jueves, 12 de marzo de 2015

Una caída incómoda

Estudiantes jugó uno de sus peores partidos del año y se trae de su expedición al Paraguay una derrota que molesta de cara al futuro. Sin brújula, y tras un primer tiempo donde salió airoso de casualidad, prácticamente no hilvanó jugadas de ataque, dependió del pelotazo y la fortuna y, casi por decantación, terminó perdiendo ante Libertad con un gol, para colmo, que partió de un error propio.

No es que Libertad haya sido una tromba: fue un juego de ajedrez entre las presiones de ambos equipos, solo que, en ese juego posicional, ganó casi siempre el equipo local.Presionando la salida de Estudiantes, obligó al pelotazo que despejaron una y otra vez sus duros centrales, un pelotazo, además, que partía para Carrillo, ya que además de él nadie puede cabecear en el equipo de Pellegrino.
Así resolvió la mitad de la faena el equipo paraguayo: la otra mitad debió resolverla en la primera, cuando tuvo incontables situaciones para abrir la cuenta y, entre Silva (de gran tarea tras la silbatina del lunes) y el azar, se fue al vestuario refunfuñando por la mala fortuna. El Rorro López tuvo varias, el fantasma de la ley del ex merodeando el área constantemente, y el colombiano Trellez fue un enigma para los laterales, que se debatían entre atacar para desahogar la salida asfixiada y volver para sostener los ataques por las bandas que fueron una constancia.
Así las cosas, la partida táctica parecía derrota cantada, y cada pelota perdida por Estudiantes en el medio, ya sea porque el pelotazo enviado era devuelto o porque, una vez con la pelota, tampoco podían los volantes imponerse, era contra que parecía letal: el problema del retroceso, con dos laterales de tendencia ofensiva y dos centrales lentos con mucha cancha detrás, lo arrastra el Míster desde la pretemporada.
Pero, curiosamente, un cambio de actitud parecía dar vuelta el tablero: en la segunda etapa, Estudiantes salió a comerse al rival y fue el que impuso las condiciones en los primeros quince, ahogando la salida del rival e instalándose en su campo, donde, ahora sí, podía pesar con opciones de pase y pelota dominado el mano a mano de Cerutti y la sapiencia de Sánchez Miño.
¿Había respetado demasiado a Libertad el elenco de Pellegrino en la primera etapa? Al ver al local reducido a aquella expresión, parecía que sí: la respuesta se vuelve más ambigua cuando se toma nota de que, justo en aquel momento, por un error en la salida, partió un bochazo para Trellez a espaldas del Chavo. Desábato nunca pudo ganar la posición al ligerito colombiano, que quedó, de la nada, solito y mano a mano. Tocó por encima de Silva y chau.
Estudiantes quiso seguir como había arrancado la segunda etapa, pero para Libertad el negocio ya estaba hecho: se instaló en mediacancha, jugó de contra, sabiendo que habría espacio, y obligó a Estudiantes a jugar con sus centrales, los únicos liberados de la presión. Bochazo a bochazo, el tiempo fue expirando: tuvo una clarita el León, con Jara pateando una pelota perdida bajo el arco y forzando la tapada a puro reflejo del arquero rival. Pero, en media hora, poquito más pudo generar para cambiar lo que, a medida que corría el reloj, se convertía en evidente derrota.
Todavía queda mucho camino, es cierto, y al Pincha le quedan dos adentro. Pero la derrota incomoda, deja tercero a Estudiantes, y sin margen para el error en los cruces de local que se vienen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario