jueves, 16 de febrero de 2012

Un elefante se balanceaba... (morbo mediático y morbo deportivo)


Durante el verano vimos como se jugaba uno de los partidos más inútiles de la historia: un superclásico con River en la B. El morbo mediatico agrandó a River, le tiró línea para tener titulares petarderos, y sobredimensionó un partido que se sabe peligroso. Si desde el arranque el atractivo eran las cargadas y las reacciones, el morbo recalentó la previa innecesariamente. Tras la cobertura mediática, ya nada importaba el resultado: si Boca ganaba gozaría, pero de perder igual gozaría a su par. En definitiva no importaba. Ser había transformado en un duelo de cuchilleros, donde River quería salvar desesperado el honor, pero en verdad no tenía forma de hacerlo (quizás ganando y callándose la boca, lo opuesto de su accionar). La desesperación y la frustración de River le dio a los diarios el circo que necesitaban para alimentar el enero siempre intrascendente en materia deportiva. Nadie se preguntó que pasaría si el que reaccionaba mal no era el Chori Domínguez sino un hincha, y todo terminaba en tragedia.

Terminado el circense enero, pura pantomima, arrancó febrero con el partido que Boca, descaradamente, pudo postergar por la Copa Argentina. Con la TV como excusa Boca zafó del partido de más durante el torneo anterior y se agregó un partido de preparación, siendo el útlimo en disputar los 32vos de final por ¡dos meses! Pero las cosas no fueron tan tranquilas para Boca, preparado para una exhibición pero madrugado por un rival con hambre. La Copa Argentina comienza así a dar muestras de lo que puede convertirla en una competición atractiva: el morbo deportivo de ver jugar, una y otra vez, a David contra Goliat. Hemos señalado algunas de sus falencias del torneo, que parece haber sido lanzado de prepo y que se acomoden los melones andando, y quizás una de las cuestiones que más atenta contra su propio atractivo es que las localías sean neutras: Boca, aunque juegue en Salta, será siempre local, y ello será negocio para la recaudación pero no será bueno para el fútbol. Mucho mejor sería sortear las localías al modo FA Cup, y si hay que ir a jugar al humilde recinto de Santamarina sin gente propia, mejor. El torneo, además, ya da muestras de que se impone una federalización mayor del fútbol: ya no existe la disparidad de niveles entre los clubes capitalinos y los del interior en que se ampararon los grandes del fútbol para limitar estructuralmente la entrada de los equipos d resto del país a las grandes ligas. El futbol es mucho mas parejo, y no se veran en la Copa Argentina las goleadas históricas del viejo nacional (alguna si, pero ya se ha visto que esto es otra cosa). Santamarina dio cuenta de ello y puso a Boca al borde del papelon, pero antes habían sucumbido varios equipos de primera.

Por supuesto, los medios insisten con vituperar a Boca y el empate no hizo más que exaltarlos. Que lo haga un medio con un director que es recalcitrante hincha de River no es novedad, lo alarmante es que los demas se dejen marcar tendencia: excepto el diario La Nacion, el resto se aprovecho del casi papelon para pegarle al futbol de Falcioni. El Ole, por cierto, publica en su tapa (titulada “El Profeta”, por Riquelme) que ya aviso Roman que la suerte se tiene que acabar: estan esperando la caida de Boca con desesperacion y usan la figura del polemista Riquelme para hacerlo.

Por un lado Riquelme deberia callarse la boca: su participacion en el titulo fue escasa e intenta jugar el rol por un lado de héroe de la conquista mientras por el otro tira palazos al Emperador por el estilo de juego del campeón. Hay allí un gran recelo riquelmiano, que no puede soportar que no se dependa de él para conseguir un juego sólido y exitoso.

Pero por otro lado, nadie deberia escuchar las constantes chicanas del matutino capitalino a Boca. Si no, para responder, caeriamos en el juego y repetiríamos la contrachicana de que, en efecto, Santamarina le hizo mejor partido a Boca que River... Lo cual, cediendo a la tentación de golpear al caído, no deja de ser cierto, no importa lo que digan las entrevistas de pagina central del diario de Farinella a jugadores de River: en dos partidos las gallinas no pudieron convertir un solo gol y ahora se tiran de las plumas exigiendo algun tipo de recompensa moral porque ellos jugaron mejor mientras continúan con la moda de agredir el estilo de juego que llevó a Boca a salir campeón dos fechas antes, invicto y con seis goles en contra. Y con su supuesto líder afuera, sin llorar por las lesiones y las suspensiones como se la pasa haciendo este super River, que se llenó de figuritas para depender del Chori Domínguez y que esperó seis meses para desquitarse moralmente, y absurdamente, ante Boca por las cargadas tras su descenso, y dilapidó su supuesta oportunidad, que en verdad nunca fue tal.
El tema de la supuesta suerte de Boca, mientras tanto, roza lo absurdo: a Boca le sobraron dos fechas, y hasta pudo regular algunos partidos (como contra Racing y Vélez) para conseguir el título. Le sobró todo. No le hizo falta lucirse o depender de inspiraciones individuales en partidos trabados. Pero los diarios ningunean y hay que encontrar excusas: es entonces cuando se empieza a hablar del culo de Boca. Fogoneados por los medios, salen a hablar los propios protagonistas, todos ligados a River: Almeyda, que hasta cuando se calla se hace el moralmente superior (¡cuanto humo! ¡cuanta hipocresía!), Ramon Díaz, y varios jugadores de River se prendieron en la movida de que se le va a cortar la suerte a Boca. Quizás ellos también se creen el artilugio mediante el cual, por momentos, los multimedios nos hacen olvidar que River transita por su peor momento deportivo, en la B Nacional y sin nada que le sobre a su propio juego, a pesar de las rutilantes incorporaciones, como para andar hablando de los demás. La verdad sigue estando en la cancha y nunca en los discursos que venden los titulares.
Lo “curioso” es que también algunos jugadores de Boca hablan, y hablan mal, ninguneando su propio campeonato incluso. ¿Hasta cuando podrá sostenerse la lucha interna por el poder xeneize, sobre todo siendo que los reflectores del Mundo Boca magnifican todo y vuelven paranoicos y susceptibles por demás a sus habitantes? Falcioni parece, con el título en el lomo, querer tensar las riendas, pero más de uno no está dispuesto a entregar el mando... Boca se balancea en su telaraña de intrigas y como todo funambulista con exceso de peso corre el riesgo de, antes de que lo derroten en la cancha, autodestruirse fuera del vere césped.

No hay comentarios:

Publicar un comentario