martes, 22 de marzo de 2011

Estudiantes busca su Mangano

Recientemente los hinchas recordaron emotivamente al gran Mariano Mangano, presidente y arquitecto del Estudiantes campeón de todo, al cumplirse 99 años de su nacimiento. Sé que mucha gente lo tiene presente constantemente y lo recuerda con orgullo y tristeza: sin embargo, también se que muchos apenas lo conocen de nombre y poco saben de su ejemplar obra y su bonhomía. Un olvido que ya da sus frutos.
Las dirigencias de este milenio no han sido el monumento a la catástrofe que algunos pintan. Sus políticas en materia económica han sido conservadoras y coherentes, y bajo ellas el club ha crecido estructuralmente de modo sostenido durante esta década, reviviendo un club de edificios abandonados y números en rojo. Se le reclaman algunas cuestiones en materia deportiva (el tema de los refuerzos, puntalmente, y de ciertos gastos que en el contexto de una economía austera se debieran haber evitado), cuestiones que siempre son bastante relativas y eternamente las mas discutidas por su visibilidad; y también se le reclaman varias turbiedades que, gracias a la oscuridad que rodea el futbol, se basan en presunciones y rumores a menudo y generan un clima desestabilizante, que quizás sean el objetivo detrás de quienes dicen estas cosas en voz baja y corren para no ser identificados. Se reclama también, a menudo, la comodidad con la que el club se ha instalado en el Estadio Ciudad de La Plata después de un lustro donde el hincha se banco, con su plata y su tiempo, viajes y el exilio pensando que luchaba para conseguir su cancha. Finalmente, cansado, también el hincha se  contentó con poder jugar sin viajar.
La construcción de un estadio es, desde ya, un gasto capaz de fundir un club si no se realiza de modo responsable. En el corto plazo, aun si no mediara una decisión judicial que impide que las obras se lleven a cabo, es irrealizable. Los dirigentes se han amparado en esta imposibilidad económico-judicial para, directamente, bajar los brazos, sugiriendo para colmo una falsa dicotomía: para hacer el estadio, necesariamente debe perjudicarse el proyecto deportivo. Ningún plan que permita la recaudación a largo plazo del dinero necesario y que no ponga en riesgo la economía del club se ha propuesto. Si el fallo judicial resulta favorable, recién entonces comenzara la planificación concreta, si es que no se declara imposible e inútil antes de empezar.
Estudiantes habrá perdido entonces todo este largo periodo en el exilio por nada,  dado que ninguno de sus dirigentes, que saben que no estarán en sus cargos para ver terminada la cancha, ha sido capaz de sortear las trabas y proponer desde el ingenio el modo de asegurar en el futuro la terminación de las obras en 1 y 55.
Y entonces, volvemos necesariamente a Mangano. Mariano Mangano fue un tipo ambicioso e innovador visionario. Levantó a Estudiantes de la mediocridad a partir de la implementación de un ambicioso proyecto de inferiores que culminaría sirviendo de base para el equipo de Zubeldía. La masa societaria creció exponencialmente. Y fueron ellos los que pagaron por parte del predio de City Bell, sueño delirante del presidente vuelto realidad gracias a una ingeniosa estratagema. La otra parte la pagó, con su propio dinero, Mangano.
Durante su vida, aquello no fue más que una estancia prácticamente pelada. Pero su invaluable aporte es parte del patrimonio del club, gracias a que supo apostar al largo plazo. Mangano fue un presidente comprometido con el presente, pero también con el futuro del club, y todo lo hizo en pos de que el club continuara creciendo aun sin él. Hoy, Estudiantes necesita un presidente que no se pierda en la trifulca política o en los tecnicismos del número e ingenie soluciones concretas para el futuro en pos de continuar creciendo. Un tipo comprometido y de bien, como Mariano.
Inmediatamente, uno piensa en Sebastián. La Brujita, hace pocos días, prometió que intentaría cumplir el sueño de todos: el regreso a casa. Los rumores de siempre, en los pasquines de siempre, han puesto varias veces en duda su deseo de construir la cancha. Verón comprendió la imposibilidad del regreso en el corto plazo a uno, pero no por eso olvido que allí esta su hogar. Sus palabras no pueden sino ilusionar al hincha.
Pero para que Verón se convierta en dirigente falta tiempo. Aun tiene mucho por dar en el no tan verde césped en el que jugamos, y luego, si el estatuto se reforma, tendrá que esperar un periodo para postularse. Seguramente ganara, aunque sería importante que lo hiciera sin la compañía, por ejemplo, de tipos como Pires, con el sencillo objetivo de trabajar de modo transparente y de no alimentar rumores que perjudican, antes que nada, la estabilidad del club. La Brujita, ser luminoso y multiplicador de panes, apasionado pincharrata, inteligente e ingenioso, tiene el potencial para completar su obra como el ser más preponderante en la historia de Estudiantes convirtiéndose en el presidente que necesita Estudiantes, un tipo comprometido, ambicioso, osado, como lo es Juan Sebastián Verón. Y pareciera designado por el destino a guiar al club de vuelta, después de largos años de odisea y aventuras, a nuestro humilde hogar, la que tiene la cancha inclinada, la que vio jugar a los Profesores, a los campeones de Don Osvaldo y del Doctor, la que nos vio ascender con toda la gloria, la Tierra de Campeones. Mientras tanto, será menester no recordar al ilustre Mariano Mangano solo un día al año, sino tenerlo presente siempre, como ejemplo que es de cómo deben actuar los dirigentes de Estudiantes de La Plata.

Publicado en Contra Todos

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