viernes, 28 de enero de 2011

Adiós al paraíso

Al final de nuestra entrada de felicitaciones al equipo putañero alemán Sankt Pauli, ya lo decíamos: el club, una bandera contra toda la mierda bella del fútbol, corría el peligro de volverse consustancial al sistema, fagocitado por éste como algo excéntrico y divertido, no como un peligro real. Llegó el día de la confirmación. No vamos a hacer otra cosa que pegar la nota publicada en el genial sitio La Redó, inspiración siempre. Lean y lloren...

Adiós al paraíso
Por Matías Varela para La Redó!

El fin de una era (?). Un relato desesperado sobre la cancelación de los hermosos espectáculos que se dan en el estadio del no menos grosso FC St. Pauli.


Buenas tardes señor. Si, a usted le estoy hablando. No se haga el dobolu (?), présteme atención. ¿Tiene un minuto? Tengo algo que contarle, necesito su opinión. Entremos en el juego de las suposiciones (?). Imagine que usted tiene la oportunidad de ir a ver al estadio al equipo de sus amores, como todos los fines de semana. Algo normal, ¿vio? Bueno, ahora agréguele que va a ver el partido, pero sentado en un cómodo sillón, con aire acondicionado, tomando algún que otro copetín y degustando algunos bocadillos como para que no pique el bagre.

Ahhh ahí va mejorando la cosa, ¿vio?. Bueno, y que pasa si le cuento que mientras ve el encuentro whisky en mano, comiendo y sin aguantar el olor a chivo y a pachuli (?) de la muchachada, de golpe aparecen cinco generosas muchachitas que bailotean en un caño ligeritas de vestimenta, y que ante cada gol de su equipo, sale una prenda de ropa y… ¡opa!… ¡Le están brillando los ojitos, picarón! (?) ¿Eso es el paraíso, dice usted?

Permítame que le cuente que ese paraíso que conjugaba a la perfección PF&A y fulbo existió hasta hace poco en Alemania, más precisamente en el distrito Sankt Pauli de Hamburgo. Allí, cuando hacía las veces de local el St. Pauli, otrora equipo del gran Matías Cenci (?), se desataba una fiesta de lujuria, sexo, Duhalde (?) y rock n’ roll como no se conocía en ningún otro sitio en tierras germanas.

Sucede que en Europa es normal que los clubes alquilen algunos de sus palcos VIP a empresas privadas, que a su vez organizan fiestongas mientras se juega el partido en cuestión. Lo normal es que en esos cómodos recintos haya bebidas alcohólicas, morfi y algún que otro raviolazo (?), pero parece que los muchachos del St. Pauli decidieron ir un poco más lejos y profundo.

La vasta historia antifascista y de apertura abierta contra el sexismo, el racismo y la homofobia de este equipo que ascendió hace poco a la Bundesliga, fue aprovechada por un local de shows eróticos con un sugestivo nombre: “Susis Shows bar”. Estos empresarios de la buena vida (?) decidieron reconvertir el palco que habían alquilado y lo ambientaron como un auténtico cabarute, con caño, barra, luces de colores y todos los chiches (?) para agasajar a sus clientes predilectos con ese pequeño jolgorio que le comenté hace un ratito.

Los putañeros invitados disfrutaban de goles, tetas, culos y pocholas (?) por partes iguales en cada encuentro. Pero resulta que los inquilinos olvidaron un pequeño detalle: no cambiaron los vidrios del acalorado recinto, no translúcidos. Entonces, lo que era una fiesta para unos pocos, se convirtió en una pseudo orgía multitudinaria. Cada córner, cada tiro libre, cada avance por más insignificante que fuera, era un derroche de calentura incomensurable: por momentos todo el estadio se olvidaba del fobal y los hinchas sólo buscaban saciar su pajerismo, literalmente hablando.

Ojo, yo no los critico, yo estuve ahí, y era realmente impresionante. La verdad que las alemanas estaban más buenas que bajonear una pizza fría que encontraste en la heladera un domingo a las 7 de la mañana (?). Pero Ud sabe bien que así como una noche de joda no es tal si no termina en un putete (?), lo bueno acaba pronto. Los directivos del club se pusieron en ortibas (?), y decidieron que el equipo no podía dar semejante imagen al resto del país, a pesar de que el distrito está considerado como la zona roja de Hamburgo. Manga de caretas. Así que prohibieron los bailes eróticos durante los encuentros, y ahora los partidos volvieron a ser lo que eran antes: un bodrio.

Haberse visto, ¡qué falta de respeto, que atropello a la razón! Mire que paradoja: Adán y Eva fueron expulsados del paraíso por probar la manzana prohibida. Y en este caso, el paraíso comenzó gracias que probaron la fruta vedada (?), pero se les fue la mano, y adiós tierra prometida.

Ahora bien, usted se preguntará: ¿Qué hace este tipo contándome todo esto en un puesto de choripanes en Isidro Casanova? Bueno, yo observé que usted bajó de su auto y está morfando algo rápido al paso. Y también noté rapidamente por su prestancia que usted es el tipo de persona que encajaría perfectamente en mi proyecto: usted podría ser uno de los inversionistas para reeditar ese paraíso alemán, pero en la cancha de nuestro querido Almirante Brown. Imagínese usted la cantidad de clientes que tendríamos, desesperados por ver en bolas a Las Marineritas ante cada gol del Indio Bazán Vera. ¿Qué me dice, eh?

http://www.la-redo.net/adios-al-paraiso-51084/

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