martes, 16 de agosto de 2011

Real Madrid y Barcelona paran el mundo

Por Juan Pablo Varsky para canchallena.com

Chocan los planetas en cada versión del clásico que protagonizan Real Madrid y Barcelona. Anteayer, jugaron por quinta vez en el año. La Supercopa española, que disputan a principios de temporada el ganador de la Liga y el campeón de la Copa del Rey, fue la cuarta competición que los ha enfrentado en 2011 tras la Liga, la Copa y las semifinales de la Champions League.

Además de la ancestral rivalidad y la calidad de ambos equipos, el duelo incluye ingredientes de furiosa actualidad que lo convierten en irresistible. José Mourinho ha impregnado su anti-barcelonismo por toda la Casa Blanca. Ha logrado que hinchas, directivos, jugadores y periodistas expresen su rechazo a todo lo que huela a "culé". "La afición debe elegir si quiere ver los partidos o los quiere jugar" arengó Mou. Compañeros en el seleccionado, madridistas y catalanes se han trenzado en duelos mediáticos y en trifulcas dentro de la cancha. Vicente del Bosque tuvo suficiente y pidió terminar con las provocaciones.

La confrontación individual entre Messi y Cristiano Ronaldo ofrece otro punto de atracción. Aunque se trate de un deporte colectivo, la comparación es inevitable en cada episodio. Sin dudas, se trata del partido más caliente del momento. Abrieron la 2011-2012 con un entretenido espectáculo. El 2-2 tuvo giros en el marcador y goles fuera de contexto que cambiaron el curso del match.

Un Madrid furioso capitalizó su excelente arranque con el gol del exquisito Ozil pero se fue al descanso 1-2 por culpa de Lionel Messi. A sólo cinco días de haber regresado de Ibiza, Leo hizo un desastre en quince minutos. Pase para el golazo de Villa y otro gol en la cuenta de Casillas, uno de sus mejores clientes. Participó poco, pero siempre bien. Aún lejos de su mejor versión, fue la figura de su equipo.

Del otro lado, brilló Ozil, otro que tiene el partido en la cabeza y sabe lo que hará antes de recibir la pelota. El tren ya viaja rumbo a Barcelona, con escala en Zaragoza. Será mi primer Barca-Madrid en el Camp Nou, que presentará al primer campeón de la temporada. Otra fiesta del fútbol nos espera en una ciudad maravillosa. Sin embargo, la opulencia de los dos grandes genera como contrapartida una liga desigual e injusta. La brecha con el resto se hace cada vez más grande. Se parece mucho al campeonato escocés donde Rangers y Celtic compiten entre ellos y no hay lugar para otros. El último título ajeno data de la 2003-2004 para el Valencia con Ayala y Aimar dirigido por Rafa Benítez.

A partir de ahí se alternaron en el poder blaugranas (5) y merengues (2). La diferencia con el tercero se ha tornado escandalosa, más de 25 puntos. La desigualdad la genera el reparto de los derechos de TV, sin parangón en el mundo. Se llevan, entre los dos, el 53% del dinero por los ingresos televisivos. Con esta distribución, no hay competitividad posible. La burbuja explotó.

La gran mayoría de los clubes están arruinados. Le deben a Hacienda casi 650 millones de euros, más de 6 millones a Seguridad Social. Por cada euro de fondos propios, cada club debe una media de 15. El pasivo corriente, que debe pagarse en el presente año, trepó a 800 millones. Por cada 100 euros que deben, hoy cuentan con dinero líquido para pagar 59 centavos.

Hay cuatro equipos que no consiguen publicidad para su camiseta, entre ellos el Atlético de Madrid. Y, por supuesto, también les deben plata a los jugadores. La Asociación de Futbolistas Españoles denunció que 200 de sus afiliados están afectados por algún tipo de impago y que el monto ya superó los 50 millones. El pasado jueves 11, Luis Rubiales, presidente del sindicato, anunció una huelga para las dos primeras fechas del campeonato. No estuvo solo. Lo acompañaron más de 100 jugadores, entre los que estaban los campeones mundiales Casillas y Puyol, respectivos capitanes de Real Madrid y Barcelona.

