domingo, 6 de marzo de 2011

Estudiantes de La Plata, CARAJO

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Treinta mil almas lo esperaban para intimidarlo. Los once rivales que saltaron a la cancha venían bien, de un triunfo visitante e importantes loas mediaticas. Confiado, confiadísimo llegaba el Lobo. Que tenia todo para ganarlo, la mesa estaba servida: la vuelta de su ídolo al club y su ultimo clásico, la explosión de Neira y la contatacion de un DT de alto perfil, una cancha toda para ellos, euforia colectiva y un rival que llegaba confundido, con su DT cuestionado y, claro, sin un Peladito que los tiene de nietos. Era el clásico de Gimnasia. Asi parecía en la previa, en los diarios en las radios en todos lados. Porque todo, todo estaba en contra de Estudiantes. Pero Estudiantes… hace falta repetirlo, otra vez? Estudiantes vive para estos partidos. Estudiantes es una cofradía que silencia. 

El Pincha, esa cofradía que silencia...
Los muchachos se juramentaron ganar, aunque no estuviera Veron, el emblema, el que absorbe la presión, el que ordena la confusión. Berizzo flexibilizo su postura, y de un punto medio entre lo que pretende el técnico y la cancha que tienen estos jugadores para jugar este tipo de partidos absolutamente adversos (“mas adversidades no pudimos tener”, dijo el Toto post-match) salió lo mejor del equipo, en un segundo tiempo donde hubo olorcito a goleada. Sin entrar en una euforia desmedida, ni siquiera en un análisis futbolístico que hoy no interesa (si, quizás, mañana) no hay lugar a las palabras del mal perdedor, que adjudico la derrota a un pelotazo aislado. El pelotazo fue pase, y fue buscado, porque se sabe que el fundamentalismo cappista nada sabe de no adelantar la defensa en línea. Ademas, una obviedad, claro: el partido tuvo 89 minutos mas antes y después de aquel gol del superhéroe felino (Gata, hijo de puto, me vas a hacer llorar), y los dueños del buen juego no llegaron ni una sola vez al arco de forma colectiva. Apenas un centrito y algo de tole tole rebotero, nada mas. En esos minutos Estudiantes, con muy poco (casi, solo con su inteligencia para administrar) le hizo otro (excelente ejecución del Picaro Enzito) y casi lo golea, en un segundo tiempo de puro aplomo, de pura chapa, muy estudiantedelaplá. Dicen que no propuso, que fue cobarde, que quiso empatar; pero gano, y “el que quiso ganar”, el bueno y valiente Gimnasia, no pudo, no lo dejaron, y encima perdio. El humo no era de las bengalas y provoca llanto.

Los contrastes.

Gata, hijo de puto, me vas a hacer llorar.

 El equipo jugo el partido que tenia que jugar en el segundo tiempo (sobre todo tras el gol), ejemplar por lo sencillo de la propuesta, la paciencia y la solidez recuperadas. Pero sobre todo, jugo el partido que necesitaba. Para confiar, para regalarse el triunfo que merecía este grupo corajudo y forajido. Un partido que es un punto de partida. Un partido donde Estudiantes demostró su fuerza colectiva que es parte de su herencia. Un partido donde los chicos dejaron de cargar la responsabilidad en Veron y le pusieron el pecho a todo, donde los que vienen de afuera entendieron de que se trata la mistica. Un partido memorable, para silenciar a todos.


Pícaro Enzo.
Estudiantes venia chueco, desconocido: poco pincharrata era el andar mediatico de cuestionamientos, puterios, idas y venidas que se había desencadenado desde la pretemporada. Todos necesitábamos algo asi, algo bien bien Estudiantes de La Plata: y otra vez este equipazo, de hombres que ponen huevo y no excusas, respondió para erizarnos la piel y orgullosos decir, golpeándonos el pecho, ESTO, esto es Estudiantes de La Plata, CARAJO. 




Estudiantes: SOLOS CONTRA TODOS

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