sábado, 16 de julio de 2011

A desenmascarar

"Empecemos a ver el fútbol en otra dimensión, a analizarlo de otra manera" 

(Sergio Markarián)


Por qué le dicen Mago a Markarian
Por Christian Leblebidjian para canchallena.com

MENDOZA.- El viento Zonda fue protagonista ayer en esta ciudad, a tal punto que obligó al seleccionado de Perú a finalizar antes de tiempo su entrenamiento en Chacras de Coria. Pero al margen de eso y de lo que ocurra en los cuartos de final contra Colombia, los peruanos viven un momento de felicidad. Un estado de gracia que generó Sergio Markarian, el uruguayo que se enojó en la conferencia de prensa luego de la derrota ante Chile, que prometió "desenmascarar a todos" y que se quejó de los rótulos que pone el fútbol: "Es fácil tildar a un técnico de ofensivo o defensivo; lo que nadie hace es analizar el plantel con el que cuenta". El enfado no fue con los peruanos, sino con el resto de los opinadores de la Copa América. El DT dijo: "Me veo en semifinales", "el partido con Colombia durará 120 minutos" y "quiero volverme el 25 de julio (un día después de la final)". Tiene 66 años y una larga trayectoria, pero vale contar una anécdota para entender por qué en Perú lo adoran. 
Fue hace unos meses. Guerrero, Vargas y Pizarro caminaban impacientes por una habitación. Los tres referentes intercedían para que el entrenador perdonara a Farfán, protagonista de un nuevo hecho de indisciplina. Se reunieron con Markarian y le dijeron: "Mire, profesor: nosotros vamos a dar la vida por usted, pero no tenemos poderío suficiente como equipo. Si vuelve a convocar a Farfán, tendremos más posibilidades". El hombre en cuestión no respondió automáticamente. Al día siguiente, volvieron a juntarse esos protagonistas más Farfán, y el técnico explicó: "Voy a hacer una excepción, pero si usted o alguien de ustedes se manda otra macana, no los voy a castigar. Directamente renuncio y listo. ¿De acuerdo? Aunque Perú vaya primero en la eliminatoria. ¡Me voy!" 
Su seleccionado necesitó tocar fondo para reaccionar. Hizo el clic el último puesto en la carrera hacia Sudáfrica 2010, pero las frustraciones abarcaron a varios entrenadores: Paulo Autuori y Francisco Maturana, y luego los locales Juan Carlos Oblitas, Julio César Uribe, Freddy Ternero y José Del Solar. Los dirigentes vieron que hacía falta un cambio grande, y que los peruanos que juegan en Europa subestiman a los técnicos nacionales. Así fue como en octubre de 2010 volvió a aparecer el nombre de Markarian, que recibió en Perú el apodo de "Mago" en 1993, cuando asumió en el club Universitario estando penúltimo el equipo y lo sacó campeón. La denominación tomó fuerza en 1997, cuando con Sporting Cristal fue subcampeón de la Copa Libertadores, basando su proyecto en la "disciplina" y la "organización". Aquel año, cuando en su departamento de Miraflores le preguntaron cuál era el secreto de su éxito, el uruguayo guió al entrevistado a una habitación donde le mostró una base de datos y un seguimiento personal de cada jugador peruano, además de las posibles incorporaciones de extranjeros. 
Ahora, con el seleccionado en cuartos de final por la Copa América, muchos recuerdan el inicio del proceso, el respeto que supo ganarse de los futbolistas históricos. Y eso que exige a todos por igual, desde el primer titular hasta el último suplente. 
¿Cuáles fueron los cambios de Markarian? Cuando acordó con Manuel Burga, el presidente de la Federación Peruana, exigió "unidad". Armó microciclos de entrenamientos con trabajos especializados por líneas, de lunes a miércoles con los jugadores del ámbito local, y luego, con los de Europa. Convocó a Aguirregaray para que enseñara a saltar a los centrales peruanos; "no puede ser que ante una pelota parada en contra el país tiemble porque los jugadores no se despegan del piso", arguyó. Citó a su compatriota Bengoechea para que diera clases particulares en tiros libres, y como Pablo le dijo que había muchos "arqueros chiquitos", Markarian pensó en nacionalizar al argentino Daniel Ferreyra (1,87m), de Cipolletti, de Río Negro (finalmente no lo hizo). Acercó a su psicólogo personal al plantel y le paga de su bolsillo el sueldo. Pidió consenso en la prensa y lo consiguió, pues redujo las críticas. Y con el perdón a Farfán se ganó a los referentes, que lo respetan por eso y por los métodos europeos de entrenamiento, las planificaciones de los partidos y las indicaciones tácticas que dan sus frutos durante los 90 minutos. 
También él cedió; se mostró más abierto. Nadie pensaba que indultaría a Acasiete, Farfán, Galliquio y Pizarro, situación heredada del anterior DT por un incidente tras el 0-0 con Brasil de la eliminatoria para Sudáfrica. Lo hizo, aunque no baja la exigencia. "Me he metido de lleno a analizar el libro Deuteronomio, de la Biblia, que narra lo que vivieron los judíos para llegar a la tierra prometida. Algo muy parecido a lo que estamos viviendo: para nosotros, el Mundial en el país de Pelé es la tierra prometida. El gran objetivo es clasificarnos para Brasil 2014", dice, y la obsesión es lógica: el último Mundial que contó con Perú fue España 1982. 
Markarian no tiene miedo de explicar un cambio táctico. Lo fundamenta. Lo mismo cuando se ve obligado a mover fichas por situaciones presentadas por el rival. Uno puede estar de acuerdo o no, pero sus dirigidos le creen y responden: "Quiero felicitar a mis jugadores, que se han comprometido fuertemente con la selección. Les agradezco el esfuerzo". 
Dicen que Sergio Markarian "ordenó" a Perú, más allá de que de sus nueve partidos perdió apenas dos (frente a Panamá y Chile). Luego de una etapa muy mala en resultados y conducta, se sigue un rumbo que quizás no garantice el éxito pero que es algo: un punto de partida. La clasificación para cuartos ya es vista como un logro por hinchas y periodistas, máxime al no contar, por lesiones, con Farfán y Pizarro, "los Messi y Tevez de Perú", según comparan en Mendoza. El DT explica: "Nadie nos tenía en cuenta. El fútbol peruano ha sufrido muchos años de frustraciones. Tenemos que hacernos fuertes con ese sufrimiento. Esta generación heredó ese peso y aunque no somos los responsables, debemos levantarlo. Hay actitud y compromiso. Y tiene que haber corazón". 


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