martes, 21 de febrero de 2012

Todavía no impone condiciones


Dos partidos, dos empates. Estudiantes enfrenta un fixture complejo en el arranque (tras Ñuls y CASLA, llega Independiente y se viaja a San Juan), pero facilitado por algunas circunstancias: Ñewell's llegaba a La Plata y San Lorenzo con mil problemas a cuestas. Encima, el equipo de Boedo se hacía un autogol insólito y todo estaba a pedir de Estudiantes: imaginábamos aquel famoso control de pelota-partido tan pincharrata, desesperación azulgrana y un segundo tiempo de contra con el picante Pérez.

Pero en todo el partido Estudiantes no tuvo claridad para atacar. Aisló a sus volantes por las bandas, fruto del poco despliegue de los laterales y del partido parsimonioso de un Benítez apagado. Como consecuencia también quedaron olvidados sus delanteros. Sin meterse atrás, no inquietó más a Champagne. Le dio vida a San Lorenzo, que encontró el empate como Estudiantes encontró el gol inicial: de regalo. Para colmo, el penal desniveló el match al provocar la expulsión de Cellay. Estudiantes se acostumbró al puntito y cuando finalmente entró Enzo, fue para presionar inútilmente la salida. El empate no es malo, pero se imponía la victoria tras perder dos puntos en casa, sobre todo ante un San Lorenzo desesperado como llegaba.

Diez de los once gladiadores del Mineirao en cancha, con algunos añitos más pero tampoco arañando el retiro, ilusionaron al hincha hoy frenado en su euforia. El Pelado tiene momentos de pibe y la lucidez de la experiencia, Cellay ha recuperado el timing, la fuerza y la velocidad y los demás han mostrado un nivel todavía seis puntos pero sin fisuras como las del 2011. La llegada de Andújar y Enzo Pérez, en un mercado de pases que pintaba mal, le da una jerarquía que pocos planteles tienen. El banco aporta. Estudiantes tiene por primera vez en mucho tiempo suplentes confiables para casi todos los puestos (exceptuando el problema de la izquierda) y algunos de ellos amenazan con pelear la titularidad.

Y sin embargo en el Ciudad de La Plata ante la Lepra, Estudiantes pudo hilvanar apenas un par de jugadas durante un vendaval de fútbol de corta duración. Antes de la salida de la Brujita ya había perdido la brújula, y después fue desordenado hasta diluir sus propias ansias de ganar en pelotazos sin sentido, errores absurdos y el cansancio lógico de un equipo que sale de pretemporada. Ñewell’s vino por su puntito, como Banfield la semana pasada, pero más allá de embarullar el partido con intensidad no fue el rival que se esperaba. Banfield dejó jugar y Estudiantes pareció fluir mejor, pero con la posesión regalada por el Taladro. San Lorenzo ofreció espacios, pero Estudiantes no pudo aprovecharlos nunca y el retroceso defensivo preocupó. Hasta ahora, Estudiantes no ha impuesto las condiciones, a pesar de haberse encontrado dos veces en ventaja, con todas las herramientas (resultado, jugadores, incluso el clima anímico, con la localía en un partido y el nerviosismo de los hinchas locales en el otro). Sin la intención del golpe bajo, desde la ida de Sabella el equipo perdió esa cuota de inteligencia que tenía sobre el resto para manejar resultados y partidos. No porque desespere, parece sobre todo una cuestión futbolística: Estudiantes simplemente no logra mover la pelota de lado a lado como antes.

¿Qué podemos esperar de Estudiantes para este semestre, entonces? Tres partidos oficiales (sumamos la victoria ante Banfield) son quizás poco para realizar un pronóstico certero de lo que se puede esperar del Pincha. El futuro dependerá en gran parte del tiempo que lleve la consolidación de un equipo que, no es un dato en absoluto menor, sigue invicto bajo la conducción de Azconzabal. Estudiantes continúa formándose, buscando soluciones a los interrogantes que se suscitan partido tras partido. Todavía no pudo repetir equipo, enfrentó a sus rivales con bajas significativas en cada ocasión y aún no sabe que esquema usar. No ha podido solucionar el ataque por la izquierda, tampoco encuentra un desborde interesante por derecha ni claridad y picante por el medio. El ataque, muy largo, carece de revolución, de intensidad (no hay que quedarse con el arribo de Enzo como solución): sin dudas esto repercute en las actuaciones individuales, pero aún así hay varios que deben levantar su nivel y la intensidad con que encaran los partidos. Sufre en defensa con dos centrales o con tres, sobre todo de contra, sobre todo a espaldas de los laterales. Tiene los elementos para resolver el rompecabezas, pero las piezas aún están sueltas sobre la mesa.

Habrá que tener paciencia, ajustar el andamiaje con la conciencia de que no hay demasiado tiempo pero, esto es vital, sin desesperar: el torneo, da la sensación, ofrecerá oportunidades. Primero, entonces, alcanzar los objetivos cortos y chicos, sin mareo: aumentar el nivel de intensidad, aún bajo durante largos pasajes, quizás con algún llamado de atención; encontrar el equipo y el funcionamiento lo más rápido posible; y luego dedicarse a sumar puntos, sin mirar la tabla. Acostumbrarse a ganar otra vez. Pensar en la Copa, en devolver a Estudiantes a los planos internacionales y sostenerlo allí, un objetivo que de este modo, lento pero firme, va de la mano con el ordenamiento del club. Y luego, cuando se acerque el final del semestre y los objetivos se hayan ido cumpliendo, esperar agazapados una chance.

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