viernes, 12 de agosto de 2011

Gatopardismo y fútbol argentino


¿En que andan los supuestos grandes de nuestro fobal?
Uno anda por la B, pagando sus cuentas pendientes pero a medias: después de contratar refuerzos de nivel europeo a pesar de su millonaria deuda (a eso se referirá su apodo?), algo habitual de todos modos entre los clubes del fulbito argentino (el Tribunal de Cuentas nada controla, Agremiados transa siempre), River zafó de los disturbios provocados aquel ya mítico día de su descenso. Los hinchas del club provocaron destrozos que decretaron la suspensión del partido, decenas de heridos, incendios y escenas más parecidas a disturbios políticos que a disputas futboleras (sobre todo la bizarrez de la autodestrucción: los hinchas no perseguían a los cordobeses, buscaban ante tamaña decepción destruir su propio club, con sus dirigentes dentro).
Bueno, dicen que por las elecciones (resulta difícil de creer: ¿cuántos votos se hubieran perdido de haber sancionado a River debidamente? ¿Cuántos se pierden en todo caso ante este mamarracho?) el equipo de Núñez no será sancionado, agregándose éste a un número de favores (transmisión de partidos por TV pública, caché invariable a pesar de su descenso) de una evidencia similar al intento por salvarlo reestructuración de todos los torneos mediante. El antecedente cercano (disturbios similares hace tres años, en un Tigre-Chicago) sirve meramente para la indignación: el equipo de la República de Mataderos, ante la quita de puntos sufrida por aquellas peleas pos-descenso, no pudo evitar una nueva pérdida de categoría (gracias al cruel sistema de los promedios). Pero bueno, esto es así siempre.
Y su contraparte, Boca? Boca logra mantener cierto nivel deportivo (de primera, esto es) pero la verdad es que institucionalmente es un cambalache similar al de su vecino riverplei. El club está políticamente incendiado, con cruces entre dirigentes cada semana, bardeadas a jugadores y cuerpo técnico de parte de directivos, internas durísimas, elecciones cercanas, y un ciclo sin éxitos que evitó que lo que es habitual en Boca reciba el habitual maquillaje del triunfo. Va una fecha, y a pesar de que gastaron una tonelada de platita (otra vez) para armarle el equipo a Don Julio Falcioni, ya se ah dicho, públicamente, que el partido por segunda fecha ante Unión… ¡puede ser determinante para su futuro! Declaraciones, para colmo, que sólo ayudan a desestabilizar a un equipo con problemas de estabilidad hace rato.
Pero no debería ser sorpresa: hace rato Boca anda sin proyecto serio, por ahí, robando jugadores y técnicos de moda, superpoblando el plantel, siendo negligente con los frutos de la cantera, echando DTs a lo pavote y cosechando los resultados lógicos. Este Boca cocoliche, que cambia medio plantel cada seis meses, que no tiene línea de armado ni línea de juego, que sufre a sus cracks más que lo que los disfruta, colonea constantemente: un par de triunfos, la ilusión de volver a ser, la irregularidad, y finalmente, una mitad de tabla mediocre que no alcanza ni para las copas. Otra vez tiene un equipazo que da la sensación de estar más cerca de defraudar que de cumplir. Pero… Falcioni algo sabe, aunque poco lo haya demostrado en su estadía en Boca, demasiado complicado por todo el famoso Mundo Boca (que incluye que peligre su trabajo constantemente) como para poder ejercer con tranquilidad.
Recientemente dijo Alejandro Fabbri que hay que terminar con el mito de que Boca tiene que ganar todos los años. Gran verdad que sus hinchas no quieren mirar, esto resulta cierto históricamente (Boca ha sufrido grandes sequías de títulos) y de hecho sería mucho más saludable si en lugar de forzar tanto la máquina económica el equipo desacelerara de una vez y armara un proyecto a largo plazo. Su sitial de privilegio ya lo ha perdido, de todos modos, es decir que nada tiene que perder.
La frutilla del postre del Mundo Boca es, por supuesto, que han hecho socio a Di Zeo, recientemente liberado y vociferando por ahí sus aspiraciones políticas (en Boca y a nivel nacional). Aparentemente, este delincuente comprobado, asesino y cómplice, “tiene derecho” a ser socio, a pesar no ya de su prontuario (el club no es el estado y puede aplicar un derecho de admisión más que merecido… pero Di Zeo “los conoce a todos”, y andá a saber que más sabe), sino del pequeño detalle de que Boca ya no hace socios, porque su cancha le queda chica. Por supuesto, Rafa tiene contactos evidentemente poderosos de su etapa en La Doce y consiguió que abran el padrón para él. Dicen que estamos ante otro fútbol, con River en la B, con ocho equipos del interior en primera… pero en realidad, da la sensación gatopardista de que nada cambia, che.

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