miércoles, 10 de agosto de 2011

Los alcances del esputo

Por Ernesto para La Redó

Convengamos que escupir es uno de los peores gestos agresivos de la condición humana. Ya lo decía Hannah Arendt: “dejen de tirarme encima el muerto de Lila Carrió” (?). Pero sí utilizando un concepto de ella podemos hablar de esta banalidad del mal. Que el sujeto que escupió a Román Riquelme estuvo totalmente equivocado en su gesto, no cabe duda alguna. Que una operatoria periodística berreta y comercial se montó alrededor de esto apoyándose en una moral elástica que solo conviene en tren de alimentar la lógica del negocio, es más que cierto aun. Y más triste.

Y nosotros, ahora, acá, estamos hablando de lo mismo. Entonces, hay una primera victoria de la operación. Tema menor, infinitamente menor, uno más de un proceso de destrucción educativa y cultural – que lleva muchos años y que desde hace poco ha empezado a mostrar algunos gestos de recuperación gracias a ciertas políticas estatales – pero que aun muestra en estos actos su triunfo, es utilizado por supuestos exégetas de los valores y la nobleza para que se hable de ello y un perejil pague las consecuencias. Decimos, la operación triunfa porque nuestra voz, pequeña, perdida, es para criticar más este ejercicio de hipocresía y no el escupitajo en sí, que, repetimos, estuvo mal. Pero no alcanza, obviamente que no.

Los perejiles o el perejil, insistimos, fue un muchacho de Olimpo, un club con escasos antecedentes conflictivos, hay que decirlo. No hemos visto ninguna tapa de ningún pasquín nefasto, pongamos Olé por caso, sobre las escupidas a cualquier jugador en la Bombonera, donde además de eso poco más y te hacen madre (?). Tampoco hemos notado demasiada repercusión en ningún medio periodístico cuando Quiroga de Belgrano escupió a Mauro Matos de All Boys en esta misma fecha del torneo de primera división. Y esto no es por el negocio de Boca vende, sabemos como funciona y no somos tontos. Lo que tratamos de remarcar es la manipulación grosera que se hace un acto súmamente común en nuestras canchas pero que esta vez tuvo como involucrado a un fetiche mediático, llamado Riquelme en este caso.

Nosotros en LR! tenemos una lectura tan arbitraria del suceso como la que han hecho estos payasos de algunos medios. Pensamos que Riquelme, que se la pasa escupiendo, salivó desproporcionadamente el campo de juego de Olimpo y el hincha vio, impávido, como se insultaba a su tierra y haciendo un uso anacrónico de un código de justicia con algún viso de validez aun, como la Ley del Talión, aquello de ojo por ojo diente por diente, decidió escupirlo a él. Hammurabi no lo habría pensado mejor (?). ¿Te suena a estupidez esto? ¿Por qué? Si es un ejercicio de manipulación como el otro.

Repetimos, el hecho merece repudio. A nadie le gusta ser escupido, claro está, es netamente humillante. Siempre tenemos en nuestra memoria la imagen de un jugador en cancha visitante para ir a patear un corner y usar su camiseta como escudo ante los escupitajos del rival y genera indignación un poco también de vieja chota (?). Pero es curioso como se castiga a unos y otros. Hoy el Chino Benítez, conocido por escupir a Bofo Bautista más que por haber sacado campeón a Boca de una copa, esgrime cierta simpatía social por decir pavadas en el programa de Fantino. El Bambino Veira, violador, goza de un indulto social insólito apañado por estos mismos medios que se escandalizan con este hecho. Rafa Di Zeo da notas, los barras tienen micrófono cuando quieren, los casos de los hinchas muertos en las canchas tienen la cobertura del momento y rápidamente quedan en el olvido y la connivencia ante los desatinos dirigenciales es total, siempre y cuando el negocio no se toque. Mientras tanto a este hincha le aplican derecho de admisión de por vida.

Que acá lo hacen todos no es una excusa. Es un hecho repudiable. Que el circo montado sobre este pequeño hecho para lavar hipocresías y culpas ante esa falacia de que el periodismo es un mediador es más repudiable aun. Riquelme salió a decir que habían estado en Europa y que acá vieron las cosas como son y ahí dejó la cosa. Ahora, intentar montar un sesudo análisis socio-antropológico sobre esto, doñarrosearlatoda, pensar en términos de “qué nos pasa como sociedad” y utilizar como guía la agenda de un medio lamentable en el sentido de que se habla de eso porque el partido fue un espanto sin nada para analizar, bueno, es algo totalmente diferente y es la intención humilde de estas líneas ubicar las cosas en un contexto más real.

Si esto es el inicio de una larga cadena de denuncias donde habrá cada fin de semana una tapa con: escupidas a jugadores, por ejemplo de San Martín de San Juan o Patronato, maltrato de la policía a hinchas en todas las canchas, actitudes violentas y provocativas de jugadores para con los hinchas, denuncias sobre aprietes varios, corruptelas de todos los colores y todo aquello que sucede en cada jornada del fútbol argentino, bueno, bienvenido sea. Si esto fue algo aislado, un grito en el desierto, una opereta clásica del momento donde el medio busca legitimarse como guía moral, bueno, la manipulación habrá quedado totalmente al descubierto. Creemos que se trata de lo segundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario