son características que no definen a todos los argentinos, pero que Maradona representa en caricatura payasesca y que la mayoría de la población, aquella misma incapaz de perder la fe en el peronismo, aplaude no con risas sino con perversa seriedad". A esa mayoría de la población incapaz de dejar de ser peronista y que, por ende, adula a Maradona con una seriedad perversa se la califica de "manada": "...fueron en manada a vitorearlo al llegar a Buenos Aires después de la goleada de 4-0 que Alemania le propinó". De Maradona afirman lo que todos sabemos (y yo comparto): hablan de su arrogancia, su pedantería, su innecesaria agresividad: "Nadie lo acusa ni lo maltrata por su triste enfermedad. Sólo se trata de señalar su soberbia desconsiderada, de carácter profundamente narcisista, base de sus penosas afecciones del alma, metáfora de la patología crónica de un país". No sé mucho de psicoanálisis, de modo que ignoro si la soberbia de Maradona es de carácter narcisista (¿alguno de los autores lo habrá tratado?), pero sí sé algo de metáforas, y en ningún momento los autores dan argumentos para probar que la patología de un ex-jugador de fútbol, ahora devenido en director técnico, se haya transformado en una "metáfora" del país. ¿Por qué razón? ¿Cómo se infiere una cosa de la otra? Termino la reseña de la nota con dos frases que resultan verdaderamente increíbles. Una: "El fracaso de Maradona en el Mundial fue el espejo del fracaso de Argentina como país. Por un lado, una falta de rigor y humildad en la planificación; por otro, un derroche de los recursos disponibles". Y me pregunto, entonces, ¿será que Marcelo Bielsa habrá sido una metáfora (un "espejo del fracaso") del país en 2002? ¿Y José Pekerman en 2006 será otra metáfora? Y si a Maradona le hubiera ido bien en el Mundial, ¿sería una metáfora del éxito del peronismo? La segunda: "Cuando llevados por la fantasía se eligen directores técnicos o presidentes o sistemas de características populistas, autoritarios y antidemocráticos, con pocos pies sobre la tierra, el resultado inevitable es el fracaso". ¿Los autores pensarán en serio que se puede asimilar sin más un técnico de fútbol con un presidente? ¿Sabrán lo que es un sistema representativo? ¿Sabrán lo que es la delegación popular mediante el voto? ¿Puede el fanatismo antipopulista de los autores enceguecer a tal punto sus (supuestos) argumentos?

ANTIPERONISMO Y GORILISMO

Quienes me han leído alguna vez bien lo saben: no soy peronista, y no simpatizo con los regímenes denominados "populistas". Pero hay algunas cosas que me enseñaron. Una es que con los caníbales se puede hacer cualquier cosa, menos comérselos, porque si uno se los come estará reproduciendo lo mismo que condena en ellos. Si uno acusa al populismo de demagogia, irracionalidad o fanatismo, no puede refutarlo con un artículo demagogo, irracional y fanático. Otra cosa que me enseñaron es que el antipopulismo, cuando se vuelve irracional y fanático, suele olvidar los argumentos de la reflexión mesurada y mostrar su peor cara: lo que otrora se llamó gorilismo. Uno puede refutar al peronismo de diferentes maneras, pero el gorilismo no es una refutación argumentativa, es una reacción epitelial, un rechazo de clase. Y es difícil de entender que sesenta y cinco años después del odio rancio encerrado en el "aluvión zoológico", volvamos a encontrarnos con la "manada": el desprecio brutal por las manifestaciones populares, aun cuando uno las considere equivocadas. Cuando leo este tipo de notas, y parafraseando a Borges, siento que al peronismo no me une el amor sino el espanto.

Que dos señores a quienes no conozco hayan escrito este lamentable artículo no me importa demasiado. Que este libelo gorila lo hayan publicado medios importantes de España y Argentina sí me preocupa, aunque confieso que ya no me sorprende.