lunes, 25 de julio de 2011

Uruguay, supercampeones


Equipo, en serio. Aguerrido y compacto, identificado con una causa, con un proceso, paciente, sabio. IMPASABLE. Una muralla de voluntades hermanadas que redefinen con su juego lo que es la lealtad: no la mariconeada del toque, que suele ser gozador y desleal, sino el sacrificio sin concesiones. No pasarán. Meter, jugar al límite, dejar todo, es la única forma de respetar al rival, y no tirando caños intrascendentes.

El Gol Colectivo: todos empujan para convertir

Y todos empujan, y todos meten y todos juegan, como si se tratara de un capítulo de Supercampeones. El fútbol, lo sabía Gramsci y también Takahashi, es el reino de la lealtad humana ejercida al aire libre. No puedo pensar en otro equipo, salvo Estudiantes, que cuadro mejor con esta definición.

Uruguay campeón. Los orientales no se creyeron mejores que nadie: lo fueron.




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