miércoles, 18 de julio de 2012

El modelo de los crotos: hacia una política de las incorporaciones





Estudiantes cerró su gran compra del mercado: se aseguró (previo descarte bostero) la llegada de Román Martínez, eximio jugador e idóneo reemplazante del irreemplazable Verón. Andújar es imposible, Mercado se va, Cellay entrena con Boca en medio de una gran incógnita y la Gata, al parecer, sigue. Con prolijidad, se mueven los dirigentes para reforzar la defensa (bien apuntado Pellerano, valioso el posible retorno de Alayes y Angeleri) y quizás traer algún volante más, dado que Carbonero parece haberse encaprichado con no volver (ya hablaremos de esto más adelante).
Ahora, ¿debe Estudiantes buscar algo más que lo señalado? No seamos ingenuos ni para un lado ni para otro: de clasificar a la Sudamericana, el actual plantel (sobre todo contando que varios de los que trotan por City Bell no serán tenidos en cuenta) no cuenta con recambio asentado, y si bien hay varios pibes que asoman, no dejan de ser chicos en formación; por el otro lado, Estudiantes está hoy fuertemente endeudado, por lo que quizás conviene continuar la depuración, desistir de traer más refuerzos y enfocarse en un sólo torneo, con el otro sirviendo para mostrar a los pibes.

El ejemplo a seguir es el de los crotos. El de All Boys, Arsenal, Unión, que con poco hacen mejores campañas que nosotros. No se trata de crear un compendio de picapiedras sino de bucear antes de comprar, de comprar barato y vender caro, de descubrir uno y no que descubran los demás y te lo vendan. En los mercados de pases reside una porción grande del éxito posterior en el fútbol de mercado de hoy: quien compra nombres compra caro, compra marca. Así ha hecho Estudiantes durantes los últimos mercados de pases, queriendo asegurar calidad a precios altísimos. La apuesta era más segura que traer, digamos, pibes de la B Nacional, pero mucho más cara y, finalmente, inefectiva. ¿Hace cuánto no hace Estudiantes un gran negocio?

Trajo a Nelson Benítez, que se fue sin dejar un peso y perdonando una deuda. Un sueldo alto durante dos años que dejan ni plata ni rendimiento. Ni hablar de José Luis Fernández, a préstamo de Europa, o de Coria. Mercado, una inversión alta pero al menos rendidora, se va dejando casi lo mismo que lo que costara: Estudiantes lo mejoró y a cambio, nada. Algo similar a lo que ocurrió con el uruguayo Díaz. Enzo Pérez y su paso fugaz acrecentaron la deuda y nada más. En el medio, ante tanta partida, el tirito para rejerarquizar al Pincha: en una movida verdaderamente humeante fueron a buscar a Sosita. A José lo dejó ir la dirigencia anterior a Ucrania por no poner los dos palos que pedían, una inversión que asomaba perfecta desde el lado de la calidad deportiva, la pertenencia y la economía (lo venidmos a cuatro veces más, y encima tiene valor de reventa). Ahora, si bien algunos medios desinformaron que Sosa no era tenido en cuenta, el pibe la rompe, es capitán y piden 10 palos para rescindir. Otra vez se perdió un negocio.

Ni que hablar lo que pasó con Carbonero: el colombiano llegó a Argentina, quería mimos y se encontró con un club turbulento, algunos chiflidos y mucho banco. Alma sensible, no le gustó, y cuando campeonó con Arsenal creyó que era justicia divina. Bueno, Carbonero que juegue donde quiere: no nos rasguemos las vestiduras por un muchacho que dista de ser Van Basten. Lo lógico es que dejara plata pero... ¿qué hay en ese misterioso y complejo contrato? Que mal se han portado los dirigentes que ni siquiera podemos vender a un jugador que tiene contrato con la institución.

Malos negocios por doquier resultaron en algunos momentos que recordaron, por la cantidad de aves de paso, a lo peor de los 90. Se llega hasta acá producto de un proceso largo, lleno de especulaciones sobre si quienes se beneficiaban con este proceso de vaciamiento eran representantes oscuros o dirigentes inescrupulosos (el club, seguro que no). Hoy el plantel tiene jugadores grandes conviviendo con pibes verdecitos. No hay hoy futbolistas en su momento justo de madurez futbolística.

Además de la impericia dirigencial y de varios chanchullos, hay que resaltar el papel de la histeria que corre en el fútbol argentino: un día necesitamos pelear con 10 refuerzos, al otro tienen que jugar 10 pibes. No hay que desvalorizar los mercados de pases y depender 100% de la cantera, tampoco comprar doce tipos en euros: hay que buscar bien, buscar prolijo. Bucear el mercado, dejar de mirar tanto a las figuritas, buscar pibes en otras categorías, en otros países. No traer a Kalinski: el negocio con el pibe de CASLA era antes de que se fuera de Quilmes, ahora te venden a dos palos a un muchacho del montón. Y sobre todo, no traer por traer, no traer por nombre, por tentación; menos por sugerencia de terceros... Estudiantes debe volver a edificar su inteligencia, construir una oficina seria que siga a potenciales incorporaciones desde inferiores, que rastree por el mundo, que mire fútbol: sólo desde allí puede aventajar, sobre todo en estas épocas de vacas flacas, a las poderosas billeteras de capital federal.

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