sábado, 14 de enero de 2012

Boca no hace trampa: cambia las reglas

Santiago Silva ya está en Boca. No podrá jugar el torneo local, pero hay que bancarse que los tipos traigan un tipo por afuera de la reglamentación y que, lejos de ser penalizados o inhabilitado el jugador, se modifiquen las reglas del juego. Son varios los equipos que han sufrido la reglamentación por las incorporaciones, entre ellas Estudiantes de cara a Abu Dhabi, cuando no pudo contar con José Sosa por decisión de FIFA, cuando el jugador llegó meses antes de la competición con todo en regla. El pase de Silva, en cambio, fue un complejo ir y venir con varios participantes perjudicados (puntualmente Vélez, que se bajó de las negociaciones por el mismo inconveniente que Boca pudo destrabar).

Boca opera como un matón. Te llama al jugador por teléfono antes de hablar con vos, le llena la cabeza con promesas, te lo pone en rebeldía y lo tenés que dejar ir porque sino se enchincha. Todos los mercados de pases ocurre lo mismo, y ya desde este espacio habíamos repasado esa situación de absoluto abuso de poder. Esto, sin embargo, es un extremo nunca visto que pone en dimensión lo que es el poder que Boca ostenta a nivel mundial. FIFA no permitía que un jugador participe en tres equipos en una sola temporada, pero decidió cambiar la regla tras el lobby del Xeneize y no le importó quedar en offside. Tampoco, los perjudicados por esta legislación nueva.

Vale decir que es de hecho una legislación bastante saludable, más allá del provecho que le puedan sacar los baldoseros de nuestro fútbol, para evitar los famosos “cuelgues” de un mes tan comunes cuando se hace una venta y el jugador no consigue adaptarse a su nuevo destino. También sucede a menudo con las compras caprichosas de los nuevos barones del fútbol, que adquieren jugadores sin concimientos de su potencial, por un par de DVDs o un par de titulares de los diarios, y a la llegada el DT del equipo se encuentra con que el jugador es medio croto. Pasa. Y los jugadores desperdician seis meses de su corta carrera.

Pero que la ley sea buena no implica que el cambio se tenga que dar de esta manera, por pedido expreso de un club. Si FIFA se hubiera reunido y hubiese decidido cambiar la legislación antes del mercado de pases, hubiera sido justo. Así solo demuestra que, mientras uno tenga peso en AFA, FIFA o lo que sea, puede meter presión y las reglas se distorsionarán acorde a sus deseos.

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