miércoles, 16 de febrero de 2011

A proposito de todo un poco (notas sobre el bielsismo, Arsene Wenger, la llegada de Berizzo a Estudiantes y la necesidad de estetizar el futbol)

Para la lectura de este texto, recomendamos la lectura de la siguiente nota sobre Arsene Wenger publicada en 442 (el suplemento deportivo del diario Perfil)
Arsene Wenger es un tipo inteligentísimo. El método europeo incluye hace años el uso de estadísticas y tecnologías para afilar a los jugadores, pero su particular modus operandi incluye algo soslayado por la mayoría de los superprofesionales equipos del Viejo Continente: Wenger es un DT formador, que llena de conceptos a sus jugadores y, sobre todo, los insta a crecer como personas, los fortalece, en el marco de un proyecto beneficioso para el grupo. La psicología es un aspecto clave, como admite el mismo, en su modo de concebir el futbol, que necesita de “jugadores inteligentes”, como el los llama. Y aquí empieza parte de nuestro problema.
La inteligencia iria en primera instancia de la mano de la formación wengeriana, y todo jugador predispuesto, ya lo decía Marcelo Bielsa, puede aprender. Inteligencia seria, en estos términos, el mejor valor de los seres humanos, pues no es otra cosa que la capacidad de escuchar, rarísima habilidad relacionada a la humildad y a la amplitud mental. Pero en Wenger, inteligencia se mezcla con conocimiento. Y allí su discurso se torna elitista.
Retrocedamos. Wenger es un graduado de Cambridge por partida doble. Algunos lo consideran, inclusive, demasiado inteligente para ejercer de técnico (gran estupidez). Pero sus ideales revelan que su paso por la casa de altos estudios, lejos de relativizar posturas, comprender desigualdades y ampliar horizontes, fortaleció, fijo una postura ideologica y transformo a Arsene en un fundamentalista civilizado (esto es, un fundamentalista que defiende la civilización, la hegemonía). El futbol se volvió para el necesariamente atado a la belleza, al arte, en absoluto funcional al funcionamiento de un equipo. Para el, la belleza es irrenunciable, y también un acto de valentia. Alli comienzan a mezclarse los conceptos futbolísticos con los del espectáculo y el arte mistico: una mezcla que Wenger necesita hacer, por necesidad. Despues de todo, es un economista y abogado trabajando en una actividad menor. Necesita elevarla a la categoría de arte, y es en esa necesidad, en nombre del pueblo y de la dignidad deportiva, que
Como Bielsa, defiende racionalmente la belleza: afirma que la posesión y la ofensividad son los caminos mas seguros, mas pragmáticos, al triunfo. Sin embargo, como el director técnico argentino, la utilidad de los demás recursos le parece nula, y allí fusiona su discurso científico (inutilidad) a su discurso aristocratico (fealdad, indignidad). Su plan de juego se torna entonces previsible, sus variantes radicales se vuelven nulas y entonces, en el escenario grande, falla: allí donde es necesaria la sorpresa para romper con los esquemas, allí donde hay igualdad o inferioridad de condiciones y la superioridad de nombres y funcionamiento no alcanza, a los equipos de Bielsa y Wenger les toman la mano rápido y fallan (siempre de pie, siempre con dignidad mediatica) en el golpe por golpe propuesto, dejando al descubierto el verdadero problema de un futbol de mitos aristocratizantes: en el golpe por golpe, gana el mas poderoso.
Arsenal, efectivamente, no fue ningún desafio para el Barcelona en la ultima Champions, donde se esperaba un duelo entre los juegos mas bonitos del mundo y se termino con un global de 6-3 (también perdió una final de Europa contra el Barsa de Rijkaard). Se enfrentan hoy, y se espera que aquel partido donde Messi rompió todos los esquemas no se repita. Sin embargo, Wenger, como los bielsistas, es de la opinión de que con apenas 3 o 4 pautas se puede marcar satisfactoriamente. Messi conoce esas 3 o 4 pautas a la perfeccion, y el campo de los Gunners asoma como tierra fértil para su gambeta. El cambio del libreto asoma como signo de debilidad, cuando en realidad representa la verdadera inteligencia: el fundamentalismo es puro orgullo, puro machismo, egoísmo; la inteligencia significa adaptarse a cada circunstancia por el bien común. El discurso hegemonico, sin embargo, tiene a dos tipos rectos, trabajadores y valorables (al punto que Wenger rechazo al Real por no tener proyecto), atados de manos, creyentes de sus mitos y acreedores de sus beneficios, pero carentes de la rebeldía necesaria para la gloria. Un desperdicio, en un punto.
Argentina y Chile, bajo el comando de Bielsa, sucumbieron ante Brasil por no cambiar el libreto. Toda una alarma para Estudiantes, ahora que recibe a un discípulo de Marcelo para continuar el trabajo de Pachorra Sabella, en su objetivo por reconquistar una copa donde enfrentara dos veces minimamente al Cruzeiro y cuyos rivales de mayor envergadura son los grandes brasileños (con absoluto respeto por los demas equipos, ya que cualquiera esta en condiciones de dejarte afuera). La continuación entre Toto y Pachorra se da a partir de una moral de trabajo y perfil bajo, pero en términos ideologicos Pachorra asoma como un hombre de inteligencia y Berizzo como un fundamentalista del libreto bielsista, con un par de declaraciones a-lo-Bielsa y aquel cambio absolutamente de Matias Sanchez por Barrientos (se pretendía ofensivo, pero el cambio provoco la perdida definitiva de la pelota y, en consecuencia, un retroceso notorio y un peligro palpable para el equipo de La Plata). El bielsismo, hemos visto, tiene un lado pincharratista (obsesion, preparacion, tactica) y otro lado antipincharrata (deseo de "jugar lindo por la gente" -citado del libro de bielsa- y de ir siempre al frente porque ir para atras es cobarde y no sirve; sostiene Bielsa, dijimos, que la ofensividad es infinita, en cambio defender se defiende con cuatro o cinco pautas. Una gran mentira y un insulto a la escuela pincha y a los equipos pobres de todo el mundo que hacen de su defensa un arte con fines de gloria).
Dicho esto, el verdadero modo de ser pincharrata es reconocer que se puede ganar con cualquier herramienta, ya sea jugar todos abajo o todos arriba, si se trabaja lo suficiente. En realidad la historia pincha (inclusive pos Zubeldia) ha tenido equipos de paladar exquisito; el tema es que en general esos equipos no comen vidrio y, si hay que ponerse el overol porque el partido lo requiere, lo hacen sin chistar, en lugar de hacer un fundamentalismo de la retorica. Eso, se espera, es lo que deberá entender Berizzo, mas alla de que no estemos de acuerdo en no jugar con 5, en poner 5 delanteros o lo que sea: son cuestiones puntuales que no comparto pero que no hacen al "ser pincharrata". El trabajo es lo mas importante, el resto son discursos cesgados para la charla con amigos.

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