viernes, 17 de febrero de 2012

TST: una cuestión central

Para Solos Contra Todos

Estudiantes juega con un 352, por ahora al menos, y el aporte de las bandas, con un timorato Iberbia y un Mercado que necesita compañía, resulta insuficiente para abastecer a los delanteros. La solución a medias podría ser, a riesgo de convertirse en un embudo que va al choque, atacar más por la franja central que por los costados. Para eso juega Mariano González de enganche, para eso se retrasa la Gata.

Pero ninguno de los dos ha conseguido clarificar los ataques. Mariano González está aún bajo, luego de su levantada al final del semestre anterior, e incluso se lo nota cansado. Para colmo, en un lugar idóneo para encarar, a menudo elige jugar seguro, probablemente por falta de confianza. La Gata, mientras tanto, ha tenido un arranque de algún chispazo, pero a menudo tiene que retroceder demasiado lejos de su zona de influencia en busca de una pelota que no le llega. El equipo, con laterales que trasladan poco y tocan mucho para atrás, se ha hecho demasiado largo, demasiado dependiente de que o Verón o Braña corran demasiados metros con la pelota, sin alguien que le tire una pared.

Como en aquel arranque de Apertura 2010, Estudiantes depende demasiado de sus individualidades. Verón es el alambre que sostiene como puede el andar ofensivo, pero alrededor no encuentra socios: el Chapu aún no consigue la claridad y el empuje que tiene, por las bandas se la devuelven siempre, no le ofrecen soluciones, y al jugar con tres centrales, se retrasa mucho para salir jugando y queda muy lejos de los dos mediapuntas con los que debe formar sociedad. Para colmo, las paredes, toques y desmarques tampoco llegan entre la Gata y Mariano. Estudiantes tiene que construir sus sociedades para atacar con claridad y variantes, pero parece atado a un sistema que no favorece el toque sino que propensa el traslado.

Enzo, dicen entonces algunos. Y si. Enzo, en efecto, en la posición de Mariano González, con este esquema, dispondría de mucha cancha para galopar. El traslado que propone el esquema, al no tener demasiadas variantes por los costados y atacar, prácticamente, solo con tres jugadores, tendría su sentido en la gambeta vertical del mendocino. Así fue en 2010. Pero recordemos que aquella vez el esquema surgió como una emergencia. Estudiantes no tenía nueve a quien centrar. Hoy hay otras variantes. Enzo Pérez, solo por jerarquía individual y además por compatibilidad con el juego dispuesto, es una solución. Pero Estudiantes tiene una riqueza y una versatilidad en sus jugadores que le permite explorar otras variantes. González, imaginan muchos, quedará marginado con Pérez en cancha. ¿Y si se prueba con Mariano por izquierda? Verón encontraría un socio en media cancha, Enzo Pérez y la Gata con un amigo para atacar, pero lo más importante es que el equipo podría pararse, con los mismos jugadores, de tres modos diferentes según el momento: 352, con González por izquierda, el doble cinco histórico y Mercado por derecha, más Enzo de enlace; 442, con Mercado pasando al lateral, Cellay (o Iberbia, en lugar de Sarulyte) de lateral por izquierda y Enzo haciendo la banda; e incluso 433, liberando a Pérez de la banda y ubicando a González más cerca de Verón, en el medio, por delante de Braña. El resultado, creo yo, de jugar con un volante más y un defensor menos, no solo redundaría en el famoso pero ambiguo “volume de juego”, sino también, al contrario de la lógica, equilibraría el funcionamiento defensivo, a veces complicado por los pelotazos a espaldas de los carrileros: con González en cancha, Mercado tendría que cuidar más su punta, jugando Estudiantes con cuatro fijos abajo casi siempre y la posibilidad del Merca apareciendo por sorpresa, que es cuando más brilla. Cuando el 14 pasa al ataque constantemente, lo toman fácil y se diluye.

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