jueves, 10 de febrero de 2011

La reproduccion

El establishment del futbol no puede dejar de pensar en el Barcelona. El Barcelona representa todo lo que siempre soñaron, y ahora se ha convertido en una moda. Como toda moda, se trata de un estereotipo, de una versión superficial lo que se adora.

Batista ha buscado resguardo en la figura del Barcelona, como los antiguos cuando nombraban a Aristoteles (palabra santa), y su proyecto (que ha presentado algunas aristas interesantes pero se ha encargado de vender el mismo humo ignorante que aman los medios) se ha convertido, sencillamente, en “imitar al Barcelona”. Lo repite seguido, y en seguida se terminan las preguntas, las explicaciones, y empiezan los elogios y las palmadas. Que loable, Don Checho, al querer alcanzar el ideal, la belleza, al querer inundar nuestros corazones de alegría con triangulaciones y toqueteiros cancheros.

Batista es el punto mas álgido del uso que se hace del Barcelona. Se lo invoca para proteger cualquier proyecto, pero se lo conoce solamente de modo superficial y son las superficialidades lo que se copia. Como reza la revista Barcelona (sincronicity?), se trata de una solución europea a los problemas argentinos, como siempre.

En tres niveles se copia al Barcelona, cada uno mas profundo que el anterior, y cada uno mimetizado de un modo mas superficial que el anterior. Primero, Batista intenta copiar el uso de las individualidades, explícitamente de Messi, que hace el Barcelona. Messi es para Batista el Messias. Procura ubicarlo en el mismo lugar que en su club y rodearlo de jugadores similares, esperando reproducir la alquimia mágica que lo hace funcionar tan bien. Pero en el Barcelona es un actor mas, importante pero parte de un sistema, mientras en Argentina es el salvador, y todas las pelotas lo buscan y el resto es un satélite de el. Sin alternativas mas que la gambeta de Messi ni adaptación al tipo de jugadores que tiene la selección en las posiciones de defensa y mediocampo (que hacen integralmente a la labor de Messi en el Barcelona, y a la labor del Barcelona en si), el equipo ha desplegado un juego bastante lejano al juego de toque y desmarque blaugrana.

Aquí entramos enseguida en el segundo nivel de mimesis: la reproducción táctica. Para ubicar al Messias en su lugar privilegiado, se copia el numero telefónico sin demasiado análisis. El doble cinco que presento Batista, por ejemplo, era un doble cinco recuperador; el doble cinco del Barsa es el motor de todos los ataques. Alrededor de Xavi y Busquets, los tres mediapuntas se disparan en diversas direcciones buscando el pase profundo. Se suman los laterales (que no existen en Argentina) para dar variantes y sorpresas. En Argentina, la recuperación de Mascherano es seguida, de inmediato, con el pase al salvador. En Barsa, Messi es el anteúltimo o el ultimo pase, de ninguna manera es el cerebro, el generador, y todas sus muchas asistencias son desde el borde del area. El problema es antiguo: en Europa juegan con cuatro líneas hace dos décadas, mientras que en Argentina, la tierra donde la táctica es un invento, lo mas similar a cuatro líneas (que permiten un juego mas fluido, un pasaje de ataque a defensa y viceversa, menos abrupto y mas voluminoso) es el enganche, que engancha mediocampo y delanteros. De el depende, básicamente, todo el ataque. No es para nada extraño que su figura, entonces, este siempre simbolizada como la del salvador, pues la dependencia en su lámpara mágica es absoluta; a la vez, esto genera que el enganche sea siempre, necesariamente, irregular, siempre jugando demasiado arriesgado, sin variantes para triangular y pasar, necesitado siempre de la gambeta y el pase maravillosos. Europa hace rato viene alargando la famosa manta corta, y el Barsa tiene en ello la ventaja, por ser heredero de la formula holandesa del futbol total, y perfeccionarla. Su ofensivo futbol no come vidrio, defiende con cuatro y adelanta su línea de defensores lo mas posible a partir de una presión asfixiante. Lineas cortas y colaboración de todos sus jugadores (no hay divismo y todos se raspan la cola) para recuperar: la mejor opción es el pelotazo de contraataque, pero utilizarlo (como hizo Inter) resulta inmoral, poco digno. Nada de esto muestra la táctica de la selección hasta el momento. La mistificación del equipo oculta el análisis completo (que incluye el muy buen trabajo en la recuperación de la pelota) del modo de juego del equipo blaugrana.

Por ultimo, se intenta a menudo mimetizar “el proyecto” o “la ideología” del Barcelona. No se tiene en cuenta, sin embargo, que se trata de un proyecto de décadas, que ha dado sus primeros frutos ahora con esta generación de jugadores de la cantera, que han mamado este estilo holandés desde pequeños, que se conocen a la perfeccion y han sido entrenados no solo jugando partiditos, sino practicando intensivamente ejercicios tecnicos para pulir las formas. El Barsa no hace tiki tiki. No come vidrio, no vende humo (aunque recientemente, en la opulencia, hubo que escuchar a Guardiola orgulloso de no concentrar). Trabaja en todos los niveles en serio, con un tiempo y un dinero del que no dispone ningún club latinoamericano, o la Selección, que quizás pueda costear un proyecto económicamente(pero no lo hace; venimos de doble debacle de Sub-20, no eramos el semillero del mundo?) pero no dispone del tiempo para criar un equipo.

Pero claro, es mas fácil decir que vamos a intentar jugar como el Barsa que asumir la imposibilidad y buscar alternativas reales, para ganar con lo que se tiene y con lo que se puede. Argentina no tiene una base fija, y pretendemos jugar con un equipo que se ve las caras y patea la pelota todos los días desde hace 15 años.

La reproducción de los modelos hegemonicos, la imitación de la opulencia, es peor que el resultadismo del que acusan a muchos laburantes serios, que no venden humo, atrasa, y los resultados negativos vienen sucediéndose hace tiempo ya con esto de la nuestra. Generan eterna dependencia, generan resultados desastrosos al enfrentar a quienes han realizado estos modelos descriptos con éxito. La posibilidad de conseguir un titulo mundial se aleja, y muy pronto seremos un Uruguay, contento con puestos de podio. Brasil al menos permanece por la fuerza de un pueblo muy numeroso y amante del futbol como nosotros. Pero también deberán dejar de creer en mentiras visuales y ponerse al dia. Quizas sea hora de terminarla y construir algo en serio, pero parece difícil la reacción, obnubilados como estamos por la maravilla aristocratica blaugrana.

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