Belgrano tiene muy claras las ideas, y el gol tempranero le facilitó todo: Melano empujó una pelota que envió Velasquez, que apareció solito a espaldas de un Modón titularisimo en ataque pero caótico en el retroceso, a menudo imantado por la pelota. Modón está en la lista no oficial de prestables, pero aún con sus desobediencias tácticas, propias de un jugador que pasó su vida de juvenil como volante, jugó más que el Angeleri lateral. Porque, por caso, mandó el exquisito centro que cabeceó Carrillo para el gol, una conexión madie in Inferiores para sellar el empate que dejaría a Estudiantes con 48 puntos en la temporada. Y así, llegó el día: el Pincha arrancará, por primera vez desde la temporada 2003-2004, con una campaña sub-50 en el lomo.
Fueron varios los momentos que
anunciaron este desenlace y que pedían a gritos transición y
seriedad sumapuntos: pero curiosamente este momento indeseable llega
en medio de un prometedor presente. Hay un técnico con ganas de
hacer escuela, firme defensor del cerrojo en el arco propio y con
cifras alentadoras no solo teniendo en cuenta el estado en que tomó
el equipo, sino en cualquier circunstancia. Hay, además, un equipo
comprometido con el entrenador, con su laburo serio, obsesivo y de
punta.
Pero sobre todo porque en un panorama
donde el futuro asomaba complicado, florece promisoriamente la
juventud. Modón y Carrillo, claro, que quizás busquen sumar
partidos en otro lugar; pero además, la seguridad de vuelo
andujariano de Rulli, la fortaleza y valentía de Silva, de gran
pegada, el coraje del sucesor de Chapu, Gil Romero (que ayer jugó un
ratito nomás), el habilidoso y despreocupado vértigo que le imprime
Correa al ataque: de ese círculo surgió ayer la arrasadora media
hora de Estudiantes que abarcó los últimos 15 del primer tiempo y
el primer cuarto de hora del segundo. Cada vez más afianzados, ellos
serán parte de la columna vertebral del futuro inmediato,
apuntalados, claro, por los gritos de Desábato, y, si los planetas
se alinean, por un doble cinco de los mejores de la historia: si
sigue Braña y vuelve Verón, Estudiantes enfrentará finalmente el
proceso de transición como debería, los viejitos ordenando y los
pibitos rompiéndola.
Por supuesto que no todo es un prado
colorido en el porvenir: los 98 puntos que acumula Estudiantes
obligan a no resbalar desde este instante. No será responsabilidad
solamente del equipo o el entrenador: los dirigentes deberán apuntar
con mucho cuidado los refuerzos, cuidandose del despilfarro pero
buscando una necesaria jerarquización, y con el agregado de tener en
consideración el presente de los pibes, para no volver a taparlos en
la oscuridad. Porque el futuro son ellos, y el futuro ya llegó. Y
llegó bastante mejor que lo que, hace apenas meses, imaginaban en
calle 53.
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