lunes, 22 de agosto de 2011

A palabras necias...

Para soloscontratodos.com.ar

Desde España, uno de esos señoritos bienpensantes que tenemos también por acá, horrorizado por el célebre acto barbárico del piquete de ojos de Mourinho, decidió que lo más conveniente sería comparar la agresión con las costumbres que se le adjudican a un equipo sudaca, pobretón y sucio. Sí, el hombre, periodista de El País, abrió el maletín y sacó un par de lugares comunes para pegar en su artículo, de esos añejos, motivados por la envidia del establishment derrocado, de esos que hicieron de Estudiantes de La Plata el representante del antifútbol sin que se necesite comprobar más. Las líneas que nos dedicó José Samano, que seguramente pretendía admiración ante su conocimiento vasto del deporte, lo puso en evidencia como un prejuicioso y, en definitiva, un ignorante.
En seguida el pincherío virtual inundó la casilla del diario con indignadas palabras: el nuestro es un pueblo muy orgulloso de su historia, y sintió en la mención despreocupada del periodista una afrenta no a la fama del club sino a los valores que defiende y, sobre todo, a próceres como Don Osvaldo Zubeldía, sanísimo tipo de una humildad enorme y una moral del trabajo que dignificó un fútbol de vagos, y un cacho de historia del fútbol. Nadie admite su revolución y su legado, porque proviene de los márgenes de la hegemonía argentina y mundial; pero todos practican hoy su fútbol. Todo esto obviaba el ignorante Samano con un par de líneas despreocupadas para cancherear y hacerse el indignado ante cosas que pasan en el fútbol.

Sin embargo, más allá del escozor que genera que un diario de la tirada de El País propague calumnias mitológicas (y ya envejecidas para cualquiera que sepa un poquito de fútbol), a esta altura cabe decir que más que indignarse habría que aceptar un hecho viejo como el fútbol (el ninguneo al club), reírse ante el atraso que promueve parte del periodismo e, incluso, sentir una grata alegría. Después de todo, ¿qué mejor que ser todo lo contrario a lo que el Real Madrid de Samano, ese otro mito de caballerosidad y gloria, es en realidad? No puede creerse que el periodista ignore los lazos franquistas del equipo, que tantos títulos por decreto le dieron. El Real Madrid es la hegemonía rica, corrupta. Ayer y hoy, cuando adeuda cientos de millones en un país en llamas pero cuenta con la protección de los popes. El Real Madrid es todo lo que Estudiantes no quiere ser: un club con más billetera que identidad, con un supuesto paladar negro a costa del robo de las canteras ajenas. Y sobre todo, protegido por el periodismo, que disemina el mito de un Madrid protector de las buenas costumbres, caballero cruzado contra la barbarie, siempre vestido de un impoluto blanco. El mito que el autor de la nota pretende continuar perpetuando no es sino el discurso mediante el cual se sostiene el dominio del Real Madrid y también mediante el cual se maquillan sus muchas miserias: el mito de un fútbol bello y artístico. Por supuesto, en fútbol en el cual los reos muchachos de los pueblos bárbaros de América no pueden ganar, a menos, claro, que utilicen “argucias”.
Si Estudiantes lidió toda la vida contra estos prejuicios, ¿deberían importarle las palabras de este ignorante hombre que aprecia el fútbol desde el panorama del espectáculo de los millones? Aunque sea difícil por momentos medir las reacciones, no debe Estudiantes caer en la trampa, volver a discutir una dicotomía inventada, darle espacio y validez a teorías limitadísimas, mentirosas, tendenciosas. La palabra de los que no son verseros (por caso, Perfumo, jugador de mil batallas, que sabe lo que dice, y que escribió recientemente una nota de desagravio al Pincha de Zubeldía; o el propio Barcelona, que la pasó mal ante un Estudiantes que lo maniató sin “argucias” y con mucha inteligencia) lejos está de ningunear los logros y la riquísima historia de un club rebelde y siempre malentendido. Entonces, a palabras necias, oídos sordos. Porque así es nuestra historia, y así lo seguirá siendo: no vendemos diarios, no tenemos millones de hinchas que definan una elección, no somos una vidriera al mundo y no nos interesa jugar para dar un espectáculo para zares del petróleo y sus novias enfundadas en abrigos de piel. Por eso, nos van a seguir pegando cada vez que asomemos la cabeza, nos va a seguir bastardeando ignorantes que manipulan la opinión de las personas cuando se amenaza el orden de las cosas. Si nos detenemos a pelear cada una de estas batallas, sencillamente, vamos a perder demasiado tiempo en pavadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario