domingo, 17 de julio de 2011

Laterales

Puesto ninguneado, el lateral. Nadie en el pais quiere serlo: con poca tradición de grandes laterales, el alto va de central y el que tiene una pizca de habilidad va al medio. Al lateral van a parar los rapiditos, o mas comúnmente los centrales con algo de velocidad o un poco petisos. En el picado, al lateral mandan al que no se quiere que estorbe, básicamente.
Pero el lateral es hoy por hoy, si no lo ha sido siempre, un puesto clave. Justamente la poca importancia que se le presta al jugador lateral le da un arma tremenda: la sorpresa. La sorpresa es hoy en dia, cuando las defensas juegan de modo muy ordenado y posicional, una cualidad que cotiza en alza. Los volantes y mediapuntas no encuentran sorpresa ante las defensas paraditas con línea de 4: entonces surge el lateral, y abre un surco. Puede ser sencillamente para desbordar y tirar un centro: un arte tan ninguneado en Argentina que hasta los laterales de cuna los tiran de irregular a mal. No hace falta recalcar lo importante de un buen centro en un partido cerrado ante una defensa cerrada. Pero la función del lateral va mucho mas alla: apoyo clave para el volante o punta arrinconado contra la banda, el lateral sirve de descarga limpia pero también de obrero de paredes y hasta de falso desmarque para liberar al delantero al uno contra uno. Y he allí otra de sus características secretas: el ir constante del lateral le quita una marca al volante ofensivo, a la vez que le permite liberarse de sus responsabilidades de marca (que lo obligan a ocupar un lugar que lo ata a la banda y lo aleja del arco) y por ende le genera un problema a las defensas posicionales con su posicion impredecible.
El lateral verdadero no tiene, además, demasiados problemas con su espalda: sube con criterio y hace daño con cada subida. Y con cada subida mejora la transición entre ataque y defensa y evita el estancamiento y la linealidad en ataque, dándole a su cuadro más volumen de juego.
Pero en Argentina, los laterales no existen. Batista alinea en la Selección a Zanetti, que ya no es ese jugador de despliegue ilimitado, por la punta equivocada, y del otro lado juega Zabaleta, un lateral sin demasiada explosión. En el banco, Marcos Rojo, un central con técnica que fue a parar de casualidad al lateral, y afuera, laterales buenos como Papa, Monzón (cortado por portación de apellido común) o hasta Mareque, tipos aptos. Pero el lateral no luce y se mira poco en el país. La crisis es solo local: Uruguay, aca nomas y con una liga chiquita, casi provincial, saca laterales constantemente. Ni hablar de Brasil, que hoy por hoy mete laterales en todos los equipos europeos. El lateral es en Brasil una tradición, uno de los secretos mejor guardados respecto a su éxito. Hoy Maicon parece un compendio de la historia toda de laterales geniales del país en joda. Los pibes ahí si imitan a sus ídolos recorriendo la banda.
Resulta difícil, en un momento tan parejo del fútbol, donde las selecciones todas han mostrado primero orden atrás, pensar que un equipo sin laterales pueda aspirar a algo. Pero claro, también hay individualidades que juegan por todos, y aunque no sirva como proyecto, un par de partidos por ahí te ganan…

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