martes, 28 de agosto de 2012

Estudiantes se busca


Tras sinuosas cuatro fechas, Estudiantes parece estancado. Fueron cuatro fechas donde se alternaron buenas con malas, ilusiones con decepciones, pero donde a fin de cuentas el equipo de Cagna no terminó de despegar. Ayer jugaba un muy buen primer tiempo cuando un contraataque de Colón mostró la fragilidad del Pincha y cambió el partido. El pecado original que parece determinar el andar del albirrojo en este torneo parece ser cierta ingenuidad táctica defensiva, que deja demasiada cancha y que ni siquiera el veloz Angeleri, el experimentado Chavo o la prestación constante de Ré pueden resolver.

Pero tampoco es que Estudiantes se desprotege a cuesta de un ataque voraz: lleva cuatro goles en cuatro partidos, promedio que lo obliga, al menos, a defenderse fuerte para ganar y, por supuesto, a no cometer las ingenuidades de los dos partidos de local: pelotas paradas cerca del área, manos, marcas laxas y distraidas... Hemos analizado esto hace un par de semanas, cuando tirar el offside en mediacancha con Desábato y Alayes de centrales le costó el partido ante un equipo que, diga lo que diga la historia, es de flojito para abajo, como demostró su paupérrimo encuentro ante San Lorenzo, otro candidatazo a la nada. La victoria en Boedo sigue valiendo tres puntazos, pero la mejoría de aquel encuentro no fue la pintada: el rival hizo lo suyo y el Pincha tuvo la pelota, pero nunca fue peligroso.

Lo mismo ocurrió anoche, donde tras un primer tiempo de bastante movilidad, combinaciones riquísimas y la constante insinuación de peligro, Estudiantes registraba solo dos jugadas de peligro. Colón, con la mitad, tenía un gol. Terminaría con dos goles habiendo pateado dos veces al arco. Además de una verdadera bestia negra, el Sabalero es en verdad largamente el mejor rival que ha enfrentado Estudiantes esta temporada, como lo demuestra su posición en la tabla... y tampoco (con un partido entresemana en el lomo, es cierto) hizo demasiado en el estadio Ciudad: el torneo está para el que más rápido cierre filas y, mancomunado, se crea capaz de quedarse con todo y robe los puntos que el resto despilfarra falto de convicción.

Es cierto que vale la intención de juego que muestra el equipo de Cagna. También que Román Martínez (ausente ayer por el destape de las triangulaciones) aportó algunas pinceladas nomás, Jara sigue verde y Braña aún continúa atado a su rol de marca, lejos de aquellos partidos exquisitos de la era Sabella: sobre ellos reposa la ilusión de volver más voluminoso el juego pincha. Además, el nuevo esquema ubica a Iberbia de lateral-volante, y con voluntad no se tiran buenos centros (del otro lado Jara sufre en el retroceso y en su irregularidad se nota su juventud). El ataque parece funcionar pero en tres cuartos de cancha agota sus variantes y se reduce a la inspiración de la Gata, la voluntad y enorme eficacia de Carrillo y el inesperado nivel alto de Núñez: ayer ellos gestaron el empate. El equipo espera la recuperación de Duvan, que tampoco es Batistuta y además está bien cubierto por el magdalenense: el problema parece estar en el funcionamiento, demasiado estático y dependiente de arrestos individuales. El esquema no terminó de solucionar los problemas defensivos pero los mejoró notablemente respecto al encuentro con River; como contrapunto, ofensivamente ofrece poco esta táctica que precisa de bandas profundas con hambre de área.

La gente mostró ayer una saludable paciencia. El hincha genérico, y hay pocos hinchas más sabedores de fútbol (el que se juega en las canchas, no en los diarios) que el de Estudiantes, veía ayer como el Pincha caía por segunda vez en cuatro fechas, las dos veces como local, y aún así empujó a un equipo que, tras el primer gol colonista, perdió paulatinamente la brújula y terminó yendo hacia adelante solo por ímpetu, sin argumentos. Empató sobre el final, pero un penal tonto de Desábato, que no modifica las conclusiones, lo dejó sin nada.

Pero el público, aún así, entendió la realidad: la transición pos Verón será dura. Estudiantes busca rellenar el enorme vacío futbolístico dejado por la Brujita no a partir de una figura mesiánica sino desde el esfuerzo colectivo: saludable superación. Es un equipo honesto, humilde, laburador, que escucha a un DT que tampoco miente y busca soluciones sin orgullos nocivos. Pero todavía no las encuentra, y tampoco encuentra Estudiantes su lugar en el torneo: la segunda derrota de local deja a los de Cagna inmersos en la irregular medianía general. El Pincha quiere sacar la cabeza del barro de mitad de tabla, pero todavía le falta. Quizás el equipo se termine de armar en estas fechas: pero si no lo hace, no debe ser motivo para la desesperación sino para mostrar paciencia y esperar resultados a un plazo más largo que 19 caprichosas fechas, coherencia que viene escaseando en los recientes proyectos futbolísticos de Estudiantes.

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