Todos, consagrados y desconocidos, repitieron el mismo discurso: "esta vez no toca rendirse. No jugaremos hasta que se firme un nuevo convenio colectivo". Los cracks respaldaron a sus colegas en apuros, que viven al día. Aquí, el campeonato de Primera División es responsabilidad de la Liga de Fútbol Profesional, autónoma de la Real Federación Española, que tiene a su cargo la Copa del Rey y las selecciones.

La Liga no quiso dar más de 10 millones para el Fondo de Garantía Salarial, el dinero que los clubes pondrían para evitar impagos. Desde la LFP se decidió que sea de esa cantidad por año hasta 2015. El acumulado no alcanza ni siquiera para pagar la deuda actual. Los clubes, en su mayoría sociedades anónimas deportivas, gastan más de lo que reciben Por ejemplo, Getafe generó 22 millones y gastó 35 en la temporada 09-10. Así de vulnerable, debió aceptar los petrodólares de Royal Emirates Group.

Villarreal, Mallorca, Valencia y Racing de Santander también parten desde ese déficit estructural. Pero el caso más disparatado es el de Zaragoza. Está en concurso de acreedores (22 de los 23 clubes europeos en esa condición son españoles) y no puede fichar jugadores hasta no estar limpio de deudas. Sin embargo, ha contratado a un arquero por más de 9 millones. ¿Cómo lo hizo? A través de un fondo de inversión radicado fiscalmente en la isla de Jersey. ¿Y quién maneja el fondo? El presidente del club Agapito Iglesias. Ha sido tan escandalosa la maniobra que ni siquiera la LFP salió a defender a su afiliado.

La Ley Concursal encarna la última trampa a la que se han aferrado los clubes para evitar el descenso de categoría que les corresponde por su situación financiera, según la vigente Ley del Deporte. La Liga calificó como chantaje la postura de los jugadores. "Nos exigen garantías irreales en el mundo que nos toca vivir", dijo Carlos del Campo, su secretario general. El 12 de julio pasado, la LFP había aprobado el Reglamento de Control Económico, un código de ética y solvencia financiera para salir del agujero negro. "El que no cumpla las reglas, quedará fuera de la foto", había dicho, eufórico, el presidente José Luis Astiazarán. La principal medida será reducir el porcentaje de los sueldos en los presupuestos del 85 % actual al 70.

Hoy, Real Madrid cumple con esa norma (64.4%) gracias a su formidable capacidad para generar recursos. Barcelona gasta el 76 % en salarios y cerró su inolvidable ejercicio con pérdidas. La situación es insostenible. El sindicato se puso firme, marcó la cancha y ahora mismo alguien deberá poner la plata. La situación tiene un punto de contacto con la del fútbol argentino durante agosto de 2009. Aquel reclamo de Agremiados por 40 millones de pesos desembocó en la decisión de la AFA de romper el contrato con Televisión Satelital Codificada y la aparición del Estado como nuevo socio televisivo.

No ocurrirá lo mismo en España. El Gobierno no financiará a los clubes en un país 5.000.000 de parados y una situación económico-financiera muy delicada. Sí pretende mejorar los mecanismos de control. El Senado ya puede votar la reforma de esa Ley Concursal para que los clubes con deuda no puedan cobijarse bajo la intervención judicial y así eludir los descensos de categoría por sus deudas. ¿Y entonces quién lo paga?

Todos miran a la TV, que ya cambió reglas para este año. Impuso la franja horaria del domingo a las 12 para conquistar el mercado asiático. La primera fecha tiene nueve segmentos horarios para diez partidos. El modelo está agotado. Propuestas como tope salarial para los jugadores, como en la NBA, y una distribución más pareja de los derechos de TV cobran cada vez más fuerza. Mientras tanto, mañana será un día clave. Se definirá, nada menos, si tras otro Barcelona-Real Madrid se parará el fútbol en España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario